"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

El tsunami Grillo arrastra a la política italiana

El Movimiento 5 Estrellas (M5S) liderado por el cómico Beppe Grillo ha obtenido un resultado histórico en las elecciones legislativas celebradas domingo y lunes en Italia, convirtiéndose en el primer partido del país en número de votos (sin considerar coaliciones). Parece claro que Grillo ha restado votos sobre todo a la coalición de centro-izquierda, que puede considerarse la gran derrotada de los comicios pese a obtener la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados gracias al «premio de mayoría» por ser la coalición más votada. En el Senado, donde este «premio» se distribuye regionalmente, nadie ha conseguido sin embargo la mayoría. El gran beneficiado del tsunami Grillo ha sido sin duda Silvio Berlusconi, que obtiene un excelente resultado. Una situación que deja, en definitiva, un país ingobernable. A ello se une el hecho de que en pocas semanas este mismo Parlamento debe elegir al nuevo Presidente de la República.

La comunidad LGTB italiana tendrá que esperar (no sabemos cuánto tiempo) a ver reconocidos sus derechos. Esta es, salvo sorpresa mayúscula, unas de las más que probables consecuencias de las elecciones. En teoría, en el nuevo Parlamento podría existir una mayoría favorable al reconocimiento de ciertos derechos LGTB: tanto el M5S de Grillo como la coalición de centro-izquierda se han mostrado partidarios de medidas en favor de las minorías sexuales durante la campaña electoral. Pero el país queda sumido en una grave crisis política, con una composición parlamentaria que lo hace ingobernable, y muchos auguran nuevas elecciones más pronto que tarde. En este escenario parece improbable que los políticos italianos, siempre muy reacios a desafiar al Vaticano -auténtico poder en la sombra en Italia- ocupándose de los llamados «temas eticamente sensibles» logren ponerse de acuerdo para aprobar medidas en este sentido.

Pero no es la única clave LGTB de estos comicios…

Triunfos y derrotas de los candidatos LGTB

Son cuatro los candidatos abiertamente homosexuales que han logrado un escaño. Dos formaban parte de las listas del Partido Democrático (PD): el expresidente de Arcigay Sergio Lo Giudice (duodécimo en la lista al Senado por Emilia-Romaña) e Ivan Scalfarotto (número trece en la lista para la Cámara de los Diputados en Apulia); y otros dos de las listas de Izquierda Ecología Libertad (SEL): su líder, Nichi Vendola, y el ex dirigente de Arcigay Alessandro Zan, que cabeza de lista en la circunscripción Véneto 1.

La que desgraciadamente no ha conseguido renovar su escaño es la diputada abiertamente lesbiana del PD, Paola Concia, tercera en la lista de la coalición de centro-izquierda al Senado en Los Abruzos. En los últimos años Paola Concia, a la que entrevistamos en dosmanzanas hace ahora un año, se había convertido en el símbolo de la lucha por la aprobación de una ley contra la homofobia, que intentó en varias ocasiones sin éxito. La comunidad LGTB italiana echará mucho de menos su presencia en el Parlamento.

Tampoco el abiertamente gay Giuliano Gasparotti, que se presentaba en las listas de la coalición de centro “Juntos con Monti. Por Italia”, liderada por el primer ministro Mario Monti, ha conseguido escaño. La coalición de Monti, por cierto, ha obtenido un resultado muy inferior al que pronosticaban las encuestas hace unas semanas.

Otra noticia muy negativa ha sido la debacle de la coalición “Revolución civil, Ingroia”, liderada por el juez Antonio Ingroia, que en las últimas semanas se había posicionado de forma muy clara a favor del matrimonio igualitario y la adopción homoparental y había defendido con fuerza la igualdad LGTB en medios y redes sociales. Revolución Civil ha obtenido solo el 2% de los votos y ha quedado fuera del Parlamento. La derrota de Revolución Civil arrastra consigo a los partidos que formaban parte de la coalición, incluido Italia de los Valores (IdV), liderado por el exjuez Antonio DiPietro (IdV fue uno de los primeros partidos italianos en defender el matrimonio igualitario).

Esplendor y miseria de los candidatos homófobos

Entre los candidatos homófobos que quedan sin escaño se encuentran el líder de La Destra (un partido de extrema derecha englobado en la coalición de Berlusconi) Francesco Storace y el expresidente del Senado Franco Marini (PD).

Sí han logrado escaño el diputado Domenico Scilipoti, el líder de UDC Pier Ferdinando Casini (la Unión de los Demócratas Cristianos y de Centro, que formaba parte de la coalición de Monti, ha recibido un autentico varapalo), sus compañeros de partido Paola Binetti y el exministro Rocco Buttiglione y el líder del Centro Democrático (CD, partido que forma parte de la coalición de centro-izquierda) Bruno Tabacci. También muchos de los candidatos del PD considerados hostiles en mayor o menor medida a los derechos LGTB han sido elegidos. Entre ellos la presidenta del partido Rosy Bindi (Calabria), Anna Finocchiaro (Apulia) y Edo Patriarca (Piamonte).

¿El nacimiento de la III República Italiana?

En las numerosas entradas que hemos dedicado estos últimos meses a la política italiana siempre hemos enfriado las expectativas de los analistas que daban por sentado que el centro-izquierda vencería con comodidad e interpretaron el resultado de la primarias como un triunfo del líder del PD Pierluigi Bersani. Analistas que parecían olvidar que Italia vive una profunda crisis política, marcada por el descubrimiento diario de nuevos escándalos de corrupción. Las encuestas muestran desde hace años un claro rechazo a los partidos y una falta creciente de confianza en las instituciones. Una de ellas ya dejaba claro en octubre que solo el 36% de los italianos estaba dispuesto a votar a partidos tradicionales y que solo el 3% confiaba en los políticos.

Son muchos los que pueden considerarse derrotados en estas elecciones, entre ellos el todavía primer ministro Mario Monti, Nichi Vendola, Pier Ferdinando Casini, Gianfranco Fini (también fuera del Parlamento), Antonio Di Pietro y Antonio Ingroia. Pero nadie más derrotado que el propio Pierluigi Bersani. Los italianos pedían cambios, y el PD de Bersani no ha sido, una vez más, capaz de entenderlo. Muestra de ello es el hecho que desde hace meses la vieja guardia, entre ellos políticos del pasado de los cuales muchos italianos están hartos, como Massimo D’Alema, encabezaban las quinielas sobre los futuros ministros del centro-izquierda. La propia posición del PD sobre los derechos LGTB, su incapacidad de posicionarse claramente en favor del matrimonio igualitario, su programa de «mínimos», es otro claro ejemplo de esta falta de visión, de esta ausencia de inteligencia política, que le ha llevado a ganarse el rechazo de no pocos votantes LGTB.

¿Qué pasará ahora? Es difícil saberlo. Bersani ha admitido que lo suyo no puede considerarse una victoria, pero parece determinado a intentar formar gobierno y buscar el apoyo de Grillo. Pero parece muy difícil que logre obtenerlo. Italia, sin embargo, no puede seguir el ejemplo griego y celebrar nuevas elecciones en solo unas semanas. El presidente Napolitano, por limitación constitucional, carece de la facultad de disolver las cámaras en la última fase de su mandato. Solo el próximo presidente de Italia puede hacerlo. Pero la elección de un nuevo jefe del estado depende precisamente de este Parlamento: no será fácil.

Para terminar, nos parece importante subrayar que, a nuestro juicio, el resultado de estas elecciones no debe interpretarse como la resurrección política de Berlusconi, como sostienen erróneamente muchos medios, sino como la crisis de un sistema político que muchos italianos detestan. Como ha afirmado el excorresponsal del diario El País en Roma, Miguel Mora, en un excelente artículo, «La política de partidos nacida tras la II Guerra Mundial está agonizando a lomos del diktat ultraliberal que lo sostiene hoy, y los italianos, cuna del derecho, la buena vida y el arte, lo han detectado, como suelen, antes que nadie. Creer que una gran coalición entre los dinosaurios Berlusconi y D’Alema es la solución a esa disfunción europea es una quimera sin sentido. Ha sonado la hora de los pepitos grillo. Gobernar por decreto a favor de los bancos, las empresas y las élites, y dejar a los jóvenes sin presente tiene estas cosas. La tercera República Italiana ha empezado».

Comentarios
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