"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Carta a dos tertulianos de Intereconomía

En los últimos días el digital El Plural ha recogido una desagradable polémica entre Shangay Lily y un periodista del grupo Intereconomía a cuenta del cierre de la cuenta de Twitter de este último tras un intercambio de mensajes. Pero en lo que me gustaría centrarme aquí es en un par de comentarios escuchados al respecto en el programa Dando caña de la cadena de televisión de ese grupo.

Vale que el programa se llame así y que por ello sus tertulianos tengan que machacar, sea como sea y a quien sea. Me podrán decir que esa no es su intención, que simplemente ejercen su derecho a la libertad de expresión, pero yo también puedo pensar y opinar, haciendo uso de la misma libertad de expresión, que sus intenciones no son nada limpias y que me están atacando directamente a mí, incluso sin conocerme.

La tertuliana Sonsoles Calaver, que al parecer es la exsubdirectora del semanario católico Alba, calificó las conductas homosexuales de «destructivas, demoledoras, aberrantes para la persona, desde muchos puntos de vista, moral, humano, social, de salud pública». Eso sí, desde el respeto, añadiendo que «tenemos tanto respeto a las opiniones de estas personas, tengan la conducta sexual que quieran, que pedimos el mismo respeto a los que no pensamos como ellos». Se me ocurren tantas cosas que decirle a la señora Sonsoles, con todo mi respeto al llamarla señora, que no sé bien por donde empezar. Me gustaría preguntarle en qué ve que nuestras conductas puedan ser destructivas, y sobre todo, ¿destructivas para quién?. Quizá sean destructivas para ellos, a los que no entra en la cabeza que yo pueda querer a mi novio (soy un chico), como ella puede querer a su marido o novio (si es que lo tiene); que quiera compartir mi vida con él y que me haga feliz, lo mismo que ella puede hacer feliz a su pareja. No, señora Sonsoles, nuestras conductas no son destructivas para nadie, nuestras conductas no destruyen nada, en cambio sus palabras si que pueden hacer mucho daño a todo aquel que por culpa de personas que piensan como usted no llega a aceptarse como es. Por comentarios como este, a miles de personas no las respetan en su entorno, las acosan siendo pequeños (en colegios) o mayores (en sus puestos de trabajo), deben acudir a psicólogos y grupos de ayuda. Muchos logran comprender y aceptar que no son diferentes, que son como son, que no tienen nada que cambiar. Estos son los que tienen suerte. Pero también hay quien no la tiene y tienen la desgracia de toparse con personas como ustedes (con todo mi respeto), que afirman que sus conductas son aberrantes «para la persona e incluso para la salud pública» como si de un virus se tratase, ingresan en terapias reparadoras que les destrozan la vida inculcándoles que lo que hacen es malo (y vuelvo, malo ¿para quién?), que deben cambiar para ser felices y sobre todo para que otros les vean como personas normales. Ya ni hablemos de personas que llegan a tomar decisiones más drásticas, como quitarse la vida por no soportar la presión de los demás. Y no me digan que eso aquí no ocurre: yo os podría explicar un caso muy cercano a mí.

Al señor Eduardo García Serrano, con el mayor de mis respetos y en relación a su comentario felicitando al periodista Pflüger (espero haber copiado y pegado bien el nombre) por «nadar contra esa corriente imperante que eleva a los altares de lo políticamente correcto, de lo conveniente, de lo estupendo, maravilloso de la homosexualidad y lo que lo rodea, cuando no es así…»: tampoco sé bien por donde empezar. De imperante nada de nada. Si no estuvieran tan obsesionados con nosotros, si se fijaran en otros temas que importan más a la sociedad, como el complicado momento social y económico que estamos viviendo, se darían cuenta que no somos imperantes en nada, y que lo único que pasa es que desde hace un tiempo estamos ya cansados de que señores y señoras como ustedes nos intenten imponer, de acuerdo a su moral, creencias o ideas personales, que somos lo peor de la sociedad. Somos tan o igual de convenientes que usted, somos tan o igual de maravillosos que usted y a la homosexualidad le rodea exactamente lo mismo que la a heterosexualidad: desfase, drogas, alcohol, infidelidades, tristeza, problemas, fiestas, promiscuidad, sexo, ideales, felicidad, amor, familia, amigos (estas últimas seguro que no las ha pensado)…

Señores y señoras, déjennos vivir nuestra vida como nos dé la gana, dejen de tratar de inculcarnos lo bueno o lo malo de la homosexualidad y nosotros dejaremos de defendernos y de nombrarlos.

Muchas gracias.

Javi

Comentarios
  1. elio cesar
  2. Bravo
  3. Despotorramiento feroz
  4. carlitos5
  5. Quique
  6. Aeren
  7. carlitos5
  8. carlitos5

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