"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Los Premios Óscar 2018 en clave LGTB: «Call Me by Your Name» y «Una mujer fantástica» hacen historia

El domingo pasado se entregaron los codiciados Premios Óscar y, aunque a priori el protagonismo LGTB no fue tan importante como el año pasado [ver artículo], siquiera el anterior [ver artículo], lo cierto es que hablamos de una edición tremendamente importante para nuestra comunidad, tanto por las películas premiadas como por los récords que estas han batido, sin olvidarse de la alta presencia de personas LGTB entre los nominados aun cuando lo estuvieran por trabajos de temática heterosexual. Por tanto, aunque mi compañero Flick os habló al día siguiente de la gala [ver artículo], voy a continuar mi tradición de analizar estos galardones desde la perspectiva LGTB.

Sin lugar a dudas, la gran película LGTB de la 90 edición de los Premios Óscar fue Call Me by Your Name [crítica], maravillosísima adaptación de la novela de André Aciman que, pese a quedarse fuera de la lucha por las estatuillas a mejor dirección (Luca Guadagnino, delicadísimo), mejor fotografía (Sayombhu Mukdeeprom) y mejor actor de reparto (Armie Hammer y Michael Stuhlbarg, ambos harto carismáticos), terminó haciéndose con el entorchado a mejor guion adaptado para el gran James Ivory, quien, a sus 89 años, ya es la persona de mayor edad receptora de la estatuilla. Se trata además de la primera vez que la Academia laurea al famoso cineasta británico, quien había sido previamente nominado por Una habitación con vistas (1985), Regreso a Howards End (1992) y Lo que queda del día (1993), eso sí, como director. Ivory, a quien también debemos el clásico gay Maurice (1987), recogió el premio ataviado con una camisa inspirada en el personaje de Timothée Chalamet, magnífico protagonista de Call Me by Your Name que siempre será nuestro ganador aun cuando Gary Oldman (El instante más oscuro) también lo merecía (de resultar ganador, por cierto, habría sido el más joven de la historia). Junto a las nominaciones de actor y guion adaptado, la cinta tenía una candidatura en la categoría de mejor canción original gracias al emotivo «Mystery of Love», el cual Sufjan Stevens (que no pudo derrotar al «Remember Me»de Coco) interpretó en directo con la máxima sensibilidad que lo caracteriza.

La cuarta nominación de la película correspondía al Óscar principal, el cual recogió La forma del agua, del mexicano Guillermo del Toro, una fantasía que también puede verse como una celebración del amor en todas sus formas al intercalar el peculiar romance entre una mujer muda y un monstruo marino con los torpes intentos de un hombre gay por dar con el amor en los EE.UU. de 1963. Por este último papel, para el que fue considerado Ian McKellen, fue nominado al Óscar Richard Jenkins, quien, al igual que Chalamet, es heterosexual, no elevando por tanto al escasísimo número de intérpretes abiertamente LGTB nominados por la Academia. Este último, por cierto, forma parte también del reparto de Lady Bird, simpática comedia que cuenta a su vez con un personaje (muy secundario pero bien tratado) gay al que encarna Lucas Hedges (nominado el año pasado por Mánchester frente al mar), la cual se fue tristemente de vacío pese a estar nominada en todas las categorías principales. Entre estas destacaba, por cierto, la de Greta Gerwig, quinta mujer nominada al Óscar en la historia de estos galardones. Pero, para récord, el de Rachel Morrison, primera mujer en la historia nominada al Óscar a mejor fotografía. ¡Y encima abiertamente lesbiana! Lo logró por Mudbound, película dirigida por otra mujer lesbiana, Dee Rees, quien estaba nominada como guionista (siendo la primera afroamericana que lo consigue). Ellas no ganaron, pero Darla K. Anderson y Adrian Molina, productora y codirector de Coco (Óscar a mejor película de animación), sí. Y no sólo ambos son homosexuales, sino que nos regalaron besos en directo y claros discursos de agradecimiento. Bravo por ellos, sobre todo cuando Disney y Pixar todavía nos deben una película de temática LGTB.

Entretanto, la dura Una mujer fantástica [crítica] se convirtió en la obra chilena receptora del Óscar a mejor película en lengua no inglesa (algo que han puesto de manifiesto todos los medios), pero también en la primera cinta de temática LGBT que lo logra (Todo sobre mi madre (1999), con la que Pedro Almódovar ganó su primera estatuilla, tambien abordaba la identidad trans, pero en un plano secundario). Hablamos, por cierto, de una sección donde se quedaron fuera a última hora la francesa 120 pulsaciones por minuto [crítica], a la que muchos daban en su día incluso como ganadora, y la sudafricana La herida [crítica], que se coló en el listado de nueve preseleccionadas pero no alcanzó la nominación, además de la finesa Tom of Finland [crítica] y la noruega Thelma, de próximo estreno. Volviendo a Una mujer fantástica, Rita Moreno, todo un icono LGTB, fue la encargada de entregar entusiastamente (y vestida igual que cuando ganó ella misma el premio con West Side Story allá por 1962) el galardón, el cual recogieron el director Sebastián Lelio y la actriz Daniela Vega, a quien correspondió además presentar la mentada actuación de Sufjan Stevens. Este Óscar, el primero otorgado a una película protagonizada por un intérprete trans, podría repercutir en las leyes chilenas, contribuyendo a los por el momento altamente vulnerados derechos de la comunidad trans. El toque trans de la edición se completa con Yance Ford, hombre trans nominada por el documental Strong Island, donde trata tanto el terrible asesinato de su hermano como su propia identidad (en el momento que aborda el documental, él era aún percibido como mujer).

Bravo por Luca Guadagnino, James Ivory, Timothée Chalamet, Sufjan Stevens, Sebastián Lelio, Daniela Vega, Dee Rees, Rachel Morrison, Darla K. Anderson, Adrian Molina, Greta Gerwig, Guillermo del Toro y Richard Jenkins por contribuir de un modo u otro a la visibilidad de la comunidad LGTB en uno de los eventos más mediáticos del año. Ni eso ni su maravilloso trabajo será jamás olvidado.

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