"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Un joven británico es condenado a cadena perpetua por transmitir el VIH intencionadamente a varios contactos

Daryll Rowe, peluquero gay británico de 27 años, ha sido condenado por un tribunal de Brighton a cadena perpetua (revisable a los 12 años) por intentar transmitir deliberadamente el VIH a varios hombres con los que mantuvo relaciones sexuales sin protección entre 2015 y 2016. Por desgracia, cinco de ellos cayeron en la trampa.

Después de que le diagnosticaran el VIH en abril de 2015 Daryll Rowe decidió no tratarse. Sin embargo, mantuvo encuentros con hombres a través de Grindr (la conocida aplicación para poner en contacto a personas gais de una misma zona) y tuvo sexo sin protección con al menos ocho de ellos en la ciudad de Brighton y sus alrededores entre octubre de ese año y febrero de 2016. Luego, huyó hacia el noreste del país, logrando esquivar a la policía y sumando otras dos víctimas.

Cuando quedaba con esos hombres les contaba expresamente que era seronegativo, logrando así que algunos de ellos accedieran a mantener relaciones sexuales sin protección con él. Si no lograba convencerlos, usaba condones que él mismo había comprado y saboteado (para poder seguir diseminando el virus). Tras estos encuentros sexuales, Rowe se volvía agresivo y se burlaba de esos hombres a través de mensajes del tipo «Tengo VIH. Lol. ¡Ups!», «Te atrapé» o «Rompí el condón y espero que sientas mi semen dentro de ti». Varias de sus víctimas fueron en efecto diagnosticadas de infección por VIH y dos de ellas dieron la voz de alarma. Rowe fue acusado de haberse embarcado en una campaña deliberada para infectar a otros hombres con VIH, rechazando el tratamiento e ignorando los consejos de los médicos. Ya detenido, entró en prisión preventiva y hace pocos días conoció la sentencia impuesta por el Tribunal de la Corona de Brighton: cadena perpetua con un cumplimiento mínimo de prisión de doce años.

Durante el juicio, Rowe no se inmutó al escuchar, de boca de la fiscal Caroline Carberry, las duras declaraciones de nueve de sus víctimas (cuyas identidades están protegidas por la ley), que sufrieron daños físicos y/o psicológicos y que en algunos casos llegaron a contemplar el suicidio. El tribunal tuvo acceso a un informe psiquiátrico según los cuales Rowe actuó con «un grado significativo de ira, control, sadismo y violencia». «Daryll Rowe se embarcó en una campaña cínica y deliberada para infectar a otros hombres con VIH, manteniendo relaciones sexuales de alto riesgo sabiendo que las posibilidades de transmisión eran muy altas», concluyó el tribunal. «Desafortunadamente para muchos de los hombres con los que contactó, su operación fue exitosa. Engañó a esos hombres haciéndoles creer que era seronegativo, tranquilizando así a aquellos con quienes tenía intimidad». Rowe, por su parte, recurrió a la mentira y aseguró al jurado que creía que ya se había curado del virus cuando se mudó a Brighton gracias a varias terapias alternativas como la práctica de beber su propia orina.

Rechazó tratarse, lo que hubiera podido evitar las transmisiones

Según ha señalado Deborah Gold, directora ejecutiva de la organización National AIDS Trust (NAT) el caso de Rowe, primero de este tipo en el Reino Unido, es excepcionalmente raro. «Transmitir intencionadamente el VIH es un crimen deplorable que solo se puede cometer evitando el propio y crucial tratamiento», añadió. Es importante destacar, en este sentido, que en efecto las personas con VIH en tratamiento y que alcanzan una carga viral indetectable en sangre ya no transmiten la infección, al margen de que utilicen o no otras medidas de protección.

Algunas de las víctimas de Rowe le tacharon directamente de sociópata. «Era mi vecino y siempre estaba conectado a Grindr. Era bastante raro. A veces, ponía en su perfil la foto de otro y me escribía para quedar conmigo. Si no le hacía caso, al día siguiente se cambiaba la foto. Sabía que muy normal no era», cuenta a dosmanzanas uno de los chicos con los que Rowe intentó, sin éxito, mantener relaciones.

Cabe señalar que en Inglaterra y Gales la transmisión imprudente del VIH puede conllevar pena de cárcel con una sentencia máxima de cinco años por cada persona afectada, pero la transmisión intencional o maliciosa, como se demostró en este caso, puede conllevar la cadena perpetua.

Comentarios
  1. Bruane

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