"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Una mujer trans de Arizona (Estados Unidos) denuncia que un farmacéutico se negó a dispensarle el tratamiento hormonal que su médico le había prescrito

Una mujer transgénero de Arizona (Estados Unidos) ha denunciado públicamente que un farmacéutico de la cadena CVS Health se negó a dispensarle el tratamiento hormonal prescrito por su médico. Después de que la afectada denunciase lo ocurrido, la compañía se ha disculpado a través de un comunicado, asegurando que lo sucedido viola su código de conducta y señalando que el farmacéutico ya no trabaja allí.

Hilde Hall, que vive en Fountain Hills —un suburbio de Phoenix (Arizona)—, hacía público lo sucedido en un post escrito por ella misma y publicado el día 19 por la página web de la American Civil Liberties Union (ACLU). Hall contó como acudió a la farmacia antes citada el pasado mes de abril, después de recibir sus primeras recetas de terapia hormonal. «Por fin iba a comenzar a ver cómo mi cuerpo reflejaba mi identidad de género y la mujer que siempre he sabido que soy», explica.

Sin embargo, para su sorpresa, el farmacéutico que la atendió se negó a dispensarle el tratamiento prescrito. «Después de años trabajando para afirmar mi identidad en un mundo donde constantemente se cuestiona a las personas transgénero sobre cómo se conocen a sí mismas, el farmacéutico se negó a dispensarme una de las recetas necesarias», añade Hall sobre su angustiosa y humillante experiencia. Para más inri, el farmacéutico, que se negó a devolverle la receta, le preguntó varias veces y en voz alta delante de otros clientes allí presentes para qué necesitaba el tratamiento, lo que casi la hizo llorar. «Sentí que me intentaba sacar del armario como transgénero delante de desconocidos», explica.

Hall, de 25 años, cuenta en su testimonio que, al llegar a su casa, llamó al consultorio de su médico para explicarle lo sucedido. «El personal de la oficina intentó intervenir llamando al farmacéutico, pero aún así se negó a dispensar el tratamiento, sin explicar explícitamente por qué», dijo. Finalmente, logró su medicación en Walgreens, otra cadena de farmacias.

Hilde Hall llamó varias veces a la línea telefónica corporativa de CVS Health para quejarse, pero asegura que nadie respondió a sus inquietudes (se trata de una empresa que curiosamente está bien valorada en el Índice de Igualdad Corporativa que elabora cada año Human Rights Campaign, una organización en favor de los derechos LGTB). Finalmente, tras denunciar lo sucedido al Consejo de Farmacia de Arizona y hacerlo público, CVS Health se disculpó a través de un comunicado, asegurando que la conducta del farmacéutico «no refleja nuestros valores ni nuestro compromiso con la inclusión, la no discriminación y la atención excepcional al paciente». A eso añadía que el farmacéutico «ya no trabaja para CVS», aunque sin dar más detalles. El comunicado asegura también que la compañía no respondió apropiadamente a la queja de Hall por un «descuido involuntario», pero que se pusieron en contacto con ella para disculparse por lo ocurrido cuando leyeron su post.

Arizona carece de leyes que que prohíban la discriminación basada en la identidad de género en los establecimientos públicos. Se trata de un estado en el que, por otra parte, un farmacéutico puede negarse a suministrar medicamentos abortivos o anticonceptivos de emergencia si eso interfiere con sus creencias religiosas (aunque está obligado a informar por anticipado a la empresa de sus objeciones). Sin embargo, no mencionan nada acerca de la terapia hormonal en personas trans.

Lo sucedido con Hilde Hall, en definitiva, es un ejemplo más de la situación de vulnerabilidad que viven las personas trans en Estados Unidos, tanto a nivel de los estados como, tras la elección como presidente de Donald Trump, en el nivel federal. Hace varios meses se conocían las intenciones de Trump de aprobar una normativa que permitiría al personal sanitario denegar servicios a las personas LGTB arguyendo convicciones religiosas, y que tendría efectos especialmente perniciosos sobre el colectivo trans. Trump también ha revertido la norma que protegía a las personas trans en las prisiones federales y está empeñado en excluirlas del Ejército, pese a que la justicia federal mantiene paralizada dicha orden mediante diversas sentencias.

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