Cameron asegura que un futuro Gobierno conservador británico no contempla ni avances ni retrocesos legales en materia LGTB

David Cameron, lider conservador británico y, según todas las previsiones próximo primer ministro del Reino Unido, ha concedido una entrevista a la revista gay Attitude. Dos ideas principales pueden extraerse: por un lado, con los conservadores en el Gobierno no son esperables retrocesos en la situación de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. Eso sí, no habrá más avances legales que los ya conseguidos bajo mandato laborista.

Cameron ha asegurado que un futuro Gobierno conservador no alterará el estatus jurídico de las personas LGTB, ni por lo que respecta al Partnership o unión civil entre personas del mismo sexo ni por lo que respecta a la adopción, perfectamente legal en el Reino Unido. Se ha mostrado a favor de facilitar el asilo a las personas perseguidas en sus países de origen por motivos de orientación sexual o identidad de género, así como de no permitir actuaciones musicales homófobas. A nivel educativo, ha prometido que en las escuelas británicas no se podrá enseñar que ser gay o lesbianaes algo anormal.

Cameron ha manifestado, sin embargo, que no ve necesario promover nuevos cambios legislativos. No es previsible, por tanto, ni que se apruebe permitir a gays y lesbianas contraer matrimonio, ni que se refuercen las disposiciones a favor de la igualdad y no discriminación de las personas LGTB. Aspectos como la exclusión de las iglesias y organizaciones religiosas de la obligatoriedad de no discriminar a sus trabajadores en función de la orientación sexual o la identidad de género, por ejemplo, seguirán vigentes. «Lo que hace falta ahora es un cambio más cultural que legislativo», se ha justificado.

Cameron se ha negado a considerar homófobos a sus aliados en el Parlamento Europeo (el partido polaco «Ley y Justicia», de los hermanos Kaczyński) y ha aprovechado para mostrar su arrepentimiento por haber apoyado hace años la Sección 28, una legislación aprobada bajo el mandato de Margaret Tatcher que prohibía a las instituciones públicas promover la aceptación de la homosexualidad, y que el Gobierno laborista tardó años en poder derogar por la oposición de la Cámara de los Lores.

Una entrevista, la de Cameron, que busca sin duda atraer, o al menos no espantar, al electorado LGTB británico, en un momento en que la capacidad de los laboristas de ofrecer nuevos incentivos parece agotada y que el tercer partido en discordia, los liberal-demócratas, han apostado fuerte ofreciendo un ambicioso programa LGTB.