"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Reacciones católicas al atentado de Orlando: condena clara, pero grandes reticencias a la hora de aludir de forma expresa a la homofobia

VaticanoEntre las numerosas reacciones al atentado de Orlando no han faltado las procedentes de ámbitos religiosos, incluyendo la Iglesia católica. Pese a su carácter homófobo, el horror del ataque ha hecho que esta vez no les haya quedado más remedio que reaccionar y condenarlo. No obstante, llama la atención la “dificultad” que parecen tener a la hora de referirse al que al fin y al cabo es el motivo del crimen: la sexualidad real o percibida de quienes asistían la madrugada del sábado al club Pulse.

Esta vez no podían no reaccionar. Hasta los obispos más conservadores, de hecho, se han visto obligados a condenar la masacre de Orlando. No obstante, el hecho de que la doctrina oficial de la Iglesia católica rechace las relaciones homosexuales ha influido, probablemente, en que hayan medido mucho sus palabras. Más allá de la clara condena, apenas hay mención explícita al odio por orientación sexual o por identidad de género.

No podemos dar cuenta, obviamente, de todas y cada una de las reacciones. Nos parece con todo de interés glosar algunas. La más importante, lógicamente, ha sido la del Vaticano. La Santa Sede mostró su “dolor y execración” ante el ataque: “La terrible masacre ocurrida en Orlando, con un número altísimo de víctimas inocentes, ha suscitado en el papa Francisco y en todos nosotros los sentimientos más profundos de execración y de condena, de dolor y de turbamiento ante esta nueva manifestación de locura homicida y odio insensato. El papa Francisco se une en la oración y en la compasión al sufrimiento indecible de las familias de las víctimas y de los heridos y los encomienda al Señor para que puedan encontrar consuelo. Todos esperamos que se puedan identificar y combatir eficazmente lo antes posible las causas de esta violencia horrible y absurda, que turba tan profundamente el deseo de paz del pueblo americano y de toda la humanidad”.

También merece destacarse la de la Conferencia Episcopal estadounidense, que emitió su comunicado muy poco después de conocerse el alcance de la matanza: “Despertarnos con la indecible violencia en Orlando nos recuerda lo preciosa que es la vida humana. Nuestras oraciones están con las víctimas, sus familias y con todos los afectados por este acto terrible. El amor misericordioso de Cristo nos llama a la solidaridad con quienes sufren y a una resolución mayor para proteger la vida y dignidad de toda persona”.

Sólo hay una excepción destacable a esta ausencia de mención explícita a la realidad LGTB. Se trata de Robert Lynch, obispo de la diócesis de St. Petersburg, en Florida, cercana a la diócesis de Orlando. En una entrada en su blog, Lynch señala la excesiva libertad de la venta de armas como uno de lo factores que ha influido en la masacre. Igualmente, habla en contra de la islamofobia que puede azuzarse aprovechando el atentado, refiriéndose sobre todo al discurso del candidato republicano Donald Trump. Sin embargo, también apunta a la religión, y hace autocrítica: “Por desgracia es la religión, incluida la nuestra, la que apunta sobre todo verbalmente a las personas LGBT, y frecuentemente también alimenta el desprecio hacia los gais, lesbianas y transgénero. Los ataques de hoy a los hombres y mujeres LGBT plantan la semilla del desprecio, luego el odio, que últimamente puede llevar a la violencia. Esas mujeres y hombres cuyas vidas fueron segadas ayer de madrugada eran todas hechas a imagen y semejanza de Dios. Lo enseñamos. Lo deberíamos creer. Debemos dar un paso al frente por ello (…) Señalar a personas para su victimización a causa de su religión, orientación sexual o nacionalidad es necesariamente ofensivo a oídos de Dios. Tiene que parar también”.

En España

También en España hubo condenas. En primer lugar, la de la propia Conferencia Episcopal, que, en un tuit de su secretario general citaba la condena del Vaticano y añadía: “Nos unimos al dolor y oraciones del Papa por las víctimas y sus familias de la matanza de Orlando”. Destaca especialmente la de la archidiócesis de Valencia, con el cardenal Antonio Cañizares a la cabeza (reciente protagonista de varias polémicas en torno al “imperio gay” y los llamamientos a la desobediencia de las leyes sobre igualdad de género). Cañizares se apresuró a condenar el atentado expresando su “rechazo más absoluto”. De nuevo, ninguna mención a la motivación homófoba, aunque curiosamente la nota de prensa del arzobispado sí que puntualizó que el ataque se había producido “contra un club frecuentado por personas homosexuales”. Algo es algo…

Con todo, la reacción más llamativa, por decirlo de alguna manera, fue la del obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, uno de los más conservadores en la ya conservadora jerarquía católica española. En un tuit publicado el día del atentado, ponía la imagen de uno de los selfies publicados por el asesino haciendo poses, y se preguntaba si no sería el “narcisismo” la “causa última” del fanatismo, mostrando, eso sí, su «solidaridad y oración» con las víctimas. Ninguna mención a la homofobia:

Esta «contención» a la hora de referirse o mencionar explícitamente a las personas LGTB o a la homofobia no parece casual. En el fondo denota simplemente la dificultad de apoyar al colectivo LGTB cuando al mismo tiempo se mantiene el discurso condenatorio. En este sentido, el activista bisexual cristiano Eliel Cruz señala, acertadamente, que hay un problema de fondo cuando se sigue manteniendo la LGTBfobia en tantos discursos teológicos en todas las grandes religiones. “Estamos apuntando a creencias islámicas radicalizadas. Pero tenemos que entender que la mayoría de las religiones mundiales (…) predican una teología anti-LGTB que es insidiosa en la forma en que se manifiesta. Así, puede que los cristianos no nos lancen desde edificios. No nos disparan. Pero su teología nos está llevando a que queramos matarnos. Su teología nos anima a rezar a Dios para que nos quite el que seamos LGTBQ. Lleva a la muerte en cualquier caso”., asegura en una entrevista.

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