Cinco mujeres trans concurren como candidatas en las elecciones generales de Pakistán
Las elecciones generales que se celebran en Pakistán este miércoles 25 de julio serán consideradas como históricas por la participación de cinco mujeres trans (la cifra más elevada hasta la fecha). Tres de ellas aspiran a ocupar un escaño en la Asamblea Nacional y las otras dos se postulan como representantes provinciales. Hasta trece personas trans han intentado presentarse para aspirar por diferentes cargos. Sin embargo, solo cinco de ellas han logrado formalizar sus candidaturas, en parte por la presión social, por la discriminación a la que se han visto sometidas o por la imposibilidad de conseguir fondos para la campaña (alguna, incluso, se ha visto forzada a abandonar el país). La comunidad trans de Pakistán sigue avanzando en la visibilización y en la conquista de derechos; una realidad que, desgraciadamente, convive con los numerosos episodios de violencia tránsfoba: solo en 2017 se registraron 208 casos y entre 2015 y la actualidad se han contabilizado, al menos, 56 asesinatos.
Nadeem Kashish, una mujer trans de 35 años, se presenta como independiente a las elecciones generales de Pakistán de este miércoles. Lo hace por la circunscripción NA-153 de Islamabad. «La gente se entera de mi elección y piensa que es una broma, simplemente comienzan a reírse», explica Kashish, que está realizando una campaña puerta a puerta y comercio a comercio. Esta candidata vive en un hogar grupal de personas trans, en uno de los barrios más pobres de Islamabad. También cuenta con apoyos, que se dejan oír en el programa de radio que presenta semanalmente. Desde las ondas ha elevado numerosas denuncias para mejorar la calidad de vida de la población de la capital del país, como la falta de suministro de agua potable o los cortes constantes de electricidad. «Estoy compitiendo contra grandes nombres como Imran Khan y el ex primer ministro Shahid Abbasi, y no me consideran una amenaza real», confiesa. Nadeem Kashish fue rechazada por su propia familia. Kashish, además, es presidenta de la asocación por los derechos fundamentales «She Male».
Nayyab Ali es otra de las aspirantes a la Asamblea Nacional de este país asiático, por la circunscripción NA-142 (Okara). La vida de Ali en Pakistán también ha sido muy dura. A los 13 años su familia la echó de casa y, años después, fue atacada con ácido en su rostro por un hombre celoso (con el que supuestamente había tenido algún tipo de relación). Fue durante uno de los shows que realizaba para ganarse la vida, a pesar de estar en posesión de una licenciatura en Botánica por la Universidad de Punjab. Después de recuperarse de las quemaduras, comenzó a trabajar para mejorar su comunidad y decidió dar el paso a la política activa (también consiguió desempeñarse como profesora).
«Me di cuenta de que sin poder político y sin ser parte de las instituciones del país, no puedes obtener tus derechos», argumenta Ali. Esta mujer trans de 26 años, que se presenta bajo el paraguas de un partido político de Tehreek-e-Insaf Gulalai, defiende que «no solo somos la voz de la comunidad transgénero, también somos la voz de las mujeres y las minorías» por lo que si la gente «quiere un cambio real, vote transexual».
«Se debe formalizar una ley por la cual los padres deben aceptar y mantener a sus hijos transgénero hasta que cumplan 18 años de edad. Ninguna persona tran debe ser forzada a ser parte de la cultura Guru», reivindica Nayyab Ali.
Maria Khan se postula como diputada independiente por la circunscripción PK-31 (Mansehra). Ella tuvo que huir literalmente de su casa tras ser acosada e intimidada por sus vecinos y por sus propios hermanos cuando solo tenía 10 años. «Cuando te vas de casa, los grupos transgénero son el único lugar donde te sientes segura», se lamenta Khan. «Nuestra propia familia contrata gente para asesinarnos», añade esta candidata provincial.
Lubna Lal, también conocida como «Madame Lal», aspira igualmente a un escaño, concretamente por la circunscripción PP-26 (Jehlum). Lubna Lal tenía solo 15 años cuando tuvo que abandonar su hogar y, al igual que Resham Zahid, se presentó en los comicios de 2013. Ya entonces prometía «no solo representar a la comunidad transexual, sino a todos los que viven en la pobreza. Quiero ayudar a la gente pobre y mejorar la educación, los servicios de salud y el alcantarillado. La gente pobre de esta área está contenta de que esté en pie». Se presenta por el partido de Tehreek-e-Insaf Gulalai.
Resham Zahid concurre como independiente por la circunscripción NA-105 (Gujrat). Zahid ya cuenta con experiencia en estas lides, puesto que se presentó en las anteriores elecciones generales para «ayudar a los pobres y a los desposeídos», con una sencilla flor como símbolo de su campaña. Bastan los poco más de cinco segundos que dura el siguiente vídeo de YouTube para hacerse una idea de la batalla (no solo política, sino también social) a la que se enfrentan estas valientes mujeres. Zahid aparece saliendo de un edificio público rodeada por un grupo de hombres que se le quedan mirando y se ríen de ella.
Más de 105 millones de personas están llamadas a las urnas en Pakistán este miércoles 25 de julio (la mitad de los habitantes totales del quinto país más poblado del mundo). Las personas trans accedieron al derecho al voto en 2011. Y aunque estas cinco valientes candidatas tienen muy difícil conseguir sus escaños, lo cierto es que solo por la visibilización y el activismo merecen el reconocimiento. De hecho, están planeando crear un partido de cara a las próximas elecciones locales. «Las personas transgénero que se postulan para estas elecciones son líderes de la comunidad», dice Uzma Yaqoob, de Forum of Dignity Initiative. Para Yaqoob, estas candidatas «han dado un gran paso y necesitan aliento y confianza».
Las luces y sombras del colectivo LGTB de Pakistán
La Asamblea Nacional de Pakistán aprobaba el pasado mes de mayo la Ley de Protección de Derechos de las Personas Transgénero. Una norma que reconoce el derecho a decidir sobre la propia identidad de género y prohíbe la discriminación laboral y en otros ámbitos y que fue presentada en la cámara baja del parlamento bicameral pakistaní en agosto de 2017 por la diputada Naeema Kishwar. En el articulado se agrupan bajo el término «persona transgénero» realidades diversas como las personas intersexuales, los eunucos (varones de nacimiento sometidos a castración), los hombres y mujeres transexuales y «cualquier persona cuya identidad o expresión de género difiera de las normas sociales y las expectativas culturales basadas en el sexo que se les asignó al nacer».
A pesar del gran avance de la nueva ley, las condiciones de vida de la comunidad LGTB en Pakistán son muy duras. Las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo siguen siendo ilegales a día de hoy en este país. El Código Penal se remonta a 1860, cuando formaba parte de la India colonial y ambos Estados compartían la ley de sello británico. Tal y como reza el texto en su artículo 377, están perseguidos los «delitos antinaturales», que cometerá «quien voluntariamente tenga relaciones sexuales carnales contra el orden de la naturaleza con cualquier hombre, mujer o animal».
Los condenados por estos «delitos» «serán castigados con pena de prisión de por vida o con pena de prisión de cualquiera de las dos categorías por un término que no podrá ser inferior a dos años ni superior a diez años; también será responsable de multa». La ilegalidad de las relaciones homosexuales ha provocado, aparte de injustas persecuciones motivadas por la orientación sexual, situaciones tan ridículas como la censura de una fotografía de dos hombres besándose en la portada internacional del New York Times distribuida en Pakistán el 29 de enero de 2016.
En cambio, como publicó también dosmanzanas en su momento, ya en julio de 2009 la Corte Suprema de Pakistán daba un paso hacia un cierto reconocimiento oficial de las personas transgénero y a finales de ese mismo año ordenaba que se reconociera oficialmente la existencia de un «tercer sexo». Este mismo año, el senador Babar Awan presentaba en la cámara alta un proyecto de ley similar al aprobado ahora para proteger al colectivo trans y que también contenía disposiciones antidiscriminatorias. En marzo de 2017, una histórica sentencia condenaba a cadena perpetua a los dos asesinos de una mujer trans.
No obstante, la igualdad real de las personas trans también sigue estando muy lejana, ya que todavía son vulnerables a los abusos físicos y verbales, tienen que soportar la actitud humillante de los policías, médicos en los hospitales y funcionarios públicos y los informes de palizas y otras formas de violencia dirigidas contra estas personas son comunes. En abril recogíamos el asesinato de Sheena, una mujer trans de origen afgano, que no pudo recuperarse tras ser víctima de cinco disparos. Shena era en la quincuagésimo sexta persona trans muerta como consecuencia del odio tránsfobo en Pakistán desde 2015. Entre ese año y 2017, además, contabilizaron un mínimo de 1.131 casos de violencia contra este colectivo (208 de los cuales corresponden al año pasado).