"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Caminos de ida y vuelta

que_la_razonEsta semana me gustaría también hablar de viajes, aunque en el sentido más metafórico de la vida como viaje cuyo itinerario, en principio, es desconocido. Hay personas que tienen la suerte de viajar siempre en línea recta, ya sea porque una mayor intuición o inteligencia le impulsó a tomar el camino correcto, ya sea porque, al no encontrar ningún obstáculo, nunca se vieron en esa necesidad. Pero hay personas que a lo largo de su vida, por una experiencia personal, por evolución ideológica, contacto con otras culturas o por la razón que sea, cambian su trayectoria, llegando incluso a desandar lo andado para ‘navegar’ en el sentido contrario.

Precisamente por eso me choca tanto ver como algunos de los que ‘navegan’ por Dos Manzanas se insultan o se tratan entre sí de ‘enemigos’ solamente por tener distintas ideas o creencias o por el hecho de pertenecer a asociaciones de distinto signo. A todas las personas LGTB es tanto lo que nos une, que me parece poco práctico insultar a otro porque sus convicciones no coincidan al cien por cien con las nuestras, sobre todo porque hay muchas posibilidades de que esa persona, en algún momento, necesite armarse de valor –hace falta valor para abandonar el camino ya aprendido- y cambie de opinión y acabemos teniéndole como compañero de viaje. Y entonces, ¿qué le diremos?: ‘Ah, hola, ¿qué tal? Perdona por despellejarte en aquella ocasión, y en aquella’.

Pondré como ejemplo la asunción o no de algunos elementos ‘culturales’ -incluyendo lugares, estética, costumbres- ajenos por completo al mundo heterosexual, que es una de las cuestiones que más acaloradamente nos hace discutir. Algunos no están de acuerdo con estos elementos diferenciales porque, según mantienen, nos aíslan de la sociedad. El reto para estas personas –que también son miembros de la familia LGTB, no lo olvidemos- es la naturalidad, contraria a la visibilidad militante, a la que consideran artificiosa y contraproducente. Esta postura resulta tentadora -ganarles a su propio juego, marcarles un gol en casa-, pero presenta el problema de la ‘no uniformidad’ del universo LGTB. ¿Qué pasa con aquellos que, por circunstancias adversas –haber nacido en un entorno desfavorecido, ser transgénero- no puedan satisfacer los estándares del estilo de vida heterosexual? Es entonces cuando se hace patente que postular como única vía para nuestro colectivo la disolución misma del colectivo y la plena integración de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales en un mundo hecho por y para heterosexuales no es la solución perfecta, aunque los que pretenden eso estén cargados de buena voluntad. Y no lo es porque, a día de hoy, la sociedad heterosexual es predominantemente excluyente con respecto a nosotros.

Me permito sugerir que no debemos caer en la tentación del desencuentro. Lo importante en nuestra lucha es sumar, y no restar. Como en una familia, es conveniente no llegar nunca a decir cosas de las que luego puedes llegar a arrepentirte, y me incluyo porque alguna vez lo he hecho. Podemos sentirnos defraudados cuando otros gays consideran la visibilidad como una imposición excluyente a la que debemos renunciar. Es lógico cuando nos ha costado tanto avanzar en esta materia. Pero insisto en que los posicionamientos en este sentido -y en otros que también son motivo de desacuerdo- pueden variar según la experiencia personal de cada uno. Habrá personas LGTB que puedan llevar una vida plena confundidos entre heterosexuales, que nunca tengan que abandonar su grupo de amigos del instituto y los mantengan para siempre. Pero por si se ven obligados a cambiar de trayectoria, en vez de tirarnos los trastos, tal vez sería mejor no cerrar la puerta al diálogo. Por las malas nunca, incluso llevando la razón, porque en todo caso sería sólo nuestra razón, basada probablemente en muchos argumentos irreprochables, pero también en la experiencia personal, que puede variar.

Sé que cuesta seguir remando cuando ves a los que te son cercanos remar en la dirección opuesta, pero la vida tiene estas cosas, y no vamos a torpedearles el barco para que se hundan. Al fin y al cabo todos somos familia, y en cuanto a la vida, la mayoría de los caminos son de ida y vuelta.

Comentarios
  1. elputojacktwist
  2. Guillermo
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  4. al
  5. zarevitz
  6. zarevitz
  7. JaviMurcia
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  11. fanta letal que no mirinda asesina
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