La Asociación Americana de la Abogacía votará para que se impida utilizar el «pánico gay» como estrategia de defensa

La Sección de Justicia Criminal de la Asociación Americana de la Abogacía (American Bar Association) ha propuesto que en su código de conducta se establezca que los abogados no puedan plantear como defensa el “pánico gay”. De esta manera se evitará que las víctimas de actos violentos vean su orientación sexual utilizada en su contra. Básicamente, con el «pánico gay» se pretende legitimar la violencia contra las personas LGTB porque un mero acercamiento de las víctimas puede causar un temor insuperable al agresor.

La defensa por “pánico gay” ha sido utilizada en numerosas ocasiones, empezando por el terrible asesinato de Matthew Shepard, del que ahora se cumplen quince años y cuya brutalidad ocasionó un fuerte movimiento de protesta. Este movimiento culminó en 2009 con la ley que lleva su nombre, por la que se incluye la orientación sexual de las víctimas en la lista de delitos de odio. La misma defensa fue utilizada por los abogados de Brandon McInerney, un muchacho de catorce años que asesinó su compañero de instituto Lawrence King, aunque al final, tras un acuerdo, fue condenado a 21 años de cárcel. También ha sido usada recientemente por la defensa de Lawrence Reed, acusado en marzo de este año del asesinato de Marco McMillian, primer candidato abiertamente gay a la alcaldía de Clarksdale, Mississippi.

La Sección de Justicia Criminal de la Asociación Americana de la Abogacía quiere acabar con este subterfugio, y para ello ha aprobado en votación el exponer en la asamblea anual de la asociación la reforma de su código de conducta, para que incluya la imposibilidad de utilizar en un juicio la orientación sexual en contra de las víctimas de delitos violentos. La asamblea, y la consiguiente votación, tendrá lugar en el próximo mes de agosto. A la Asociación Americana de la Abogacía están afiliados más de 400.000 abogados, y a su código de conducta están ligados profesionales del derecho de 49 estados.

La Asociación Nacional de Abogados LGTB ha expresado su satisfacción por esta propuesta, considerando que “esta resolución pone fin a una injusticia de muchos años en nuestro ordenamiento jurídico y da voz a un sinnúmero de personas lesbianas, gais, bisexuales y transexuales víctimas de la violencia, a las que nunca escuchamos porque ya no están aquí para hablar por sí mismos”.

No solamente en los Estados Unidos ha sido utilizada esta defensa. En España, el asesino de dos jóvenes homosexuales, Jacobo Piñeiro, fue absuelto en 2009 por un jurado popular tras alegar su abogado defensor que se había visto obligado a asestar 57 puñaladas a sus víctimas “para evitar una violación”, sin tener en cuenta que tras el asesinato se demoró lo suficiente como para ducharse y posteriormente robar e incendiar la casa. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia anuló la sentencia y el juicio tuvo que repetirse. En esta segunda ocasión, en el año 2010, el acusado fue condenado por doble asesinato y un delito de incendio a una pena de 58 años de cárcel, sentencia que fue confirmada por el Tribunal Supremo, al estimar que, tal y como había resuelto antes el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, el recurso presentado por la defensa se hallaba “completamente huérfano de fundamentación”, tanto por las atenuantes invocadas de “miedo insuperable, trastorno mental transitorio y superación de una situación límite que le hacía temer por su vida” como porque los motivos formulados carecían “de amparo procesal”.