True Blood: su tercera temporada, más gay que nunca

A estas alturas muchos conoceréis la serie True Blood (Sangre Fresca). Su tercera temporada sigue sorprendiendo por su frescura y ritmo argumental. Para los que no la conozcan, True Blood es la última creación televisiva de Allan Ball (American Beauty, A dos metros bajo tierra, etc). Basada en las novelas homónimas escritas por Charlaine Harris, aunque con gran cantidad de modificaciones en pequeños detalles y abreviación de las tramas.

True Blood plantea una sociedad en la que los vampiros y otro tipo de criaturas “salen del ataúd”, conviven con nosotros y luchan por el progreso de sus derechos en sociedad. En ese contexto transcurre un intenso y complicado romance “interespecie”, en paralelo a los dramáticos e inesperados golpes de guión que sufren los personajes en cada arco argumental; asesinos, ménades, hombres lobos, etc.

Explicado así muchos pensaréis que es la típica historia de vampiros que nada se diferencia del resto de producciones de misma temática con las que nos han bombardeado en los últimos años. Lejos de eso, True Blood resulta tremendamente original por su transgresión argumental y visual. Como la define su creador; “popcorn for smart people”.

En contraposición a las exquisitas, elaboradas y elegantes historias que mueven a los protagonistas, sus escenas están llenas de sexo explícito y mucha sangre. Allan Ball, también conocido por su activismo gay, deja volar su imaginación entre reivindicaciones y crítica social. En este momento la serie está embarcada en la recta final de su tercera temporada. A tan solo dos episodios para terminar, la tensión dramática y sexual alcanza límites de infarto. No es ninguna novedad que True Blood contenga constantes alusiones a relaciones homosexuales; desde su primer capítulo el contenido homo-erótico ha sido considerable. Pero en la temporada actual se han alcanzado niveles estratosféricos; sexo gay, parejas gays, sexo lésbico, villanos gays… De hecho, ya se escuchan algunas voces en Estados Unidos que opinan que la serie habría ido demasiado lejos en este aspecto para el público mayoritario…

A pesar de lo transgresor que resulta ver en televisión semejante mezcla de sexo y sangre, su éxito internacional sumado a la brillantez de su guión aporta su granito de arena en materia de visibilidad y normalización de personajes gays en televisón.

True Blood se emite en España en Canal+; el 6 de septiembre estrenará su tercera temporada. Con menos suerte la emite Cuatro que, cadena en la que, por culpa de horarios intempestivos y cambios de día inesperados, la audiencia no parece acompañarle. Su primera temporada está a la venta en dvd en nuestro país y, la segunda llegará a nuestras tiendas el 14 de septiembre.