"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Democristianos y luteranos más conservadores, inquietos ante la previsible aprobación del matrimonio homosexual en Finlandia

El matrimonio entre personas del mismo sexo calienta motores en Finlandia. Mientras en el campo civil la mayoría de los partidos se muestra de acuerdo en aprobar la ley después de las próximas elecciones, la iglesia luterana finlandesa (confesión mayoritaria en ese país) debate sobre la repercusión de la ley a nivel religioso, con posturas muy divididas.

Un dato sintomático es el nerviosismo de los democristianos, que junto al Partido de los Verdaderos Fineses (extrema derecha), se oponen a su aprobación. Los democristianos ya han avisado que consideran el asunto muy importante, y que no formaran parte del futuro Gobierno si forma parte de su programa. El presidente de su grupo parlamentario, Bjarne Kallis, ha expresado además sus dudas de que el resto de partidos tenga una posición tan clara como parece ahora. Por su parte, la eurodiputada democristiana Sari Essayah ha manifestado que los derechos de las parejas homosexuales pueden quedar garantizados mejorando la ley de uniones civiles «sin tocar» la institución del matrimonio.

Los democristianos son un partido minoritario, por lo que su posicionamiento puede ser simplemente un intento de atraer electorado conservador tanto de Coalición Nacional (el partido de derecha más importante del país) como del Partido del Centro, que a día de hoy aparecen como favorables a la aprobación de la ley.

Otro termómetro de la situación es el intenso debate que se está produciendo en el seno de la iglesia luterana finlandesa, pocas semanas después de elegir tanto a un arzobispo de Turku («cabeza» de esta confesión) como a una obispa de Helsinki (su diócesis más importante) con un historial claramente favorable a los derechos LGTB. Sus sectores más conservadores alertaron de que si la ley resulta aprobada, la iglesia podría verse obligada a celebrar matrimonios homosexuales contra su voluntad (llegaron a reclamar que, en ese caso, la iglesia renunciara a la capacidad de celebrar matrimonios). Todo apunta a que se trató de un intento de presionar a la opinión pública, sin demasiado éxito, dado que desde los partidos favorables a la nueva ley se apresuraron a desmentir que fuera a ser de obligado cumplimiento por parte de la iglesia.

Al mismo tiempo, destacadas voces del luteranismo finlandés se han declarado ya claramente a favor de debatir abiertamente el tema en el seno de la propia iglesia. Es el caso de Mikko Heikka, obispo de Espoo.

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