"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Luis Antonio de Villena (I): «Nunca invitaría a Rouco Varela a mi programa»

Luis Antonio de Villena (Madrid, 1951) es uno de los mayores referentes de la literatura de temática homosexual en España. Se declara esencialmente poeta, y es en este género en el que ha cosechado los premios más prestigiosos; pero también ha abordado con gran éxito la novela, el ensayo y el periodismo escrito. Desde el año pasado presenta en Radio 5 el programa de temática LGBT “Las aceras de enfrente”, que se emite los sábados a las once de la noche y puede escucharse también en Internet: Dosmanzanas entrevista al autor con motivo del inicio este mismo sábado de la segunda temporada del programa.

dosmanzanas.- ¿Cómo surge la idea del programa?

villena-1Luis Antonio de Villena.- Se trata de la continuación de un programa que hizo Leopoldo Alas durante dos años y medio, «Entiendas o no entiendas», y que responde a un pacto que tiene Radiotelevisión Española con el partido del Gobierno para tener un programa dedicado a las minorías LGBT. Cuando Leopoldo Alas murió y había que continuar el programa me pidieron a mí hacerlo, pero lógicamente quise hacer una cosa muy distinta.

dm.- ¿Qué van a encontrar los oyentes en «Las aceras de enfrente»?

L.A.V.- Mi enfoque es el de un programa que tenga actualidad, pero que también recuerde al mundo gay y lésbico de dónde vienen y quiénes son. Que sepan que no son el resultado de Stonewall en 1969 sino que vienen de muchos siglos antes de Cristo. Sobre esto he tenido que luchar contra las propias personas de la radio, que tienen el sentido de la novedad pero olvidan la tradición: es importante hablar de lo de hoy, pero también lo es decir que pertenecemos a una tradición antiquísima, rica y muy noble en la que se ha forjado una gran parte de la cultura de Occidente. Con esto habría que dar a muchos políticos y directivos en la cara, como con una gran losa de mármol del Pentélico, por brutos. Tenemos directivos y políticos brutísimos, tanto de izquierdas como de derechas: nunca ha habido en España una clase dirigente y una clase política tan brutas.

dm.- Pero habrá quien piense que hacer un programa exclusivamente para el mundo LGBT es una forma de volver al gueto.

L.A.V.- En parte pueden tener razón porque si piensas únicamente en el mundo LGBT tienes un gueto; muy grande, pero gueto al fin y al cabo. Yo siempre dije que el programa iba dirigido al colectivo LGBT pero también a todo el mundo que quisiera entender una acera que no es la suya: igual que un médico puede entender la acera de un abogado, aunque tampoco es su mundo. El médico no tiene porqué moverse sólo en la medicina, y el heterosexual no tiene porqué moverse sólo en la heterosexualidad.

dm.- Una persona a la que soñarías con llevar al estudio.

L.A.V.- Cristiano Ronaldo (risas), porque dicen que tiene un lado gay y porque un chico guapo, famoso, que fuese abiertamente pansexual, con una sexualidad abierta, sería muy positivo. Una persona muy famosa, aunque no confiese que es gay y simplemente diga que ese mundo le gusta, aporta amplitud y aumenta mucho la tolerancia. Piensa en cuando Rock Hudson estaba enfermo de sida: podían haberse cebado con él, pero de repente aparece Elizabeth Taylor y dice que le apoya, que le quiere mucho, que le va a cuidar y que todo lo que necesite de ella lo tendrá. Eso hizo un bien enorme: Elizabeth Taylor puede ser un icono gay en el sentido de que es una mujer completamente heterosexual que sin embargo ha tenido muchos amigos gays, se ha puesto en favor de lo gay, y ha dicho además que lo ayudaría y defendería: esto es muy importante.

Pero volviendo a la pregunta, y siendo menos frívolo, este año me gustaría llevar a Alejando Amenábar, que el año pasado estaba ilocalizable con su nueva película.

dm.- Alguien a quien jamás invitarías al programa.

L.A.V.- A un antigay rotundo, como algún miembro de la jerarquía católica, por ejemplo Rouco Varela. Me parece un señor positivamente malo, una mala persona: para mí es una representación del mal en el mundo. No quiero tener nada que ver con él… Yo no soy católico (Dios me libre) y no quiero tener nada que ver con el catolicismo: por eso a Rouco Varela, que es un católico integrista, no le invitaría ni aunque me pagasen más. Los católicos integristas son iguales que los musulmanes integristas, no hay ninguna diferencia aunque quieran aparentarlo. La diferencia está en los países en los que viven: Rouco Varela es tan integrista como un ayatolá del Irán, lo que no es tan integrista es el país en el que vive, por fortuna.

dm.- De los invitados que has llevado al programa, ¿quién te ha sorprendido más?

L.A.V.- A la mayoría los conocía ya de alguna u otra forma. Quizá el que más me sorprendió fue un chico que era prostituto y que habló con mucha serenidad de ese tema. Contó que lo hacía porque quería, aunque lógicamente tenía clientes buenos y clientes malos, y a veces estaba bien mientras que otras era una cosa horrible. Pero lo diferenciaba muy bien y tenía las ideas muy claras. Creo que los oyentes se sorprenderían también al escuchar a un chico que se dedicaba a eso y hablaba del tema con tanta claridad y tanto raciocinio.

dm.- Poeta, novelista, ensayista, articulista y ahora director de un programa de radio. ¿Qué te satisface más?

L.A.V.- Me satisface más la escritura. Pero es verdad que es un mundo que se abre mucho: de poeta te puedes extender a novelista, luego a articulista y también a radiofonista. Yo no me considero director del programa sino una persona que habla, y aunque no todo el que tiene facilidad para escribir la tiene para hablar, en ocasiones el habla puede ser también un instrumento literario.

dm.- Sin duda eres uno de nuestros escritores más visibles: nunca te has ocultado y tus novelas, poemas y ensayos han ayudado a muchas personas a acercarse a la realidad gay. ¿Qué precio has pagado en lo profesional por vivir tan abiertamente tu sexualidad?

L.A.V.- Creo que he tenido suerte, pero quizá es ahora cuando lo estoy pagando más. La industria literaria o cultural pensó que al abrirse al mundo gay iban a encontrarse una inmensa cantidad de nuevos consumidores, pero no se han encontrado a tantos como esperaban; por eso en este momento la gran industria editorial, cinematográfica y teatral está más en contra de lo gay. Pero no por razones morales, sino económicas: no venden tanto como esperaban, porque hay que reconocer que el mundo gay español es un mundo mayoritariamente no muy culto, y esto hace daño a los que sí trabajamos por una temática cultural gay.

dm.- Y desde tu punto de vista de personaje público y visible, ¿cómo ves el hecho de que escritores, músicos y actores, muchos consagrados, sigan en el armario?

L.A.V.- En el mundo de la literatura se dice más. Yo creo que lo ocultan más en el cine y en el teatro, porque piensan que van a perder fans. Es lo que les sucede a los cantantes masculinos: en la industria se sabe que son gays pero no lo dicen en público por miedo a perder a sus seguidoras femeninas. Pero la mayoría no tiene problema moral, de nuevo es un problema económico.

Desde luego todavía son muy pocos los personajes públicos que lo dicen abiertamente, y cuantos más haya mejor, será todo mucho mas fácil. Dicho esto, a nadie se le puede obligar a salir del armario porque a nadie se le puede obligar a nada íntimo que no quiera hacer.

dm.- ¿Por qué hay tantos artistas homosexuales?

L.A.V.- Quizá hay una expresividad, eso que se llama una “sensibilidad” del mundo gay que facilita el acercamiento al arte. Desde joven tienes que preguntarte por ti mismo, tienes que formularte preguntas, y eso agudiza tu sensibilidad, por eso quizá se va más hacia el terreno del arte. De todas formas yo creo, como dice Álvaro Pombo, que el mundo gay es minoritario y probablemente siempre lo será.

dm.- Al referirse a tu obra, hay quien critica que siempre hables de la homosexualidad. ¿Qué les dirías?

L.A.V.- La verdad es que no siempre hablo de ello, pero naturalmente yo escribo temas homosexuales porque es mi vida, ese es el sentimiento con el que yo me muevo. Es una crítica que yo entiendo que se haga pero que no tiene sentido, otra cosa es que no llegue a ciertos lectores porque pongan eso como impedimento.

Los gays, que hemos tenido una educación heterosexual, estamos ya acostumbrados a que una literatura dedicada al sexo opuesto nos satisfaga plenamente, ya que no hay porqué hacer diferencia de sexo. Si un poema de amor es bueno, ¿qué importa quién sea el destinatario o la destinataria? Los homosexuales de mi generación estábamos perfectamente educados para leer los “Cien sonetos de amor” de Neruda, aunque están dirigidos a Matilde Urrutia y todos lo sabíamos: pero lo leíamos con gran placer porque es una poesía muy buena. De igual forma, los heterosexuales deberían poder leer poemas de Kavafis y que no les importe que estén hablando de un chico… Hay que educar en ese sentido al lector heterosexual.

Mañana os ofreceremos la segunda parte de la entrevista.

Comentarios
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