"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Bisexuales: más allá del estereotipo, un colectivo especialmente vulnerable y desprotegido

Un año más, este 23 de septiembre se ha celebrado el Día de la Visibilidad Bisexual. Estereotipos y clichés habrán aflorado de nuevo: «al fin y al cabo todos somos bisexuales», «la bisexualidad no existe: son homosexuales que no quieren asumirlo», «qué suerte tienen, pueden acostarse con todos», «son los más promiscuos, si no es con uno es con la otra»… Lo cierto es que ignoradas, cuando no abiertamente menospreciadas (no digamos ya cuando a su bisexualidad añaden además su condición de personas trans) la verdadera realidad de las personas bisexuales sigue siendo de gran vulnerabilidad. Así lo pone de manifiesto, por ejemplo, un estudio de la organización Human Rights Campaign.

El estudio hace un balance, en concreto, del estado de salud de las personas bisexuales en base a diferentes fuentes. Y los datos no son precisamente tranquilizadores. En las personas bisexuales hay una incidencia más elevada de problemas de salud comunes, como la hipercolesterolemia o el asma, así como un mayor riesgo de conductas adictivas, como el tabaquismo o el alcoholismo. Especialmente vulnerable parece ser el colectivo de mujeres bisexuales, que en comparación con el total de la población femenina presenta una incidencia más elevada de cáncer, en general, y de cáncer de mama, en particular, así como de obesidad y problemas cardiovasculares.

¿Por qué ocurre esto? La investigación apunta a que al menos parte de esta mayor prevalencia de problemas de salud se explica por la ausencia de medidas preventivas, derivada de la especial vulnerabilidad del colectivo bisexual, y especialmente de las mujeres bisexuales, que se someterían por ejemplo a menos pruebas de cribado, como la mamografía o la citología, para detectar precozmente cáncer de mama y de cuello de útero, respectivamente.

Este peor acceso de las mujeres bisexuales a los cuidados de salud estaría explicado, al menos en parte, por la bifobia institucionalizada. Una reciente encuesta en Reino Unido, por ejemplo, muestra que solo un tercio de las personas bisexuales sienten la suficiente confianza para hablar abiertamente con su médico de familia sobre su orientación sexual, y casi la mitad de ellas han experimentado episodios de bifobia durante su contacto con los servicios de salud. Otro estudio de The Williams Institute, en Estados Unidos, ha demostrado que las personas bisexuales se sinceran significativamente menos que las personas gais y lesbianas cuando acceden a los servicios de salud.

Hay más datos: si bien es más probable que las mujeres bisexuales se hagan la prueba del VIH que las heterosexuales, también parecen hacer uso con mayor frecuencia de prácticas de riesgo, lo que posiblemente traduce un fallo de las políticas de educación en materia de riesgo en este colectivo. Por lo que se refiere a la salud mental, el peso del estereotipo, la discriminación y la falta de soporte social se deja notar en mayores tasas de depresión, conductas adictivas, trastornos de la conducta alimentaria e incluso ideas suicidas.

Según una encuesta de Human Rights Campaign de 2012, el porcentaje de jóvenes no LGTB que se reconocían como «muy felices» ascendía al 21%. Entre los jóvenes que se reconocían como gais y lesbianas ese porcentaje se reducía al 8%, mientras que entre los que se reconocían como bisexuales se quedaba en el 5%…

Es cierto que hablamos de estudios que hacen referencia a las realidades estadounidense o británica, pero no hay razones de peso para pensar que en España o América Latina la situación sea significativamente distinta.

En definitiva, las personas bisexuales no son, por desgracia, esas personas felices y despreocupadas, afortunadas por «tener más posibilidades» que el resto y adornadas por ese aura de modernidad y cosmopolitismo que muestra el cine o la televisión. Se trata, por el contrario, de un grupo especialmente vulnerable, con dificultades durante la adolescencia y juventud para asumir su propia orientación por falta de referente sólidos, con frecuencia menospreciado por el resto del colectivo LGTB, y que en el caso de las mujeres y/o de las personas transexuales añade estigmas y dobles o triples discriminaciones que demuestran, un año más, la pertinencia de días como el que acabamos de celebrar.

Comentarios
  1. iñigo
  2. Rodrigo
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