"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

22º LesGaiCineMad (I): críticas de «120 pulsaciones por minuto», «Maybe Tomorrow», «Best. Partee. Ever», «Screwed», «Apricot Groves», «Signature Move», «The Feels» y «La maldita primavera»

Un otoño más, la Fundación Triángulo trae a Madrid el maravilloso LesGaiCineMad, una gran oportunidad de acercarse al mejor cine LGTB independiente del año, gran parte del cual jamás pasará por las salas comerciales. El ya afianzado certamen celebra su vigésimo segunda edición con una cuidada programación donde se percibe mayor contraste que nunca entre la arriesgada Sección Oficial y la entretenida Sección Panorama, sin dejar por ello de mantener la mayoría de los títulos una calidad digna. Tal y como llevo dos años haciendo, voy a dedicar esta columna al festival durante la entera duración del mismo (desde el pasado 26 de octubre hasta el próximo 12 de noviembre), centrándome, eso sí, en los largometrajes de ficción pese a que la oferta de cortometrajes y documentales es también muy interesante. (Por cierto, por si os pilla más cerca: estos días también se celebra el FanCineGay extremeño).

Este año el LesGaiCineMad dio comienzo por todo lo alto con la extraordinaria 120 pulsaciones por minuto (120 battements per minute (120 BPM), 2017), de la que ya hablé a su paso por San Sebastián. Esta película nos traslada al París de principios de los años 90, donde un grupo de jóvenes activistas trata de generar conciencia sobre el recién surgido SIDA. Se trata del tercer largometraje del galo Robin Campillo, famoso por la mezcla de naturalidad e ingenio desprendida por sus diálogos. En ambos casos, resulta de vital importancia el buen hacer del reparto, encabezado en esta ocasión por Nahuel Pérez Biscayart, todo un activista por los derechos LGTB al que vimos hace dos años recoger el premio a mejor interpretación masculina de este mismo certamen por la fantástica Je Suis A Toi [crítica]. Por momentos, divertida; por otros, desgarradora, pero siempre hipnótica, 120 pulsaciones por minuto nos adentra en las dudas inherentes a todo movimiento, así como en las vidas de algunas de personas para las que plantar cara al SIDA lo fue todo. Un clásico LGTB instantáneo que se ganó las lágrimas de Pedro Almódovar en el pasado Festival de Cannes, donde recibió el Gran Premio del Jurado de sus propias manos, y que representará a Francia en los próximos Oscars.

Maybe Tomorrow (Baka Bukas, 2016) es el encantador último trabajo de la realizadora filipina Samantha Lee, quien parte de la clásica historia de la joven enamorada de su mejor amiga heterosexual para ofrecer un perceptivo retrato de madurez en lo que al amor respecta. Jasmine Curtis y Louise delos Reyes están perfectas como la peculiar pareja protagonista, con fantástico apoyo secundario de Kate Alejandrino como la ex a superar y Nel Gomez y Gio Gahol como el simpático contrapunto masculino. Todos ellos son de revista, a lo que contribuye la bella fotografía en tono pastel, que nos presenta una Manila muy moderna y atractiva donde la realidad LGTB está sorprendentemente bien aceptada. Pero que la estética no engañe: tras los perfectos estilismos y los planos de videoclip hay enorme honestidad en el tratamiento de las relaciones de amistad y amor de la reflexiva juventud contemporánea.

Una Filipinas completamente distinta es la que vemos en Best. Partee. Ever (2016), con la que  Howard “HF” Yambao nos traslada a una prisión a la que un joven (JC de Vera) va a parar por un asunto de drogas, tema de gran preocupación en el país actualmente. Con ecos (desde el propio póster) de Orange is the New Black y Vis a Vis [críticas], la cinta presenta una vida carcelaria inundada por la realidad LGTB, lo cual resulta inesperado para una cárcel masculina pero se explica dado el alto grado de aceptación de esta comunidad hallado en Filipinas. Basada en hechos reales, esta obra combina el drama, la comedia y el thriller, resultando difusa pero bastante entretenida, a la par que un interesante comentario social.

Por su parte, la finlandesa Screwed (Pihalla, 2017) ofrece el clásico relato que no puede faltar en toda muestra de cine LGTB: el del autodescubrimiento juvenil a través de la aceptación de la homosexualidad y el abrazo del primer amor, en esta ocasión con cabañas boscosas vacacionales de fondo. Lo hace empero con gran honestidad, a lo que contribuye un fresco guion por parte de Tom Norrgrann (a quien pertenece la idea original) y el propio realizador, Nils-Erik Ekblom, y, sobre todo, un maravilloso trabajo interpretativo por parte de los debutantes Mikko Kauppila y Valtteri Lehtinen, quienes poseen una química extraordinaria pese a encarnar personajes tan dispares: inexperto y sencillo, el primero; perspicaz y gamberro, el segundo. Entremedias, asistimos también al despliegue de sentimientos de sendas familias desestructuradas, si bien es indudablemente en ellos donde el director y los espectadores ponen el foco de atención.

Bastante más pausada y relajada que los films mencionados con anterioridad, Apricot Groves (2016) es un raro caso de tratamiento de la identidad trans masculina. ¡Y por parte nada más y nada menos que de Armenia! Sin embargo, esta historia de un joven armenio-iraní (Narbe Vartan) que emigró a los EE.UU. cuando era un niño y regresa a Armenia para proponerle matrimonio a su novia se antoja muy lenta y difusa, ofreciendo el final una conclusión interesante que no compensa empero el resto del metraje. Eso sí, la fotografía de Ashkan Ashkani, la música de Garegin Arakelyan y la dirección de Pouria Heidary Oureh son muy elegantes, con lo que quizá el filme se beneficie de un revisionado.

En la línea de Appropriate Behavior [crítica] —que dio a Desiree Akhavan el mejor guion en el 20º LesGaiCineMad—, Signature Move (2017) es un perfecto ejemplo de genial comedia estadounidense cuya vida comercial correría mucha mejor suerte de no tratar la temática LGTB. En ella asistimos al romance entre una chica mexicana (Sari Sánchez) y otra de original pakistaní (la popular cómica Fawzia Mirza), condicionado enormemente por el choque cultural (en especial, con respecto a la segunda, que debe vivir con su conservadora madre (genial Shabana Azmi), empecinada en hallar al perfecto hombretón para su hija). Aunque poco sorprendente, la cinta presenta a sus personajes con sensibilidad y explora la historia con ingenio, granjeando risas inteligentes a raudales.

Con la también harto femenina The Feels (2017), Jenée LeMarque escribe, dirige e interpreta la típica historia de chicas reunidas para celebrar una despedida de soltera donde secretos largo tiempo guardados terminan por estallar. El resultado es simpático y entretenido, pero aporta poco al manido tema pese a sus intentos de ser innovadora a través de la frescura con que se presentan las declaraciones de los personajes acerca de su propia sexualidad. Eso sí, Constance Wu, Josh Fadem y el resto del reparto están muy naturales, con lo que el visionado nos hace sentir un miembro más del grupo, garantizando una experiencia agradable entre refrescantes piscinas y verdes senderos.

Por último, me toca hablar de uno de los pocos trabajos patrios del certamen, al que, muy a mi pesar, no me queda más remedio que dar palos. Y es que La maldita primavera (2016) es un musical protagonizado por la banda Papa Topo con la colaboración de Mónica del Raval con el que indudablemente lo pasarán genial los fans de cualquiera de ellos pero no así el resto de los mortales. Marc Ferrer ofrece un retrato tontorrón y exagerado de las fugaces relaciones entre la juventud moderna a la par que reflexiona sobre el propio proceso creativo de una obra donde no es raro ver cámaras colarse dentro del plano o intérpretes mirando directamente a la cámara. Que la idea es explorar las posibilidades del cine de bajo presupuesto mientras se da visibilidad a las pegadizas canciones del grupo está claro, pero ¿qué se pretende contar? Personalmente, saqué poco más que alguna sonrisa ocasional, siendo además sorprendente que una sola hora de metraje se antoje tan pesada.

Hasta aquí mi primera parte de la cobertura del 22º LesGaiCineMad. Atentos a los próximos artículos y, por supuesto, al propio festival, porque os espera la mayoría de los platos fuertes: Close-Knit, Embrasse-Moi, Corpo Elétrico, God’s Own Country, e Inxeba. No esperéis al estreno comercial, porque quizá no llegue nunca (por ahora, sólo estás dos últimas cuentan con distribución confirmada en nuestro país). Id a verlas ¡ya!

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