"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

La iglesia católica intensifica su presión sobre la clase política argentina a pocas horas de la votación sobre el matrimonio homosexual

Tras las apocalípticas palabras del arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, la poderosa iglesia católica argentina intensifica todavía más su presión para evitar que el Senado confirme el miércoles el proyecto de ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, ya aprobado por la Cámara de Diputados. Este domingo, en todas las misas del país, se ha leído un texto contra el proyecto de ley. Mañana martes habrá una movilización masiva en Buenos Aires.
 
El texto leído en la misa dominical, titulado «Sobre el bien inalterable del matrimonio y la familia» y elaborado por los obipos argentinos, afirma que los niños tienen el derecho inalienable de nacer y crecer en lo que llaman «ambiente natural del matrimonio» heterosexual. El documento insiste en la «complementariedad y reciprocidad del varón y la mujer» y considera que “la unión de personas del mismo sexo carece de los elementos biológicos y antropológicos propios del matrimonio y de la familia».

Curiosamente, la oposición al matrimonio homosexual ha unido en la misma lucha a las jerarquías dirigentes de las principales confesiones religiosas. La mayoría de comunidades evangélicas y judías se han posicionado junto a la iglesia católica, aunque en todas ellas existen grupos disidentes minoritarios que sí se han pronunciado a favor de la igualdad jurídica para las parejas del mismo sexo (como el grupo de sacerdotes de Córdoba del que nos hacíamos eco hace unas semanas). También el Centro Islámico de la República Argentina se ha posicionado en contra del proyecto de ley.
 
La «conexión española»
 
La iglesia católica argentina cuenta, para sus movilizaciones, con un asesor de excepción: el español Benigno Blanco. Blanco, que durante los ocho años de gobierno del Partido Popular fue secretario de estado (primero de Aguas y Costas y luego de Infraestructuras) es el presidente del Foro Español de la Familia y fue el muñidor de la gran manifestación homófoba que tuvo lugar en Madrid en junio de 2005, pocos días antes de la aprobación de la ley que permite el matrimonio entre personas del miso sexo en España.
 
Blanco se encontraría en Argentina asesorando a los organizadores de la manifestación del martes, diseñada a imagen y semejanza de la que tuvo lugar en España, aunque cargando todavía más las tintas en el tema de la adopción. De hecho, el lema de la manifestación será “Los chicos tenemos derecho a mamá y papá. Matrimonio entre varón y mujer”. Se prevé que la manifestación sea masiva, dada la contrastada capacidad de convocatoria de los grupos católicos. Valga como ejemplo que los alumnos de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de La Plata han sido autorizados a faltar a clase para acudir a la manifestación.
 
Resultado incierto en el Congreso argentino

Sea como sea, el resultado de la votación del miércoles en el pleno del Senado será una incognita hasta el último momento. Tampoco está claro, a día de hoy, que es exactamente lo que harán los opositores al matrimonio entre personas del mismo sexo si consiguen alzarse con la mitad más uno de los votos: si rechazar el proyecto de ley de matrimonio a cambio de una vaga promesa de estudiar en el futuro la aprobación de un proyecto de uniones civiles, tal y como se pensaba hasta hace unos días (lo que paralizaría el proyecto de matrimonio) o proceder a reconvertir, el mismo miércoles, la ley de matrimonio en una ley de uniones civiles.

En este último caso, el tiro podría salirles por la culata a los opositores al matrimonio homosexual, ya que entonces el proyecto debería ser votado de nuevo por la Cámara de Diputados, que podría, por mayoría absoluta, invalidar las reformas introducidas en el Senado y recuperar en su integridad -aprobándolo definitivamente- el proyecto de matrimonio.

Mientras tanto, la presidenta de la nación, Cristina Fernández de Kirchner, ha criticado a la iglesia católica por el tono apocalíptico que está manteniendo en este debate. «Me preocupa el tono que ha adquirido el discurso en torno de la discusión, donde se plantea como una cuestión de moral religiosa y atentatoria del orden natural (…) En realidad, lo que se está haciendo es mirar una realidad que ya está«, ha expresado. «Escuché que hasta se habla de una guerra de Dios. Y algunos incluso han planteado la posibilidad de un plebiscito, sin tener en cuenta que estarían plebiscitando un derecho de la minoría», ha añadido.

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