Nuevas presiones sobre la izquierda salvadoreña para incluir en la Constitución la prohibición del matrimonio igualitario

En El Salvador los grupos políticos conservadores han vuelto a la carga en sus intenciones de consagrar en su Constitución la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo, que ya fracasó en 2009. Los diputados de la comisión de Legislación y Puntos Constitucionales de la Asamblea legislativa así lo acordaron este lunes. La decisión depende ahora del pleno, en el que el izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) dispone de mayoría. Las presiones para que vote a favor no se han hecho esperar, aunque según las últimas informaciones el FMLN parece resistir el embate.

En septiembre de 2009, el FMLN, que gobernaba entonces y que sigue gobernando ahora, aguantó fuertes presiones de la iglesia católica y se negó a dar su apoyo a la iniciativa que, de haber sido aprobada, hubiera consagrado en la Constitución la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo, al definir dicha institución como una unión entre un hombre y una mujer. El FMLN había votado a favor de la reforma antes de las últimas elecciones, tras ser presionado por el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar, pese a que su posición inicial era contraria. Sin embargo, era necesaria una segunda votación tras las elecciones, ya constituida la nueva Asamblea, y el FMLN recuperó su posición original.

Ahora, dos años y medio después, los grupos homófobos vuelven a intentar la modificación constitucional. Una reforma que día de hoy no supone ningún cambio en la situación de los derechos LGTB en El Salvador, dado que el matrimonio homosexual ya está prohibido por la legislación ordinaria (y así es previsible que siga siendo) pero cuya carga simbólica es indudable.

En 2009, el arzobispo de San Salvador llegó a pedir a los partidos de derecha que boicotearan los presupuestos generales del estado para chantajear así al partido gobernante y conseguir su voto. Entonces el FMLN resistió las presiones. Habrá que ver que sucede ahora, cuando oposición política (en concreto las fracciones de ARENA, GANA, PES y CN), iglesia católica, grupos evangélicos e incluso instituciones como la Cámara de Comercio se han unido para conseguir que la medida salga adelante. Por su parte, varios legisladores del PES y de ARENA, dos de los partidos que promueven la reforma, refieren entretanto aceptar un cierto reconocimiento jurídico de las uniones entre personas del mismo sexo, pero siempre que primero se ceda y se blinde constitucionalmente el matrimonio como una institución heterosexual. Una posición que más parece encaminada a «vender» su proyecto de reforma que a asegurar derecho alguno para las parejas del mismo sexo.

Afortunadamente, según las últimas informaciones, el FMLN no parece dispuesto a votar la reforma constitucional, alegando precisamente que el matrimonio ya está definido en la legislación salvadoreña como entre un hombre y una mujer.