"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Imagina que…

Imaginemos por un momento que, por esas circunstancias de la Historia, la sociedad actual fuese una sociedad donde lo normal fuera ser gay o lesbiana, donde todo girase alrededor de esa normalidad: se diera por supuesto que dos chicos o dos chicas saldrían juntos, se casarían (“los niños con los niños, las niñas con las niñas” como se decía en mi infancia allá lejana), adoptarían hijos…

Donde lo marginal, lo perseguido, lo extraño, lo raro, fuese ser heterosexual. Una sociedad donde un chico o una chica necesitara sufrir mucho por su heterosexualidad, armarse de valor, salir del armario con el peligro que ello conlleva, y decir a sus padres o sus madres: “papás, mamás: soy heterosexual”.

Imagina, por un momento, que las religiones bendicen, santifican y aprueban la homosexualidad. Pero que consideran pecaminoso, invertido y contranatural ser heterosexual.

Donde, si vas con tu pareja por la calle, y es de otro sexo diferente al tuyo, y vais cogidos de la mano, u os dais un beso, se os ataca y os pega, o se os detiene por escándalo público, o ataque a la moral y las buenas costumbres. O se os ahorca en la plaza pública por causa de no ser todo lo LGTB`s que la sociedad mayoritaria os impone.

Imagina que, después de siglos de sufrimiento, los heterosexuales se han organizado y están luchando por sus derechos: que se les reconozca el derecho a contraer matrimonio legal con todo lo que implica, el que puedan tener todos los hijos e hijas que ellos quieran y su economía permita (porque sí, pueden tener hijos, pero legalmente un máximo de 1 ó 2, siendo obligatoriamente entregados todos los hijos, a partir del 3º, para la adopción por las parejas normales en esa sociedad (recordemos: lo homosexual es lo normal en esa sociedad).

Imagina que un Gobierno (progresista, eso sí, porque los conservadores consideran delincuentes, pervertidos y pederastas natos a los heterosexuales) ha sido sensible a vuestras reivindicaciones, y va a legislar, al fin, en ese sentido: los heterosexuales van a poder, al fin, tener los mismos derechos que los LGTB, hasta poder adoptar niños y niñas, y tener todos los hijas e hijos que quieran…

Imagina que, en ese momento, las fuerzas religiosas imperantes en esa sociedad desencadenan una feroz ofensiva en contra de reconoceros esos derechos, y que un líder religioso regional sale a la palestra y dice que sois así porque vuestros padres son unos borrachos, y vuestras madres “algo ligeras de cascos”, por decirlo fino… Que Dios condena una opción sexual tan degenerada e inmoral como la heterosexualidad. ¿Cómo te sentirías tú ante ello? ¿Lo verías justo?

Imagina que esa sociedad organiza cursos y estudios científicos para intentar encontrar el motivo de esa extravagancia que es, para esa sociedad, la heterosexualidad y que, entre otras cosas, a esos heterosexuales se les hacen preguntas como estas:

1.- ¿Cuál es la causa de tu heterosexualidad?

2.- ¿Cuándo te diste cuenta, por primera vez, de que podrías ser heterosexual?

3.- ¿Se lo has dicho a tus padres? ¿Qué opinan de ello?

4.- ¿Hay más como tú en tu familia?

5.- ¿Dirías que has tenido una figura paterna o materna adecuada?

6.- ¿No crees que tu heterosexualidad puede ser una etapa que estás atravesando?

7.-¿Te asusta la gente de tu propio sexo?

8.- ¿No será que lo que tú realmente necesitas es una buena aventura homosexual?

9.- Exactamente, ¿qué haces tú en la cama?

10.- ¿Dónde pones el qué?

11.- Pero, ¿cómo puede gente del sexo opuesto satisfacerse cuando existen diferencias biológicas y emocionales tan enormes entre ellos?

12.- A pesar de que la sociedad apoya considerablemente la institución del matrimonio, el índice de divorcios crece en espiral. ¿Por qué hay tan pocas relaciones estables entre heterosexuales?

13.- ¿Es porque las personas heterosexuales son tan promíscuas?

14.- Parece haber pocas personas heterosexuales felices. ¿Has considerado la posibilidad de una terapia de shock?

15.- ¿Por qué sientes la obligación de introducir a otras personas a tus prácticas sexuales?

16.- ¿Por qué insistes en exhibir públicamente tu heterosexualidad? ¿No podrías callártelo?

17.- Se piensa que más del 90% de los abusos a menores son por parte de profesores y sacerdotes heterosexuales. ¿Te sentirías bien confiando la educación de tus hijos a profesores y profesoras heterosexuales?

18.- ¿Por qué la gente como tú hace especial hincapié en la heterosexualidad, real o presunta, de las estrellas del cine y la TV? ¿Es porque necesitas hacer válida tu condición como algo normal y no como una opción sexual degenerada?

19.- La penetración es más común en parejas heterosexuales, las cuales no usan preservativo ninguno. ¿No te preocupa el riesgo de contraer el SIDA? Si todo el mundo fuera heterosexual como tú ¿qué ocurriría con la población mundial? ¿No crees que es bastante irracional e irresponsable por tu parte insistir en acostarte con gente del sexo contrario?

Imagina, todo esto, por un momento. ¿Pensarías que es esa una sociedad justa, libre y democrática, donde todos son iguales en derechos y obligaciones? ¿O piensas, acaso, que una sociedad así deberíamos TODOS luchar por cambiarla a otra donde no tengan importancia ninguna el sexo de la persona a quien amas? ¿No pensarías que todos tenemos igual derecho a ser felices?

Los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales hemos pasado por todo ello. Todo ello nos ha sido dicho y preguntado. Los gays y lesbianas somos como todo el mundo. Podemos ser tu tender@, tu enfermer@, tu médic@, tu abogad@, tu policía de barrio, tu barrendero, tu padre, tu madre, tu ti@, tu herman@, tu vecin@, tu amig@, tu sacerdote, tu maestr@, alguien con quien te cruzas por la calle, quien se sienta a tu lado en el autobús o en el metro…Podemos ser cualquiera.

¿No nos merecemos los mismos derechos que tú? Pues solamente eso es lo que queremos los LGTB: ser iguales a ti. Poder enamorarnos y casarnos si queremos. Adoptar hijos si así lo vemos oportuno. Poder cogernos de la mano sin peligro de nuestra integridad física, como sucede a día de hoy en España y en buena parte de la sociedad occidental. Que no nos den latigazos, como en Arabia Saudi, ni nos ahorquen como en Irán, ni nos asesinen como en Brasil, México y otros muchos países. Y que todo ello esté protegido por la ley ¿Es mucho
pedir?

Enós-Tomás Pastrana Delgado

Comentarios
  1. Despotorramiento feroz
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