Hoy se estrena «El cónsul de Sodoma», la película sobre Jaime Gil de Biedma

Hoy viernes se estrena en España la esperada película sobre la vida del poeta barcelonés Jaime Gil de Biedma. Protagonizada por Jordi Mollá y basada en la minuciosa biografía escrita por Miguel Dalmau, la película explora todas las facetas del poeta: su trabajo en la Compañía de Tabacos de Filipinas, la amistad con el grupo de intelectuales de la época, su vivencia de la homosexualidad en el franquismo, y (muy especialmente) la poesía.

Jaime Gil de Biedma es uno de nuestros mejores y más influyentes poetas, pese a lo escaso de su producción poética. Durante su vida, y en parte por decisión propia, se silenció su orientación sexual; tampoco se habló demasiado de su muerte por sida en 1990. Pero la reciente biografía de Miguel Dalmau ha abierto la puerta a la película que se estrena hoy. El productor Andrés Vicente Gómez («Segunda piel») encargó el trabajo al siempre polémico Agustí Villaronga («El mar»), pero finalmente la película ha sido dirigida por Sigfrid Monleón («La isla del holandés»), apasionado de la poesía de Gil de Biedma.

La película no elude ni el complicado carácter de Gil de Biedma ni sus conflictivas relaciones con el alcohol, la noche y la promiscuidad; si hay en ella alguna concesión a la taquilla es el importante peso que se concede a la única relación heterosexual que tuvo el poeta, Isabel Gil, un papel que constituye el debut cinematográfico de Bimba Bosé. Con todo, era previsible que se despertara polémica, y de hecho surgió ya antes del propio estreno con motivo de la calificación por edades de su tráiler.

Sin embargo, las mayores críticas parecen provenir de quienes conocieron al poeta y no lo reconocen en la gran pantalla. En el extremo se encuentran las contundentes declaraciones de Juan Marsé, que describe la película como «peor que mala. Es una ofensa a la memoria del poeta por su estupidez y su grosería, algo que va más allá de su absoluta insolvencia cinematográfica». Otros son más conciliadores, como Luis Antonio de Villena: si bien admite que el personaje no se parece al escritor, sí piensa que la obra «es digna y servirá para que muchos se acerquen a la figura del poeta». También reconoce la valentía de abordar a Gil de Biedma «como era, desnudo de cintura para abajo, con sus sombras, su doble vida y su mala conciencia«.