Dos mujeres frente al mar

Cuatro amigos y dos tragedias. Una, más de telediario, de esas que hielan la sangre, la de Valeria y Nacho, una pareja de novios que se adoran pero a los que la vida les lleva por sitios realmente espantosos. La otra, una tragedia íntima, de esas que hielan el alma, la de Nuria y Elisa, dos amigas que se adoran pero a las que la sociedad, el miedo, la homofobia les arrastra a pozos de soledad, indignidad y silencio.

Clara Asunción García, a la que ya conocemos por El primer caso de Cate Maynes y La perfección del silencio, publica en digital Elisa frente al mar, con ese estilo tan particular y tan cercano de contar las cosas y plantando cara a la homofobia y la invisibilidad que ha atenazado siempre el mundo lésbico, en particular.

“Malgasté años en comprender, asumir, resurgir, gritar a pleno pulmón, despojándome por el camino de todo el lastre de una educación, de un sistema, de una sociedad marchita y caduca, como si de un pellejo pútrido e infeccioso se tratase; pero lo hice, estoy aquí. Soy mujer, soy lesbiana. Soy. Estoy. Me quedo y grito. Os lo digo a la cara.”

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Y otra de nuestras escritoras favoritas se ha lanzado también al mundo digital para que los lectores nos regocijemos con la mayoría de su obra escrita hasta el momento, a precios más que razonables: hablamos de Mónica Martín, la exitosa autora de Títeres.

Es estupendo reconocer ya en Sin control (2006) la habilidad que tiene Martín para narrar una historia trepidante en la que con pocos trazos es capaz de dibujar personajes profundos y muy particulares, lejos del estereotipo. En este caso se trata de un thriller en el que una chica normal se topa ¿casualmente? con una maravillosa mujer que (como en todo thriller que se precie) no será como imaginábamos. Un descenso al submundo de los after madrileños en una novela sucia llena de pensiones, retretes y taxis.

Grandes éxitos y pequeños fracasos (2008) reúne una colección de cuentos entre el realismo mágico y la denuncia social, del que destacamos Aprender a soltar o La playa: “Yo quería ser arena, era el sueño de mi vida, juntarme con esta, este, aquel y aquella y formar esa turbia oleada de barro que se mete en los bañadores de los bañistas, sabiendo que corría el riesgo de ser evacuado en cualquier momento por el desagüe de una ducha de cualquier hotel de tercera.”

En Visibilidad (2009), de nuevo una serie de cuentos/ensayos, y dice la autora (y la creemos) que para escribirlos “han sido necesarios unos cuantos milenios de represión. Puede que este libro no haga a nadie libre pero te descubrirá a ti mismo hurgando en el interior de algunos sentimientos reencontrados. ¿Estas preparad@?”

Finalmente, en Tomates verdes crudos se recogen las columnas publicadas bajo ese mismo título en la página amiga Universo Gay (por favor, si pulsáis el enlace, volved luego) “espacio en el que aborda las relaciones interpersonales dentro del colectivo LGTB a través de la experimentación literaria”. Y ciertamente así es: multitud de temas siempre muy bien escritos por los que la autora pasa dejando siempre bien clara una firme intención activista muy de agradecer.

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