"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Más de 5.000 personas se manifiestan en Kiev en el Orgullo LGTB más multitudinario de la historia de Ucrania pese a las amenazas de los ultras

Kiev acogía este domingo la manifestación del Orgullo LGTB con mayor participación de su historia: más de 5.000 personas, protegidas por un número similar de agentes de policía y miembros de otros cuerpos de seguridad. Antes de la manifestación, que transcurrió sin incidentes reseñables, el viceministro de Interior de Ucrania, Serhiy Yarovyy, decía que «insistimos en evitar enfrentamientos, provocaciones y ningún intento de fuerza para contrarrestar la marcha. Hacemos un llamamiento formal a todas las partes para que no recurran a las provocaciones y actúen en el marco de la ley. La Constitución es la misma para todos». Eso sí,  57 radicales de un grupo de unos 150 hombres de extrema derecha nacionalista fueron detenidos por enfrentarse violentamente a la policía, al negarles esta el acceso al recorrido de la marcha en busca de enfrentamientos. Por ello, resulta sorprendente que el Gobierno de Poroshenko subvencione a estos grupos. Recordemos que el pasado septiembre el Consejo de Europa expresaba su preocupación por el incremento de la violencia contra la comunidad LGTB en Ucrania, por lo que el Orgullo de este año puede considerarse como «histórico» por su normalidad y por su elevada participación.

Las 300 personas que marchaban en 2015 en el Orgullo de Kiev se han convertido, solo tres años después, en más de 5.000. Aquel año diez personas resultaron heridas durante el ataque de un grupo de extrema derecha a la Marcha del Orgullo. Los atacantes, que arrojaron piedras y botes de humo a los manifestantes, fueron reducidos por el efectivo policial dispuesto al efecto, compuesto por 2.000 agentes, que sufrieron también enfrentamientos de cruda violencia. Al menos 25 de los agresores fueron detenidos y conducidos a las dependencias policiales. En 2014, el Orgullo de Kiev tuvo que suspenderse por no ser «el momento adecuado para una celebración», según argumentaban entonces las autoridades.

A pesar de que cualquier muestra de visibilización LGTB continúa en el ojo del huracán para los grupos de extrema derecha, que cada vez se encuentran con más resistencia por parte de las autoridades y de los cuerpos de seguridad, el activismo no se detiene. Por ello, en el Orgullo de Kiev de este año no se ha escatimado en el despliegue de seguridad que, aparte de los 5.000 policías, ha contado con una brigada antiexplosivos, militares y trabajadores del servicio de estado para situaciones de emergencia. Posiblemente, estas medidas responden a la llamada de atención que el país recibía hace unos meses por parte de la Comisión Europea.

Pese a todo, y aunque en esta ocasión no lograron su propósito de violentar e interrumpir la manifestación, el grupo de extrema derecha nacionalista C14 formado por unos 150 hombres, trató de irrumpir sin éxito dentro del recorrido de la marcha igualitaria en busca de enfrentamientos y violentas polémicas. Al ser bloqueados por la policía, estos radicales se enfrentaron a los agentes lanzando botes de humo. El jefe de policía de Kiev, Andriy Krischenko, confirmaba que 57 miembros de grupos radicales fueron detenidos. Paradójicamente, los extremistas de C14 «denunciaban» que los agentes de policía rodearon a sus manifestantes y los atacaron con porras y gas lacrimógeno.

A la convocatoria de KyivPride se unieron diputados ucranianos como Svetlana Zalishchuk, Sergei Leshchenko o Alex Mushak, así como el ministro alemán de Asuntos Europeos, Michael Roth, o la eurodiputada ecologista Rebecca Harms, entre otros. «Queremos sentirnos libres en nuestro país», expresaba Tymur Levchuk de KyivPride. Levchuk alegaba también que «Kiev es una ciudad donde no debería haber discriminación, violencia o alienación», ya que «esta es una ciudad donde todas las personas pueden ser ellas mismas».

La diputada Svetlana Zalishchuk recordaba, por su parte, que «este es el tercer año consecutivo en que el Orgullo puede transcurrir en paz». Además, añadía que «los derechos LGBT+ no solo son importantes para la comunidad LGBT+, sino para todo el país. Los países con más igualdad para la comunidad LGBT+, también tienen niveles más altos de PIB». A pesar de no haberse registrado incidentes durante la manifestación, la directora de KyivPride, Ruslana Panukhnik, pedía que cualquier agresión o ataque verbal o físico sufrido por cualquier persona fuera del recorrido de la marcha fuera comunicado para tomar las medidas correspondientes.

Este vídeo recoge varios momentos del Orgullo de Kiev de 2018:

El Gobierno de Petró Poroshenko subvenciona a los nacionalistas LGTBfóbicos

Distintas organizaciones y medios ucranianos e internacionales se han hecho eco de la doblez del Gobierno conservador y neoliberal de Petró Poroshenko con respecto al grupo de extrema derecha nacionalista C14 y otros de similar calado. A pesar de protagonizar enfrentamientos y acciones violentas de carácter racista (en contra del colectivo gitano, por ejemplo), LGTBfóbicos y de otra naturaleza, en C14 están siendo subvencionados y mantienen privilegios por parte de la administración del Estado. Especialmente grave es que el dinero público que reciben se enmarca en «proyectos de educación nacional-patrióticos», como la «Asamblea educativa» o un campamento infantil (por los que reciben 14.000 euros del Ministerio de Juventud y Deportes), que tienen la finalidad de adoctrinar a los niños y a los jóvenes en ideologías basadas en el odio, la exclusión y el fanatismo.

Para Mykola Lyakhovych, jefe del Departamento de Educación Nacional Patriótica del Ministerio de Juventud y Deportes, el reparto de subvenciones se realiza «de acuerdo con la legislación». Afirma que la comisión «no puede analizar la ideología de las organizaciones que presentaron sus propuestas», y que simplemente evalúan si los proyectos cumplen con las prioridades esbozadas para la competencia según la resolución pertinente del Gabinete de Ministros del 12 de octubre de 2011. C14 no es la única organización de extrema derecha a la que el Estado de Ucrania dota con fondos públicos. Holosiyiv Hideout recibirá 25.000 euros para organizar cuatro festivales, dirigidos también a los jóvenes.

Estos preocupantes precedentes abren la veda, si el Gobierno de Poroshenko no da marcha atrás, a que otros movimientos cuyos miembros no ocultan su antagonismo a miembros de minorías étnicas, religiosas o sexuales sigan presentando «proyectos educativos» a los que luego se les asigne dinero de los contribuyentes. Detrás de estas subvenciones, en realidad, parece esconderse un intento de acallar y contentar a los sectores sociales nacionalistas ucranianianos. Su ceguera, posiblemente, les impide ver que si hacen fuertes a estos extremistas acabarán suponiendo un grave escollo para la democracia, la convivencia pacífica y los Derechos Humanos. Quizá cuando el Gobierno de Poroshenko se de cuenta sea demasiado tarde.

El siguiente es un ejemplo de la «cultura» que estas organizaciones de extrema derecha inculcan a los jóvenes: tratar de violentar e impedir el transcurso de una manifestación democrática e igualitaria como la del Orgullo LGTB de Kiev…

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