"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Amnistía Internacional insta a Polonia a actuar contra los delitos de odio y a proteger a las personas LGTB

Amnistía Internacional, organización que trabaja por los derechos humanos en todo el mundo, ha hecho público un informe en el que urge al Gobierno y al Parlamento de Polonia a que tomen medidas para combatir los delitos de odio motivados por la orientación sexual, la identidad de género, la edad, la discapacidad o el estatus socioeconómico. A lo largo de 64 páginas, Targeted by hate, forgotten by law (que en castellano significa ‘motivados por odio, olvidados por la ley’) denuncia “la falta de una respuesta coherente a los crímenes de odio en Polonia”. Solo en 2014, al menos 120 personas LGTB fueron víctimas de delitos de odio, según ha denunciado la asociación polaca Kampania Przeciw Homofobii (Campaña contra la Homofobia), un dato que también recoge y denuncia Amnistía.

El año pasado se cometieron en Polonia, por lo menos, 120 agresiones contra personas LGTB, motivadas por el odio. Decimos “por lo menos” porque esos son los crímenes registrados por el activismo polaco, pero hay que tener en cuenta los que no han sido denunciados por sus víctimas o los que, incluso en conocimiento de las fuerzas del orden público, no han sido considerados por estas como ‘delitos de odio’. La asociación LGTB Kampanii Przeciw Homofobii (KPH), en este sentido, precisa que solo el 10% de los casos de discriminación que atienden en un año acaban llevándose ante la justicia (por el desistimiento de las propias víctimas).

Uno de los más flagrantes delitos registrados en Polonia durante 2014 ocurrió en la ciudad de Szczecin (al noroeste del país), donde un joven gay de 20 años fue brutalmente asesinado tras salir de una discoteca de ambiente. Las autoridades todavía no han reconocido el agravante del odio homófobo y siguen calificándolo como ‘crimen común’. Patrick, la víctima, obtuvo la muerte como consecuencia de los múltiples golpes que recibió por parte de dos chicos de 18 años (que carecían de antecedentes policiales). Los jóvenes delincuentes abandonaron el cuerpo de Patrick en una obra, en las inmediaciones del local de ambiente del que este salía. Además de la descomunal agresión física, Patrick fue sometido a diversas vejaciones. Con todo, ni la policía ni el Gobierno de Polonia son capaces de ver ‘odio homófobo’ en estos actos repugnantes.

Marco Perolini, observador de Amnistía Internacional en Europa y Asia Central, ha recordado que “Polonia tiene obligaciones, según el derecho internacional, para asegurar que todos los grupos minoritarios estén igualmente protegidos contra la discriminación”. Perolini está convencido de que “el hecho de que las autoridades no logren hacerlo realidad es discriminatorio en sí mismo”. Las víctimas de los delitos de odio no son solo personas LGTB, también hay gente sin recursos, de otras etnias o color de piel, así como discapacitados. El colmo de la crueldad y de la deshumanización de los agresores de algunos de estos delitos de odio es que confesaron haberlo hecho por “aburrimiento” y porque para ellos las vidas de estas personas carecían de todo valor.

El informe Targeted by hate, forgotten by law, que ha publicado Amnistía Internacional, pone de manifiesto que “lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI) no están adecuadamente protegidos contra los delitos de odio y discriminación en Polonia”. A pesar de que el colectivo es víctima de una discriminación generalizada, “el ámbito de aplicación de la ley polaca contra la discriminación es muy limitado”. Por ello, en la página 41 del informe, Amnistía invita al Parlamento polaco a que apruebe una legislación específica que sirva para luchar contra estos delitos de odio y pide al Gobierno que se encargue de registrarlos, investigarlos y perseguirlos mediante las herramientas del estado que tiene a su disposición.

Polonia: entre la LGTBfobia y la desidia política

Las parejas del mismo sexo no cuentan con ningún reconocimiento y no gozan de protección legal alguna en Polonia. En enero de 2013, el Sejm (Congreso de los Diputados) rechazó tres proyectos de ley sobre uniones civiles, abiertas a gais y lesbianas. Las proclamas homófobas por parte de algunos diputados y el desagradable debate que tuvo lugar fueron entonces motivo de vergüenza y sonrojo para buena parte de la sociedad polaca. En mayo de 2015, el Parlamento rechazó un proyecto de ley sobre parejas de hecho, negándose incluso a iniciar un debate sobre la cuestión. Por otra parte, las personas trans deben someterse a un largo proceso con el fin de obtener el reconocimiento legal de su identidad de género, más difícil aún si tienen hijos menores.

Tampoco en parece que Polonia se haya cedido ante cuestiones simbólicas, de cara al colectivo LGTB, en los últimos años. La activista y diputada trans Anna Grodzka, que en febrero de 2013 se postulaba como posible vicepresidenta del Sejm de Polonia, tal y como recogía dosmanzanas. Sin embargo, la cámara votó ampliamente por la continuidad de Wanda Nowicka, a pesar de que se había visto envuelta en un escándalo y recibió una moción de censura por parte de su propio partido (el Ruch Palikota, el mismo que el de Grodzka). La diputada Anna Grodzka se hubiera convertido en la primera persona trans en obtener un cargo institucional en Polonia.

Desde dosmanzanas llevamos años haciéndonos eco de diversos episodios de discriminación y ataques contra el colectivo LGTB en Polonia. En marzo de 2013, por mencionar un ejemplo, publicábamos las homófobas declaraciones del expresidente Lech Wałęsa, en las que decía querer a los parlamentarios homosexuales lo más lejos posible: “en la última fila, e incluso más allá”. El católico y conservador Wałęsa, héroe de la resistencia al régimen comunista y Premio Nobel de la Paz, aseguró que “soy de la vieja escuela y no pienso cambiar. Entiendo que hay gente diferente, diferentes orientaciones y que tienen derecho a su identidad. Pero que no cambien el orden establecido desde hace siglos. No quiero ni oír hablar de eso. Que lo hagan entre ellos y que nos dejen en paz a mí y a mis nietos”. Y en junio de ese mismo año, el único diputado abiertamente gay de Polonia, Robert Biedroń, era agredido tras finalizar el Orgullo LGTB de Varsovia.

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