La administración Trump deja de conceder visados diplomáticos a las parejas del mismo sexo no casadas de empleados de organizaciones internacionales

Mike Pompeo, secretario de Estado

La administración Trump ha aprobado un cambio en la política de visados para las parejas de los empleados de organizaciones internacionales que tengan sede en los Estados Unidos. Desde este lunes solo se conceden visados diplomáticos a los cónyuges legalmente casados de dichos trabajadores. La directiva prohíbe la concesión de nuevos visados en el caso de las parejas del mismo sexo no casadas, posibilidad abierta por el Gobierno de Barack Obama. Las personas que ya disfrutan de este beneficio están obligadas a contraer matrimonio antes de finales de año y si no lo hacen, deberán abandonar el país. Las autoridades han intentado justificar la decisión alegando que, de este modo, darán el mismo trato a todas las parejas. La realidad es que las del mismo sexo solo pueden casarse legalmente en un reducido número de países, por lo que la nueva política las deja totalmente desprotegidas.

La web Washington Blade fue la primera que avisó de la nueva política del departamento de Estado. En un documento fechado el pasado 20 de julio, la oficina dirigida por Mike Pompeo informaba de los cambios: «las parejas que acompañen a directivos y empleados de organizaciones internacionales o candidatos a dichos puestos deben estar casadas para tener derecho a un visado derivado G-4 de no inmigrante, o cambiar a dicho estatus a partir del 1 de octubre de 2018». El visado G-4 se concede a «individuos que vienen a los Estados Unidos a aceptar un nombramiento en una organización internacional designada, incluyendo las Naciones Unidas, y sus familiares inmediatos». Además de la ONU, tienen sedes en el país organismos supraestatales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o la OTAN.

La medida entró en vigor el pasado 1 de octubre, y las personas que actualmente disfrutan de este visado sin estar casadas con un empleado de estas organizaciones tienen de plazo hasta el 31 de diciembre para contraer matrimonio. En caso contrario, deberán abandonar el país en 30 días. Se acaba así con la posibilidad introducida durante la administración Obama, que permitía a las parejas del mismo sexo acceder al visado diplomático, aunque no estuvieran casadas. El cambio se introdujo entonces por la constatación de que la mayoría de los países del mundo carecen de igualdad matrimonial, situación que se sigue produciendo hoy en día.

El departamento de Estado ha intentado justificar su decisión alegando que los requisitos exigidos son ahora iguales para todas las parejas. Sin embargo, la realidad es que, con la nueva política, los compañeros del mismo sexo de los empleados de organizaciones internacionales quedarán, en muchos casos, desprotegidos ante la imposibilidad de contraer matrimonio con sus parejas. El Gobierno solo ha ofrecido como alternativa estudiar caso por caso dichas situaciones.

Las reacciones a la medida han sido duras por parte de cargos diplomáticos de la era Obama. El exrepresentante de Estados Unidos ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas David Pressman opina que es una «forma creativa y cínica de usar la igualdad de trato en los EE. UU. para actuar contra las parejas homosexuales extranjeras». La exembajadora de Estados Undios ante Naciones Unidas Samantha Power tachaba por su parte la nueva política de «innecesariamente cruel y discriminatoria». Los activistas recuerdan que, en muchos de los países de procedencia de los empleados de organizaciones internacionales, no solo está prohibido el matrimonio igualitario, sino que está penado junto con los actos homosexuales. En Nigeria, por mencionar solo un ejemplo, la celebración de una ceremonia de unión entre dos personas del mismo sexo puede conllevar hasta 14 años de cárcel.