El Presidente de Sudáfrica elige a un juez homófobo para presidir la Corte Constitucional

El Presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, ha nombrado nuevo presidente de la Corte Constitucional del país a Mogoeng Mogoeng, opuesto al matrimonio entre personas del mismo sexo y miembro de una iglesia cristiana que considera la homosexualidad una enfermedad. La Corte Constitucional de Sudáfrica hacía historia cuando en 2005 fallaba por unanimidad que prohibir a las parejas del mismo sexo contraer matrimonio atentaba contra la Constitución y forzaba al Parlamento a aprobar una ley en ese sentido.

Mogoeng, uno de los cuatro miembros de la Corte Constitucional nombrados por Zuma desde que en 2009 fue elegido Presidente del país, negaba hace unos días ante el Comité Judicial sudafricano  que fuera homófobo, aunque expresó que “la oposición de  mi iglesia a la homosexualidad no es algo distintivo de ella, no es una iglesia cuyo mensaje central sea que la homosexualidad no debe ser practicada o es un comportamiento desviado. Se basa, simplemente, en el mandato bíblico de que el hombre debe contraer matrimonio con la mujer y así convertirse en esposo y esposa». En otro momento de su intervención, Mogoeng se declaró convencido de que el mismo Dios es el que le ha elegido para ocupar el cargo.

Pero no solo la homofobia destaca entre los antecedentes de este personaje, al que durante su carrera como juez se le ha acusado de tener una predisposición favorable a los acusados por violación. Algunos ejemplos: redujo la sentencia del violador de una niña de siete años por tratarse de su primer delito y porque la niña no había sufrido heridas graves; expresó dudas, en otro juicio, de que una chica de carorce años, también violada, hubiera sufrido por ello, y se negó a condenar a cárcel a un marido acusado de violar a su propia mujer. A otro hombre acusado de atar a su novia a un coche y arrastrarla a gran velocidad le sustituyó la pena de cárcel por una multa, argumentando que fue la mujer la que «provocó» la agresión.

Gran preocupación

El nombramiento de Mogoeng Mogoeng al frente de la Corte Constitucional (compuesta por once miembros) ha despertado gran preocupación tanto entre activistas LGTB como entre los defensores de los derechos humanos, tanto en Sudáfrica como a nivel internacional. Tres premios Nobel de la Paz (Jody Williams, Shirin Ebadi y Mairead Maguire) han expresado ya su oposición a este nombramiento. Mogoeng será Presidente de la Corte durante los próximos diez años y estará además al frente del Comité Judicial, organismo que recomienda al Presidente futuros nombramientos, lo que hace temer un giro del sistema judicial sudafricano hacia posiciones conservadoras a lo largo de los próximos años.

Una oposición que no parece haber hecho mella en Jacob Zuma, un político populista que con anterioridad ha expresado opiniones homófobas. El Presidente sudafricano, de hecho, ha alabado públicamente la «dignidad» con la que en su opinión Mogoeng hizo frente a las críticas durante su intervención ante el Comité Judicial.

Otras noticias decepcionantes desde Sudáfrica

El nombramiento de Mogoeng no es, desgraciadamente, la única noticia decepcionante que nos llega desde Sudáfrica. Un tribunal ha anulado la condena que la Comisión Sudafricana de Derechos Humanos impuso a Jon Qwelane, embajador de Sudáfrica en Uganda, por publicar en el tabloide Sunday Sun, del que era columnista, un artículo abiertamente homófobo. la citada Comisión había condenado a Qwelane a pedir disculpas y a donar 100.000 rands sudafricanos (algo más de 10.000 euros) a una organización LGTB como compensación.

Ahora la justicia anula dicha condena, aunque lo hace por un defecto formal, sin entrar en su fondo. Al parecer la condena se dictó sin que Qwelane, que justificó su ausencia por enfermedad, ejerciera su derecho a la defensa. La justicia ha dado ahora la razón a Qwelane, por lo que este no se verá obligado ni a disculparse ni a pagar la multa.

En otro orden de cosas, dos de los acusados por el asesinato de Zoliswa Nkonyana, una chica de 19 años que fue asesinada en febrero de 2006 tras negarse a usar el baño masculino de un local, han sido liberados por falta de pruebas suficientes. Otros siete hombres siguen, no obstante, encausados en un proceso que parece eternizarse (ha sido ya retrasado hasta en cuarenta ocasiones).