"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Adolescente gay se quita la vida tras el infierno que la dirección de su colegio le hizo sufrir

Nuevo suicidio de un adolescente LGTB, esta vez en Colombia. Sergio David Urrego, un joven gay de 16 años, se quitó la vida el 4 de agosto tras ser injustamente acusado de acosar a otro alumno a raíz de que el colegio católico en el que estudiaba descubriera una foto de ambos besándose. Su historia ha salido a la luz tras la entrevista concedida a El Espectador por sus padres, Alba Reyes y Robert Urrego.

Sergio estudiaba bachillerato en el Gimnasio Castillo Campestre, un colegio privado de orientación católica de Bogotá cuyo lema es “Aquí le ayudamos a alcanzar sus sueños”. En mayo, un profesor le decomisó un teléfono móvil con una foto en la que se besaba con su novio, un chico de su mismo curso de nombre Danilo. El centro les acusó de cometer una falta grave. La psicóloga los citó el 12 de junio, junto a la coordinadora de turno y cuatro docentes más, para que explicaran su relación y les contaran a sus padres que estaban citados para hablar del tema. Una amiga de clase recuerda que estaban  temerosos de su reacción. Sergio lo contó primero a su padre y luego a su madre. Ninguno de ellos lo juzgó o discriminó. Muy diferente fue la reacción de los padres del otro chico, al que retiraron de las clases.

El 20 de junio, Sergio y su madre acudieron a la cita acordada. La rectora Amanda Azucena Castillo les preguntó por el padre. Alba Reyes le explicó que no había podido asistir, a lo que la rectora le respondió que entonces Sergio no podía volver a clase. “¿Está violando mi derecho a la educación?”, le llegó a preguntar Sergio a la rectora. Ella le respondió desafiante que sí. El 1 de julio, su madre interpuso de hecho una queja contra el colegio ante la Secretaría de Educación de Cundinamarca, denunciando la discriminación sufrida por su hijo y la negativa a entregar sus calificaciones.

La última reunión entre el colegio y los padres de Sergio tuvo lugar el 12 de julio. A ella asistieron la rectora, el director, la psicóloga y una profesora. La madre les reprochó que no se tuviera la misma actitud frente a las parejas heterosexuales del colegio que también se toman fotos en sus celulares. La rectora afirmó que este caso era distinto porque constituía un caso de acoso sexual. Sergio lo negó, sorprendido. Sus padres pidieron pruebas de dicha acusación. La rectora Castillo les respondió que no las tenía en ese momento y les advirtió que la única forma de que el joven volviera a clase era que presentara un certificado de acompañamiento psicológico todos los meses hasta el día de su grado.

El 14 de julio, ya después del receso escolar de mitad de año, el padre de Sergio llevó el certificado al colegio para que su hijo por fin reanudara sus clases. Pero al día siguiente, mientras Sergio esperaba que lo recogiera el bus, la psicóloga lo llamó y le dijo que el documento no cumplía con los parámetros requeridos y que no podría volver al colegio. “Llamé desesperada al psicólogo para decirle que me ayudara a corregir los certificados porque no querían dejarlo entrar. Yo ya veía muy angustiado a Sergio por todo esto”, cuenta su madre.

Finalmente, los padres de la pareja de Sergio interpusieron una demanda contra él por supuesto acoso sexual, lo que acabó de destrozar al joven. Sus padres decidieron entonces cambiarlo al colegio en el que había estudiado primaria. Su directora, Olga Milena Jankovich, recuerda a Sergio como el mejor estudiante que ha tenido y relata como él le contó la situación y le pidió consejo, porque “lo único” que quería era terminar el bachillerato.

Sergio se quitó la vida tras dejar pruebas de su inocencia

El 4 de agosto, tras regresar de un viaje, la madre de Sergio encontró en su casa varias notas que su hijo había dejado preparadas. “Esta carta se ha escrito con el fin de esclarecer ciertos datos acerca de la denuncia de acoso sexual que han puesto los padres de mi expareja. Lo hago de manera escrita debido al suicidio que he cometido y porque no quiero que los 16 años de vida que tuve se hallen con una oscura mancha llena de mentiras”, comenzaba una de ellas. Sergio había decidido acabar con su vida lanzándose de la terraza de un centro comercial.

En sus notas Sergio rechazaba de plano la acusación de acoso. “En la memoria de mi celular y en el escritorio de la pc quedan dos pantallazos de nuestras conversaciones en Whatsapp que demuestran que él no se sintió acosado en ningún momento, pues respondía con naturalidad a los mensajes. También hay pantallazos de la conversación que él tuvo con un amigo después de que les contara a sus padres sobre su orientación sexual, en los que escribió que estaba vuelto mierda debido a la posición que tomó su madre después de recibir la noticia (…) Él puede confirmar la veracidad de toda esta información, así como los testigos de nuestros actos (cuando había). Nunca en mi vida he acosado sexualmente a nadie, me parece un acto reprochable”, dejó escrito.

“Hoy espero lean las palabras de un muerto que siempre estuvo muerto, que caminando al lado de hombres y mujeres imbéciles que aparentaban vitalidad, deseaba suicidarse, me lamento de no haber leído tantos libros como hubiese deseado, de no haber escuchado tanta música como otros y otras, de no haber observado tantas pinturas, fotografías, dibujos, ilustraciones y trazos como hubiese querido, pero supongo que ya puedo observar a la infinita nada”, escribió en otra de las notas, luego de pedir que donaran sus órganos y que no lo enterraran con curas ni oraciones. También quiso disculparse con su abuela: “Nunca deseé morir antes que ella, pero esto ya no da más. En realidad pido unas muy sinceras disculpas por esto”.

El viernes 8 de agosto fue el funeral. Una de sus compañeras recuerda que ese día acudieron 40 de los 42 estudiantes de 11 grado del colegio. Días después el colegió reunió a los estudiantes. La psicóloga les pidió que fueran discretos con lo sucedido. La rectora les dijo incluso que como no habían pedido permiso para ir al velorio tendrían que reponer el día de clases perdidas un sábado. Al parecer la rectora no lamentó en ningún momento la muerte de Sergio, al que se refirió como anarquista, homosexual y ateo (condiciones todas ellas que el joven expresaba públicamente).

Diferentes sectores realizarán un plantón el próximo viernes frente al colegio para denunciar, entre otras cosas, el acoso del centro al joven. Sus padres aseguran además que no descansarán hasta limpiar su nombre, motivo por el cual presentarán una tutela con el apoyo jurídico de la organización Colombia Diversa.

“Mi sexualidad no es mi pecado, es mi propio paraíso”, puede leerse aún en el Facebook de Sergio.

En este enlace puede escucharse una entrevista radiofónica a una de sus compañeras de Sergio en la que cuenta lo sucedido.

Comentarios
  1. bernardo yoel
  2. rac
  3. YoClaudio
  4. Ester Diaz
  5. lola

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