"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Mujeres trans son maltratadas en centros de detención de inmigrantes de Estados Unidos, denuncia Human Rights Watch

Human Rights WatchPreocupante denuncia de Human Rights Watch: las mujeres trans que llegan a Estados Unidos huyendo de la transfobia en sus países de origen son víctimas de esa misma transfobia en los centros donde deberían sentirse seguras. Algunos cambios en los reglamentos pretenden acabar con estos abusos pero sigue habiendo problemas.

Pocas cosas pueden tenerse por más graves que sufrir violencia justamente donde se debería estar a salvo. Precisamente esto es lo que lo que acaba de denunciar Human Rights Watch, en este caso en los Estados Unidos. Según un amplio informe, decenas de mujeres trans se encuentran encerradas en cárceles o centros para inmigrantes con condiciones prácticamente carcelarias. Así se afirma en un informe de 88 páginas, hehco público el 23 de marzo con el título: “¿Pueden ver cuánto estoy sufriendo?” (aquí puede consultarse el resumen en español).

En concreto, se documentan 28 casos de mujeres trans retenidas en centros del país norteamericano entre 2011 y 2015. Más de la mitad estuvieron al menos durante algún tiempo en establecimientos para hombres. Además, la mitad había permanecido incluso en régimen de aislamiento, lo que con frecuencia se había justificado en nombre de su “seguridad”; esto último, como indica la ONG, es ya en sí mismo una forma de abuso.

Hasta hace poco, de hecho, las mujeres trans eran asignadas sistemáticamente a establecimientos para hombres. En ellos, muchas han sido agredidas sexualmente y han sufrido acoso por sus compañeros. Mientras, denuncian las mujeres, los guardias se negaban a protegerlas y llegaban incluso a someterlas a violencia verbal. Además, se las obligó también a dormir y ducharse en las mismas zonas comunes que decenas de hombres.

Los testimonios son sobrecogedores. Por ejemplo, Sara V., procedente de Honduras (un país en el que los derechos del colectivo LGTB, y muy singularmente de las personas trans, son sistemáticamente vulnerados) contó que en abril de 2014 fue violada por tres hombres en un centro de Arizona. Había huido de la violencia de las pandillas y de amenazas de muerte en su país. Fue detenida al poco de llegar a Estados Unidos. Cuando denunció su situación, recibió estas palabras de un guardia: “Ustedes son las que causan estos problemas y siempre llaman la atención de los hombres”. Se denuncia incluso que las han acusado de sufrir abusos sexuales y culparlas de ello. Por su parte, Gloria L., también de Honduras, permaneció en régimen de aislamiento cerca de cuatro meses en un centro de Luisiana, y también tuvo que soportar la violencia verbal de otro guardia: “Me indicó que [la habían puesto en celda de aislamiento] ‘porque tenía cabello largo y pechos’. Uno me dijo que estaba ‘cansado de ver maricones’. Me trataron como un animal”.

El gobierno federal aprobó en 2015 unas nuevas directrices que buscaban mejorar las condiciones de detención. En ellas, se establecía que las mujeres trans debían ser asignadas a unidades destinadas específicamente para ellas. Sin embargo, permanece el problema de que falta un organismo de supervisión independiente que garantice su aplicación imparcial. De hecho, tampoco los centros supuestamente más preparados para su realidad cumplen con las expectativas. Así, el Santa Ana City Jail, en el Sur de California, tiene una unidad separada para las mujeres trans, y en la actualidad alberga a la mayor parte de personas de este colectivo retenidas en estos centros. No obstante, este centro dista mucho de ser ejemplar. En este sentido, denuncian que los guardias, de sexo masculino, les practican
 habitualmente revisiones físicas exhaustivas de manera humillante y 
abusiva. Muchas mujeres señalan además que no han podido obtener servicios médicos 
adecuados, incluida la administración de hormonas.

En definitiva, una situación intolerable que debe ser conocida para evitar que continúe. Os dejamos con el vídeo de denuncia de Human Rights Watch. Aunque se narra en inglés, varios testimonios están en español.

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