"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Clínicas ilegales en Ecuador prometen «curar» la homosexualidad

Ana, joven ecuatoriana de 21 años de edad, recuerda con tristeza y dolor que, hace unos meses, una mañana su madre le dio algo «amargo de beber» y le «empezó a entrar sueño«. «De repente entraron cinco personas a casa, dos hombres y tres mujeres, que me dijeron que eran de la Interpol«, relató. Le informaron que venían a buscarla porque tenían fotos de ella y de su novio vendiendo droga. «Fuera no había ninguna unidad de la entidad, había un taxi y todos iban con camisas blancas, sabía que me estaban capturando por mi orientación sexual«, resaltó la joven.

Llevaron a Ana a una clínica, donde le reconocieron que su madre la había ingresado por ser lesbiana. Al segundo día, logró llamar a escondidas a su novia Marta, de 23 años (ambos nombres, Ana y Marta, son simulados dado que no han querido dar sus nombres reales), quien a partir de entonces empezó una lucha en todas las instituciones judiciales. La tarea no fue fácil, porque «la discriminación estaba en todos lados» y no les querían ayudar por «ser lesbianas«, indicó Marta. Un mes después consiguió sacar a Ana de la clínica.

En la nación suramericana se cree popularmente que la homosexualidad es una «enfermedad curable», por lo que clínicas ilegales internan a jóvenes, por lo general obligados por sus padres, con la esperanza de que los «expertos» cambien su orientación sexual, según reseñan autoridades y activistas de la comunidad LGTB.

Carmen Laspina, Directora General de Salud del Ministerio de Salud Pública de Ecuador, indicó haber recibido múltiples denuncias de personas homosexuales a quienes han secuestrado y obligado a ingresar a ese tipo de clínicas. Laspina alertó que en estos centros ilegales se usan métodos violentos, como se evidencia en el caso de «una chica lesbiana que fue violada, además de gays o travestis que les cortaron el pelo o les extrajeron líquido de las prótesis de sus senos«. La práctica cruel y violenta en estas clínicas es más frecuente de lo que se cree. La Fundación Equidad y Género de Ecuador recibe anualmente cerca de 15 denuncias de personas que han sido internadas contra su voluntad en alguno de estos centros, en los que son «víctimas de maltratos» y son sometidos a tratamientos con electricidad y hasta la privacidad de comida y del descanso, señaló su coordinador, Efraín Soria.

La travesía de Ana por uno de estos centros ilegales, por suerte, no fue violento, se levantaba cada día a las 7:00 de la mañana, limpiaba la casa y se pasaba la mayor parte de la jornada «sin hacer nada«. «No hacíamos ninguna terapia y el psicólogo sólo venía dos veces a la semana, pero rezábamos cada día«, relató Ana.

La Constitución de Ecuador, aprobada en 2008, primera carta magna de ese país que reconoce los derechos de los homosexuales, en sus artículos 11 (numeral 2), 68 y fundamentalmente el artículo 83 (numeral 14) establece como deber y responsabilidad de las ecuatorianas y los ecuatorianos respetar y reconocer las diferencias de género, y la orientación e identidad sexual, por lo que estas clínicas están violando flagrantemente la ley, los derechos humanos y la Constitución.

Laspina explicó que las clínicas ilegales se esconden tras centros de drogodependencia, y que al Estado se le dificulta supervisarlos por ser entes privados. El número de casos reales es mucho mayor al número de quejas que se reciben. Normalmente «son los padres quienes ingresan a sus propios hijos» y ellos no quieren denunciar a sus progenitores.

Esto ocurre en el caso de Ana. Marta consiguió que la Fiscalía dictara medidas cautelares que impiden a la madre de Ana acercarse a ella, pero la víctima no quiso denunciar a su progenitora pues enfrentaría cargos por secuestro y podría ir a la cárcel.

La cadena de televisión colombiana NTN entrevistó a varios jóvenes ecuatorianos que atravesaron igual situación a la de Ana. Puedes ver las entrevistas haciendo clic aquí y aquí.

Comentarios
  1. Graciela
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