"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Manifiesto Orgullo ciudadano 2010

Cuando hace ya unos largos años, tampoco tantos, se constituyó el movimiento LGTB, se forjó la idea del Orgullo de ser y de parecer como herramienta para afrontar la injuria, la vejación, la discriminación y la exclusión.

Ya entonces una idea se imponía en la cabeza de aquellas personas pioneras: la lucha que se iniciaba fuera de los armarios, – (dentro siempre había existido) -, una lucha que no era por lograr unos espacios diferenciados, una comunidad cerrada, unas identidades diametralmente opuestas a las mayoritarias. Radicalmente, no.

Era una lucha por compartir espacios, por integrarse de pleno derecho en la comunidad ciudadana, en la legalidad completa; un combate vital por dejar fluir unas identidades que compartían muchos elementos, aunque no todos, y que podían enriquecer el tejido social, hacerlo más vivo y más colorista. Más real, en suma.

Por eso se sabía que no era una lucha exclusiva ni excluyente, sino que era el inicio de una marcha hacia delante en la que, poco a poco, o deprisa, deprisa, iba a ir –tenía que ir- incorporándose el resto de la ciudadanía.

De esa conciencia nació, en el seno de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (la FELGTB) y del Colectivo LGTB de Madrid (COGAM), la idea de celebrar el Orgullo Ciudadano, para celebrar todas juntas y juntos la felicidad de ser diversos, plurales, con matices, y de formar una sociedad en la que la diferencia no implica desigualdad, sino riqueza. Una celebración de sentirnos muy orgullosos de estar en el camino de lograr que todos y cada uno de nuestros niños, adolescentes, jóvenes o mayores –todos sin excepción- puedan sentirse encantados de mostrarse exactamente como cada cual quiera hacerlo. Sin disimulos, o con los disimulos que se deseen, siempre que no vengan forzados o impuestos.

Desde esos comienzos históricos se supo que este camino, todo este recorrido que se anticipaba complejo, largo y, en ocasiones, doloroso, no se podría realizar sin una colaboración necesaria, imprescindible: la de los medios de comunicación.

La relación entre el movimiento LGTB y los medios de comunicación ha sido, pues, desde el principio compleja y, por momentos, difícil. La comprensión mutua, para ser sinceros, no siempre se ha producido. Pero, ¿cómo se hubiera podido utilizar nuestra máxima de visibilidad, visibilidad, visibilidad, sin contar con nuestros aliados –con más frecuencia aliadas- de la prensa, la radio, la televisión, los medios interactivos?

En estos medios también hubo pioneros, gente que desde el principio dio la cara, arriesgó, se expuso por dar una información veraz, respetuosa. Por mostrar unas realidades que la sociedad no quería ver, o a las que no deseaba retirar el estigma que les había asignado.

Pero la labor de este periodismo comprometido, ético, fue creciendo como una bola de nieve. Cada vez fueron encontrando mayor eco, sus columnas se fueron ampliando, el morbo fue dejando lugar al interés social, la curiosidad malsana al respeto por los derechos humanos. Hasta llegar a la situación actual en la que, orgullosamente, podemos afirmar que el periodismo amarillo, carente de escrúpulos y desinformado sobre las realidades LGTB es el minoritario.

Dentro de este camino se ha evolucionado más lentamente en la letra T. La realidad, las múltiples realidades Trans están tardando más en ser comprendidas y tratadas. Por eso, desde la FELGTB se ha decidido declarar el 2010 como un Año para TRANSformar.

Y por eso en este día celebramos el Orgullo ciudadano demandando, y recibiendo, la solidaridad y la implicación de nuestras compañeras y compañeros en este trabajo por la completa transformación social: las y los profesionales del periodismo.

Orgullosas y orgullosos de ser capaces de transformarnos desde nuestro interior para, así, lograr una plena transformación exterior. Y por eso compartimos nuestro Orgullo y reclamamos con todo el cariño que seamos también capaces de transformar esos medios de comunicación que todavía tratan a las personas trans según su sexo de origen y no según el sentido o vivido. Que entre todas y todos cambiemos esos programas en los que las personas trans siguen apareciendo sistemáticamente marcadas por estereotipos que hacen daño. Que, de este modo, podamos trasladar a la sociedad toda la complejidad y la pluralidad de las personas trans desde el principio básico del respeto a sus identidades, a sus deseos y a su intimidad.

De modo que, compañeras y compañeros de los medios, os pedimos vuestra amistad, vuestro apoyo y profesionalidad para denunciar la extrema vulnerabilidad profesional que sufren las mujeres trans, la violencia física que todavía se ejerce sobre esta población, el abandono educativo que vive la mayor parte de la juventud transexual o las muchas y muy variadas caras de una transfobia que comparte raíces con ese sexismo que es una de las grandes lacras de nuestra sociedad.

Sabemos que podemos contar con ello también en este año que vivimos como tan especial.

Por tanto, por todas y por todos, Viva el Orgullo ciudadano y viva este año para TRANSformar.

Comentarios
  1. Un gay blanco oficialista

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