"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Nuevas ejecuciones a manos del Estado Islámico devuelven a la actualidad la espantosa situación de las personas LGTB en la zona

Terribles imágenes las difundidas estos días en las que puede verse como dos hombres, acusados de ser homosexuales, son arrojados al vacío desde el ático de un edificio en Mosul (Irak) por militantes del autoproclamado Estado Islámico. Todo apunta a que los asesinatos se encuadran en el contexto de una operación más amplia de castigo a opositores al régimen implantado en el territorio que hoy día controla el Estado Islámico (buena parte de Irak y Siria).

Desde que el Estado Islámico comenzara su expansión, en todas aquellas zonas que ya han caído bajo su control ha pasado a estar vigente la interpretación más extremista de la sharía o ley islámica, que castiga con la muerte las relaciones homosexuales. De hecho, ya son varios los reportes de ejecuciones por esta causa. En noviembre, por ejemplo, nos hacíamos eco de la muerte por lapidación de dos hombres en la provincia siria de Deir ez-Zor. Y en diciembre se difundían fotografías que mostraban el asesinato de otro hombre el un lugar indeterminado, arrojado también desde lo alto de un edificio y luego lapidado.

Por razones obvias, resulta complicado acceder a información contrastada sobre estos asesinatos, o sobre otros que puedan estar ocurriendo. En realidad es difícil saber si se trata verdaderamente de homosexuales o de opositores al Estado Islámico a los que se acusa de ser homosexuales como pretexto para asesinarlos. Organizaciones en favor de los derechos LGTB han hecho un llamamiento a la prudencia en este sentido, con objeto de no exacerbar el miedo de las personas LGTB que viven en la zona y causar daños mayores. Lo que resulta indiscutible es que el odio homófobo está en cualquier caso presente y es utilizado como herramienta aleccionadora.

En este contexto, no resultan precisamente sorprendentes noticias como la que conocimos también en noviembre: un islamista procedente del Reino Unido, que cometió un atentado suicida en Irak (causando la muerte a otras ocho personas) había sido condenado en su país de origen… por distribución de panfletos amenazantes contra la comunidad LGTB. No era, de hecho, su primer antecedente homófobo.

La comunidad LGTB, gran perdedora del proceso abierto con la invasión de Irak

Poco se puede añadir a este horror. Y es que con independencia de su contribución al terrorismo internacional, la extensión y consolidación del Estado Islámico supone en primer lugar la imposición de un régimen de terror a una parte muy importante de la propia población árabe que vive bajo su dominio. La comunidad LGTB, en este sentido, es una de las grandes perdedoras.

Dos países como Siria e Irak, que al margen de otras consideraciones geopolíticas fueron en el pasado estados de tradición laica (vinculada al baazismo gobernante), en los que las personas LGTB podían encontrar pequeños espacios de libertad, han acabado por convertirse para ellas en un auténtico infierno. El caso de Irak es paradigmático. La homosexualidad fue allí legal hasta 2001, cuando Sadam Hussein, para contentar a los sectores religiosos, decidió castigar las relaciones homosexuales con cárcel y, en caso de reincidencia, con pena de muerte. No obstante, no se recuerda que dicha legislación llegara a ser aplicada. “Entonces teníamos clubes nocturnos, bares, áreas de encuentro y una red de asambleas sociales”, explicaban en su momento desde la organización Iraqi LGBT. De hecho, durante los años 80 y primeros 90, la vida nocturna de los homosexuales en Bagdad atraía a visitantes de países vecinos, como Kuwait o Arabia Saudí.

Tras la invasión, la situación legal de la homosexualidad se sumió en un estado de confusión. La entonces autoridad administrativa estadounidense ordenó en 2003 retrotraer los códigos penal y civil a la situación vigente en los 70, pero la diversidad de autoridades existentes según la zona del país, así como el papel preponderante que los líderes religiosos alcanzaron (especialmente en el área de mayoría chií) facilitó que la persecución de las personas LGTB fuera en aumento. En los años sucesivos la situación no hizo más que empeorar, y las denuncias sobre el secuestro, la tortura y el asesinato de homosexuales, involucrando además a las fuerzas de seguridad, no hacían sino aumentar en todas las zonas del país.

En el caso del área suní, la situación de profundo descontento con el régimen surgido de la invasión, unida a la difusión de las ideas religiosas más radicales, ha acabado además por cristalizar en un fenómeno como el del Estado Islámico, que también controla ya una parte importante del territorio sirio. Y es que en Siria la revuelta contra el régimen baazista de Bashar al-Asad (alentada, dicho sea de paso, por occidente) ha confluido finalmente en ese mismo fenómeno.

Un infierno, en definitiva, para las personas LGTB, y del que no parece existir hoy día salida.

Comentarios
  1. odin
  2. Charly
  3. iñigo
  4. Cavernarius

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