"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

De pasados, futuros y extrasístoles ventriculares

Desayuno en Urano

A Alberto Mira, Marcelo Soto, Eduardo Nabal y a todos los que escriben sobre cine. Porque escribir sobre cine es como pintar sobre música o esculpir sobre poesía: una insensatez.

Pedirme a mí que hable de cine tiene más peligro que dejar a Proust suelto por la sección de bollería del Mercadona. Intentaré contenerme de todas formas. Muchas veces he pensado que no soy capaz de recordar nada, pero las imágenes tienen el poder, no ya de hacerme recordar algún momento ya vivido, sino de revivirlo, como si volviese a suceder (esa “momificación del cambio” de la que hablaba Bazin), una especie de poder oscuro y casi mágico, una capacidad magdalenática de provocarme extrasístoles ventriculares, de dejarme exhausto durante semanas por culpa de un solo fotograma, de una sola línea de diálogo.

No suelo escribir de cine ni de literatura (aunque muchos dirán que es lo único que hago desde hace años en dosmanzanas). Lo que hago es aprovechar el cine o la literatura o el Pisuerga para hablar de lo que a mí me da la gana. Para recordar que lo que ha sucedido en este país no es más que un pequeñísimo oasis en un desierto inmenso de homofobia, que bastan un par de horas de avión para ser perseguido, encarcelado e incluso asesinado. Para recordar a los que se han quedado en el camino para que los demás podamos estar aquí viendo cine.

Por ese poder de las imágenes me habría apetecido hacer algo visual, pero no me veo capaz. Y tampoco me veo abriendo bolsas y bolsas de magdalenas en plan performance. Escribir, sin embargo, es fácil y barato, así que usaremos la imaginación. Me hubiera gustado empezar con el abrazo que Ennis del Mar da a Jack Twist por la espalda, y la mirada de este último cuando le ve alejarse a caballo y comprende que su vida se acaba de detener. Y seguir con el baile final de Beautiful thing. Y con Harold, de Los chicos de la banda y su “la vida es un cachondeo” (frase a la que me agarré durante mi servicio militar en Infantería de Marina). Y con Yossi, revolcándose con Jagger por la nieve. Y terminar como la protagonista de Vive l’amour, llorando durante quince minutos seguidos (y preguntándome lo contrario que el 99% de los espectadores: no por qué dura tanto el plano, si no por qué no dura mucho más)

Volviendo al tema del recuerdo, o del no recuerdo, Lesgaicinemad ha formado parte de mis otoños desde la primera edición. Agarrado de la mano del hombre al que amo contemplamos las enormes colas para entrar al cine, y pensamos en aquellos cine-estudios de nuestra juventud, que programaban ciclos gays sin hacerlo explícito (recuerdo haber visto Parting glances, Longtime companions o Taxi al W.C. en alguno de esos criptociclos).

“El cine como herramienta de cambio social”, repite la Fundación Triángulo desde el inicio del Festival. Y entonces recuerdo la primera vez que escribí una reseña sobre Brokeback mountain en la revista digital de la UNED y empecé a recibir correos electrónicos. Correos que me hablaban de un mundo que no era el del cine porque había evolucionado a otro ritmo. Porque yo había tenido la suerte de convertirme en uno de los personajes de El hada ignorante, de Jeffrey, de Latter days. Pero había mucha gente muy cercana que no había llegado ni a Ennis del Mar. Y mucho menos a Jack Twist.

El cine está en el mejor momento de su historia, pese a los agoreros. La democracia ha llegado con el digital y un arte vedado a la mayoría de la humanidad por el elevadísimo coste del celuloide se hace ahora asequible a los nuevos talentos (que tendrán ímprobas dificultades para estrenar pero no para rodar). Un cine que por fin ha despegado, que se encontraba anclado a estructuras visuales y narrativas de los años cincuenta, mientras la pintura, la literatura o la fotografía volaban desde hacía décadas. El arte más joven era el que se había quedado más anticuado. Y entonces llegaron unos cuantos y lo reinventaron: Béla Tarr, Gus van Sant, Tsai Ming-liang, David Lynch, Apichatpong Weerasethakul, Raya Martin, Jia Zhangke, José Luis Guerín, Jaime Rosales, Pedro Costa o Lisandro Alonso, recuperando lo que había sido el cine de autor, desde Antonioni a Godard, desde Marker a Erice, desde Fassbinder a Rohmer, desde Warhol a Ozu, de Anger a Mizoguchi (a éste me lo tienen prohibido nueve de cada diez cardiólogos, el décimo me odia)

El cine de temática LGTB debe seguir el mismo camino. Debe volar. Si hubo una época en la que buscábamos las más míseras referencias, nunca explícitas, otra en la que empezaron a aparecer los personajes (siempre los malos o los suicidas), otra en la que nos preocupaban las imágenes positivas, y la actual, en la que pocas películas escapan a la categoría, creo que ha llegado el momento de tirarse al río aunque nos ahoguemos. Brokeback mountain es la última obra maestra del cine gay clásico, pero Tropical malady sería quizá la primera obra maestra del cine LGTB del siglo XXI. O Possible lovers, de Raya Martin: una sola escena de noventa minutos sobre un hombre que mira a otro dormir. O quizá casi mejor Goodbye Dragon Inn, en la que un viejo cine cierra sus puertas con la última proyección de una película clásica mientras los escasos espectadores se dedican al cruising (que para eso también sirven los cines). La homosexualidad de nuevo en las más vanguardistas películas de lo que va de siglo. Si es que siempre hemos sido unas modernas.

El cine clásico ya ha respondido a todas las preguntas, y lo ha hecho muy bien. Ahora estamos ante un cine que pregunta y que seguramente no responde a nada, que camina al borde del precipicio, que indaga, que descubre, que irrita. El cine clásico se va como la taquillera coja de Goodbye Dragon Inn: algo mojada bajo la lluvia y renqueante, pero digna y sin mirar atrás, haciendo resonar su taconazo por las calles adoquinadas de un suburbio taiwanés. Pero el cine del futuro esta ahí, acechando tras las esquina, listo para saltarle al cuello.

elputojacktwist@gmail.com

(reproducción del texto que ha aparecido en el Catálogo del Lesgaicinemad 2009)

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Os recordamos que hasta el día 9 de noviembre continúa Lesgaicinemad. Dejamos aquí un resumen de las películas que hemos comentado estos días y os animamos a hablar de aquéllas que no hemos podido ver. Agradecemos como siempre a la Fundación Triángulo y a sus voluntarios que hayan contado con nosotros. Recordamos asimismo que del 7 al 15 de Noviembre se desarrollará el XII festival de cine gay y lésbico de Extremadura.

Ander
And then came Lola
Shank
Greek Pete
We are the mods
Affinity
Donne-moi la main
The world unseen
Patrick age 1,5

Comentarios
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