"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Convenio entre el Gobierno de Paraguay y el colectivo SomosGay para erradicar la homofobia de las fuerzas del orden

El colectivo LGTB de Paraguay Somos Gay y el Ministerio del Interior de ese país, gobernado por la izquierda desde 2008, firmaron el pasado lunes un convenio con el objetivo de erradicar la homofobia de las fuerzas del orden. La reacción conservadora no se ha hecho esperar: el diputado José López Chávez, del partido Unace (derecha) ha anunciado ya la presentación de un proyecto de ley con el objetivo de prohibir el ingreso de homosexuales en el Ejército y la Policía.

Entre otros puntos, el convenio permitirá el desarrollo de charlas y otras tareas de concienciación contra la discriminación en comisarías y academias de la Policía. Algo que, a tenor de su reacción, no ha gustado demasiado a la derecha paraguaya, aunque en palabras de Simón Cazal -activista de SomosGay- se esperaba incluso una reacción más dura. “El escenario que planteabamos era de debacle”, aseguraba Cazal en declaraciones a Paraguay.com, señalando que su principal preocupación era como tomarían los mandos altos de la Policía el acuerdo.

Pero los activistas de SomosGay no se dan por satisfechos, y aspiran a conseguir nuevos avances, no descartando la consecución a medio plazo del derecho al matrimonio. “Suelo escuchar que dicen que estamos lejos, yo creo que no, no le veo a Paraguay detrás de Argentina y Brasil” afirma Cazal. “Yo quiero casarme con alguien que tiene un proyecto de vida similar al mío, ¿Porqué la ley no me permite eso? ¿Porque soy un ciudadano de segunda? ¿Porque soy puto?” se pregunta.

La organización se plantea la lucha en dos frentes, el legislativo y el judicial, aunque antes trabajarán a nivel social para conseguir un mayor apoyo popular. “Cuando consideremos que el 60% de la población en una encuesta diga: ‘No estoy en contra’, ahí plantearemos” afirma Cazal. Esto se podría producir en un período de uno a dos años. “No es una cuestión inmediatista, es una cuestión de transformación” añade.

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