La primera ministra australiana quiere imponer a todos los diputados y senadores laboristas el voto contrario al matrimonio homosexual

La primera ministra australiana, la laborista Julia Gillard, parece empeñada en seguir la senda homófoba de sus dos predecesores. Gillard se ha manifestado a favor de imponer la disciplina de partido y no permitir a los legisladores laboristas votar en conciencia el matrimonio entre personas del mismo sexo.

“El Partido Laborista tiene una posición clara sobre la ley de matrimonio”, ha expresado Gillard. “Debe votar como partido, de forma unánime, si esta cuestión llega al Parlamento”, ha añadido.

Como adelantábamos hace pocos días, los resultados de las últimas elecciones australianas, que por primera vez en décadas han dejado sin mayoría absoluta a ninguna de las dos fuerzas mayoritarias, ha obligado a los laboristas a hacer importantes concesiones al Partido Verde, el grupo minoritario más relevante. Una de esas concesiones es la posibilidad de tramitar proyectos de ley y llevarlos a votación, no sólo en el Senado (donde los verdes disponen ya de un sólido grupo de nueve representantes) sino también en la Cámara de Representantes, donde han conseguido un diputado clave.

Y precisamente ayer la senadora verde Sarah Hanson-Young oficializaba la presentación en el Senado de un proyecto de ley para aprobar el matrimonio homosexual en Australia. «En países como Canadá, Holanda, Suecia, Bélgica, Noruega, España, Sudáfrica, México y varios estados de Estados Unidos se reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo, y el cielo no se ha desplomado. Tampoco ocurrirá aquí en Australia», ha manifestado la senadora verde en su web.

Lo cierto es que la posición de los laboristas australianos sobre el tema no es tan sólida como pretende Gillard. En los estados de Tasmania y Victoria (este último, con capital en Melbourne, la segunda ciudad de Australia), los laboristas ya se han posicionado en el pasado a favor de que se apruebe el matrimonio entre personas del mismo sexo a nivel federal. Y cuando en febrero los verdes promovieron una primera votación sobre el tema en el Senado, fueron numerosos los representantes laboristas que prefirieron ausentarse para evitar verse obligados a votar en contra.

Tasmania reconocerá los matrimonios celebrados en el extranjero

Sin movernos de Australia, precisamente ayer la cámara alta del Parlamento de Tasmania, al parecer sin oposición, aprobó que este estado australiano reconozca como “domestic partnerships” todas las uniones entre personas del mismo sexo celebradas fuera del país, incluyendo los matrimonios. Se trata del máximo grado de reconocimiento que Tasmania puede conceder a estas parejas, dado que la legislación matrimonial pertenece al ámbito federal. La cámara baja había dado su visto bueno hace ya un mes, por 25 votos a favor y sólo 3 en contra.

Como recogíamos entonces, el hecho de que el reconocimiento alcance también a los matrimonios ha sido saludado por los colectivos LGTB de Tasmania. “Hubiera sido inconsistente reconocer a las parejas que han celebrado una unión civil en Auckland o Londres, pero no hacerlo con las parejas casadas en Vancouver o en Madrid”, señalaba entonces uno de sus protavoces, Rodney Croome.