"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

La mayor organización de «ex-gays» anuncia su cierre, pidiendo perdón por el daño causado

Exodus International, la mayor y más antigua organización de «ex-gays», ha anunciado el cese de sus actividades, tras una disculpa pública por parte de su presidente, Alan Chambers. Se trata del fin de uno de los pilares del movimiento de “ex-gays”, promotores de las denominadas “terapias reparadoras” y de leyes homófobas dentro y fuera de los Estados Unidos.

Fundada en 1976, Exodus International llegó a tener más de 100 delegaciones en los Estados Unidos y más de 150 colectivos afiliados a lo largo y ancho del mundo. Se trata probablemente del grupo de “ex-gays” más conocido e influyente (uno de sus directivos, Don Schmierer, es uno de los tres conferenciantes estadounidenses que en su momento habrían contribuido a desencadenar la ola de homofobia en países como Uganda).

“Exodus es toda una institución en el mundo cristiano y conservador, pero hemos dejado de ser un organismo vivo”, ha declarado Chambers. “Hemos sido prisioneros durante bastante tiempo de una concepción del mundo que no es respetuosa hacia el prójimo ni bíblica”, añadiendo que “desde una perspectiva judeocristiana somos todos hijos e hijas pródigos, homosexuales, heterosexuales o como quiera que seamos. Exodus International es el hermano primogénito [de la parábola del hijo pródigo], intentando imponer su criterio sobre las promesas de Dios, y emitiendo juicios sobre quién es digno de Su Reino. Dios nos llama a ser el Padre, a acoger a todos, a amar sin trabas”.

La junta directiva de Exodus International habría votado unánimemente a favor de cerrar la organización y comenzar un nuevo ministerio, “para una nueva generación”, en palabras de Chambers. “Nuestro objetivo es reducir el miedo y trabajar con las iglesias para convertirnos en comunidades seguras, acogedoras y mutuamente transformadoras”. La disculpa de Chambers va incluso más allá, reconociendo el inmenso daño causado por Exodus a lo largo de los años y deseando que el vacío dejado tras su cierre jamás sea ocupado por otra organización de “ex-gays” (aunque queda por ver en qué se convertirá el anunciado nuevo grupo).

Ya sea por un genuino cambio de mentalidad, o por la dificultad de mantener un negocio en un contexto cada vez menos rentable (con menos donantes y perdiendo el estatus de asociación benéfica en lugares como Nueva Zelanda), lo cierto es que soplaban vientos de cambio en el seno de Exodus desde al menos el año pasado, cuando el mismo Chambers admitió que no se puede conseguir que alguien cambie de orientación sexual mediante terapia y que intentarlo puede tener efectos perniciosos. De hecho hay quien habla de un éxodo desde el movimiento “ex-gay”. El que fuera presidente de la organización entre 1995 y 2000, John Paulk, admitió hace apenas dos meses que nunca había dejado de ser gay y que las “terapias reparadoras” que durante años había promocionado son no solo inútiles sino dañinas, y pidió disculpas por el daño causado. Y uno de sus fundadores, Michael Bussee, abandonó la organización en 1979 y desde entonces ha sido una voz crítica contra ese tipo de “terapias”.

El fin de Exodus ha sido acogido con satisfacción por el activismo LGTB y con dureza por otras organizaciones homófobas. En España, por ejemplo, José María Núñez Blanco, presidente de Fundación Triángulo, ha declarado que “es una magnífica noticia, a pesar del enorme daño que han hecho durante todo este tiempo. Les pedimos a los cristianos de buena voluntad, que atiendan a esto y que miren con humildad el terrible daño, dolor, incluso muerte que producen con su intolerancia. Esperamos que defensores de las mismas absurdas teorías, como la Conferencia Episcopal Española y especialmente su presidente y el obispo de Alcalá, se disculpen por estar apoyando estas mismas horribles torturas”.

Lo cierto es que aún queda mucho por hacer en la lucha contra las peligrosas mentiras del movimiento “ex-gay” y las “terapias reparadoras”, pero estamos sin duda ante un importante avance. Exodus era uno de los grandes pilares de dicho movimiento, y esperemos que le sigan otros en su caída.

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