"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Trump, que se presenta con el programa más anti-LGTB de la historia republicana, propone examinar a los inmigrantes sobre «derechos gais»

Donald TrumpDonald Trump (o su equipo, siendo más preciso) vuelve a acordarse de los derechos LGTB en su lucha por conseguir la victoria en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Lo hace, otra vez, de la única forma en la que los candidatos que defienden posturas contrarias a los mismos suelen hacerlo: utilizándolos como una forma de atizar la islamofobia, precisamente uno de los ejes fundamentales de su campaña. Ahora Trump propone que a los inmigrantes que aspiren a un permiso de residencia en ese país se les someta a un test ideológico que confirme si comparten o no los valores estadounidenses. Según su equipo, entre estos se incluirían los derechos de las personas homosexuales. Una propuesta que podría considerarse digna de discusión… si no fuese porque demuestra una enorme hipocresía: la candidatura republicana se presenta a las elecciones con el programa más explícitamente anti-LGTB de su historia.

El candidato republicano planteó la propuesta en un discurso que pronunció este lunes en Ohio, uno de los «estados basculantes» que decidirán el resultado de las presidenciales (se trata de aquellos estados en los que en condiciones normales la victoria no está asegurada para ninguno de los dos grandes partidos, a diferencia de los tradicionales estados «rojos» o «azules» que solo en muy raras ocasiones votan diferente). Trump, empeñado en presentarse como el único candidato capaz de hacer frente al terrorismo islámico, propuso elaborar un cuestionario que sirva para cribar, de entre aquellas personas que intentar emigrar a Estados Unidos, las que mantengan una «actitud hostil» hacia los principios de la democracia estadounidense, que promuevan el odio o que pretendan sustituir las leyes vigentes en los Estados Unidos por la sharía o ley islámica.

En su discurso, Trump no dio detalles sobre aquellos aspectos sobre los que supuestamente se preguntaría en el cuestionario. Miembros de su equipo, sin embargo, fueron algo más explícitos, asegurando que en el cuestionario se valorarían los puntos de vista del aspirante en materia de libertad religiosa, igualdad de género y «derechos gais».

Sin duda, la propuesta de Trump modificaría sustancialmente el modo en el que los Estados Unidos maneja la política inmigratoria, aunque lo cierto es que no supondría una novedad absoluta. Hay países que aplican cuestionarios de este tipo cuando se valora, por ejemplo, la concesión de la ciudadanía. Sin embargo, lo que más nos llama la atención, más que la propuesta en sí, es el hecho de que el candidato republicano solo se acuerde de los derechos LGTB cuando de utilizarlos en su argumentario islamófobo se trata. Ya lo hizo durante la pasada convención republicana, cuando la única mención que hizo al colectivo LGTB asunto fue para asegurar que «haré todo lo que esté en mi mano para proteger a nuestros ciudadanos LGBTQ de la violencia y la opresión de una ideología extranjera llena de odio, creedme”. Una frase que hizo que algunos medios de comunicación generalistas (no especialmente preocupados por el detalle cuando de la realidad LGTB se trata) presentasen a Trump como un político sensible a los derechos de este colectivo, algo de lo que alertaron activistas LGTB.

El programa republicano, abiertamente anti-LGTB

Partido RepublicanoHace pocas semanas hacíamos un resumen, precisamente, de los puntos incluidos en la plataforma republicana aprobada en la pasada convención y relacionados con los derechos LGTB. Dejan poco lugar a dudas:

  • Sobre el matrimonio igualitario: rechazo expreso de la sentencia del Tribunal Supremo en el caso Obergefell v. Hodges, que supuso la extensión del matrimonio igualitario a todo el país. El Partido Republicano considera que las leyes federales solo deben reconocer el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer  y hace un llamamiento expreso a considerar la posible aprobación de una enmienda a la Constitución de los Estados Unidos que “devuelva” el control de la regulación matrimonial a los estados.
  • Sobre la adopción homoparental: el Partido Republicano muestra su apoyo a las agencias de adopción religiosas que rechazan a las parejas del mismo sexo, argumentando además de forma expresa que los hijos criados en hogares sin un padre y una madre tienen más posibilidades de consumir drogas, cometer delitos y tener embarazos no deseados.
  • Defensa activa de la denominada First Amendment Defense Act (FADA), una propuesta legislativa que prohibiría sancionar, con independencia de las regulaciones antidiscriminatorias de los estados, a todas aquellas personas y negocios que que se nieguen a prestar servicios a parejas del mismo sexo en base a motivos religiosos.
  • Sobre las denominadas “terapias reparadoras” o “de conversión” para modificar la orientación sexual o la identidad de género, aunque no las menciona de forma expresa, el Partido Republicano defiende el “derecho de los padres” a recurrir las terapias que consideren más adecuadas para sus hijos menores“consistentes con sus valores morales, éticos o religiosos sin discriminación ni castigo”.
  • Sobre los derechos de las personas transgénero: el Partido Republicano expresa su apoyo a legislaciones como la aprobada hace unos meses en Carolina del Norte, que entre otras muchas importantes medidas discriminatorias prohíbe a las personas trans utilizar los baños que corresponden a su identidad de género. También muestra su desacuerdo, sin nombrarlo explícitamente con el final de la prohibición de servir en el Ejército a este colectivo, decidida por la administración Obama y confirmada recientemente, al asegurar estar en contra “de la modificación o de la rebaja de los estándares para satisfacer la agenda no militar impuesta por la Casa Blanca”.
  • Sobre políticas antidiscriminatorias: el Partido Republicano se opone expresamente a incluir la orientación sexual entre las categorías generalmente cubiertas por las regulaciones contra la discriminación.

Pero sin duda el gesto que de una forma más tajante ha dejado claro el giro conservador de Trump en materia LGTB ha sido la elección como candidato a vicepresidente de Mike Pence, gobernador de Indiana, un político cercano a la derecha religiosa que en las primarias republicanas apoyó sin fisuras a Ted Cruz. Opuesto al aborto, a la investigación con células madre, negacionista del cambio climático y cercano al creacionismo, en el año 2000, durante su campaña para ser elegido congresista, llegó a proponer que se utilizasen fondos destinados a ayudar a personas con VIH para sufragar a organizaciones que promovieran las “terapias reparadoras” entre aquellos que quisiesen modificar su orientación sexual.

De hecho, el momento de mayor protagonismo de Pence como gobernador vino precisamente de la mano de su oposición a los derechos LGTB: en marzo de 2015 sancionaba orgulloso una ley, aprobada por la legislatura del estado (también bajo control republicano) cuyo objetivo era impedir que entes locales o el propio estado pudiesen aprobar normativas antidiscriminatorias que afectasen a la “libertad religiosa”, eufemismo que suponía la legalización de la discriminación contra las personas LGTB. Un acto en el que Pence quiso rodearse de numerosos líderes religiosos, algunos de ellos virulentamente homófobos. La norma provocó una intensísima reacción social en su contra, que amenazó con afectar seriamente la economía del estado y que de hecho dejó muy tocada su imagen. Mike Pence se vio obligado a promover una norma adicional que clarificase los límites de la ley e impidiese la discriminación en la prestación de servicios a personas por motivos de orientación sexual. Una marcha atrás que dejó tocada la imagen de Pence y que quizá haya sido una de las razones que le han llevado a aceptar la propuesta de Trump en lugar de optar a la reelección como gobernador.

Hillary Clinton: «Trump no pasaría su propio test»

Una de las reacciones a la propuesta de Trump ha venido de su principal oponente en las elecciones de noviembre, la demócrata Hillary Clinton. En un mensaje en Twitter, Clinton ha insertado un vídeo de poco más de un minuto de duración en el que reproduce algunas declaraciones del propio Trump que fácilmente pueden considerarse contrarias a la Constitución estadounidense. Una de ellas, por ejemplo, su afirmación de que consideraría la posibilidad de revertir la decisión del Tribunal Supremo sobre el matrimonio igualitario proponiendo en el futuro a nuevos jueces del alto tribunal dispuestos a valorar de nuevo la cuestión… «Donald Trump dice que creará un nuevo examen para inmigrantes. Es un examen que él suspendería», ironiza Clinton:

Comentarios
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