La vasca Sonia Bañeza intentará ser la primera mujer abiertamente transexual en coronar un «ocho mil»

Sonia Bañeza y Sonia Bustillo son dos mujeres vascas cuya historia, ejemplo de visibilidad transexual, recoge este martes un reportaje del diario El País. Empresarias y madres, ambas se encuentran en pleno proceso de reasignación. Sonia Bañeza, además, quiere ser la primera mujer abiertamente transexual en coronar la cima de un «ocho mil».

El País recoge detalles de su proceso de reasignación, más avanzado en el caso de Sonia Bañeza, que ha servido de guía a su amiga Sonia Bustillo. «Cuando decides dar el paso siempre buscas algún punto de referencia de alguien que te sirva como guía«, cuenta Bustillo. «Es difícil hacer entender a la gente lo que nos pasa, por eso hay tanto sufrimiento. Imagina lo que es cuando te miras al espejo y lo que ves no está reflejado con lo que sientes. No encontrarte a ti misma«, explican ambas.

Bustillo, de 44 años, es gerente de un taller mecánico en Deusto, un sector en el que no abundan precisamente las mujeres. «Los clientes me dicen: ¿Me vas a reparar igual el coche que antes?«, cuenta. «Claro que sí, no hay que dudar de la profesionalidad porque seas mujer«, les responde. Bustillo recuerda, con orgullo, un día en la Asociación Errespetuz de Bilbao: «Vinieron los padres de un hijo transexual de 24 años y se alegraron de ver que éramos gente normal. ¿Qué se pensaban?«.

Sonia Bañeza, responsable de una empresa de pinturas y aficionada al alpinismo, quiere ser la primera mujer abiertamente transexual en coronar la cima de un «ocho mil». El recuerdo de la escritora y periodista transexual Jan Morris, que antes de su proceso de reasignación cubrió para The Times la histórica expedición al Everest de Edmund Hillary y el sherpa Tenzing Norgay en 1953, está presente en la entrevista. En octubre, como preparación, Sonia Bañeza quiere viajar a Nepal y subir hasta los 6.500. Si todo va bien, en la primavera de 2012 lo intentará con el pico Cho Oyu (8.201 metros), la sexta montaña más alta del mundo. «De alguna manera ya he subido mi propio ocho mil para lograr ser mujer, pero es un reto personal y un sueño para cualquier alpinista con el que quiero mostrar el espíritu de lucha de los transexuales«, concluye.