"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

El Tribunal Supremo de Australia impide a los estados aprobar leyes de matrimonio propias y anula el matrimonio igualitario en Canberra

Finalmente el Tribunal Supremo de Australia ha dado la razón al Gobierno federal y ha dictaminado que la ley de matrimonio igualitario recientemente aprobada por el Territorio de la Capital Australiana no es válida, al entrar en contradicción con la legislación federal de matrimonio. Conviene precisar, matizando lo que algunos medios trasmiten en sus titulares, que el Supremo australiano no considera que el matrimonio entre personas del mismo sexo sea conceptualmente inconstitucional, sino que en todo caso debe ser el Parlamento federal el que lo apruebe para todo el país.

Se trata, de hecho, de una posibilidad que estaba prevista por los activistas LGTB australianos. Haciendo un poco de historia, recordamos que el debate sobre la aprobación del matrimonio igualitario en Australia viene de lejos. Antes de las elecciones de septiembre fueron los laboristas, entonces al frente del Gobierno, los que actuaron como freno a su aprobación. La que hasta junio era primera ministra, Julia Gillard, era radicalmente opuesta al matrimonio entre personas del mismo sexo, y  durante sus años de gobierno no dudó en maniobrar para impedir que los partidarios de dicho derecho dentro del Partido Laborista -en teoría mayoritarios- trasladaran su criterio al Parlamento. Y ello pese a que en su último congreso nacional, celebrado a finales de 2011, los laboristas decidían incorporarlo a su ideario. Pero Gillard se encargó de convertir ese mismo ideario en papel mojado al imponer que los legisladores laboristas tuvieran libertad de voto. Una libertad que el liberal Tony Abbott negó a los suyos (pese a que entre ellos hay partidarios del matrimonio igualitario) y que finalmente desembocó en el fracaso de la iniciativa a nivel federal.

El severo deterioro de la popularidad de la primera ministra y las previsiones de una contundente derrota llevaron a Kevin Rudd a desafiar a Gillard y arrebatarle en junio el liderazgo del partido y por ende el puesto de primer ministro (Rudd le devolvía la jugada a Gillard, que tres años antes hizo lo mismo con él). Rudd había hecho público su apoyo al matrimonio igualitario el pasado mayo, y eso pese a que su anterior etapa como primer ministro se caracterizó también por un rechazo frontal al matrimonio entre personas del mismo sexo.

Pero la sustitución de Gillard por Rudd no fue sin embargo suficiente para evitar la derrota, y tras las elecciones de septiembre Tony Abbott se convertía en el nuevo primer ministro al frente de un gobierno liberal-conservador. Abbott es conocido por ser católico conservador y por su clara oposición al matrimonio igualitario, pese a tener una hermana abiertamente lesbiana. Su victoria alejó las expectativas a corto plazo de la aprobación del matrimonio igualitario a nivel federal, pese a que un número no determinado de diputados liberal-conservadores son partidarios del mismo, y de hecho el propio Abbott reconoció hace meses que en el futuro le resultaría complicado mantener la disciplina de voto en esta materia.

Es en este escenario político a nivel nacional en el que los partidarios de la igualdad LGTB comenzaron la batalla a nivel de los estados y territorios de Australia, una batalla que donde primero fructificó fue el Territorio de la Capital Australiana (ACT), donde se ubica Canberra, la capital federal, que el 22 de octubre aprobaba su ley de matrimonio igualitario, inmediatamente recurrida por el Gobierno federal al considerar que invadía sus competencias. La ley entró en vigor el 7 de diciembre (en dosmanzanas nos hacíamos eco la semana pasada de las primeras bodas). Ya entonces adelantábamos que el Tribunal Supremo se pronunciaría este jueves día 12 sobre el recurso del Gobierno federal, como finalmente ha hecho.

La legislación matrimonial, competencia federal

Y el Tribunal Supremo lo ha hecho en el sentido que muchos activistas temían: invalidando la ley aprobada por la Asamblea Legislativa del ACT por considerar que es incompatible con la ley federal de matrimonio, que data de 1961 y que solo permite el matrimonio si es entre un hombre y una mujer. El Supremo de Australia aclara en su sentencia (que puedes leer aquí) que la Constitución australiana atribuye al Parlamento federal la capacidad de modificar la legislación de matrimonio, y que mientras esta no se modifique la ley aprobada por el ACT para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo es inaplicable. La sentencia aleja a Australia, en este sentido, de otros estados federales (como Estados Unidos o México) en los que la legislación matrimonial sí depende de los estados.

Los activistas LGTB australianos han expresado su decepción por la sentencia, que supone que los 31 matrimonios entre personas del mismo sexo celebrados desde el día 7 no son válidos, pero por otra parte han expresado cierta satisfacción por el hecho de que el alto tribunal, de forma implícita, haya dado vía libre a que el Parlamento federal apruebe una ley de matrimonio igualitario.

Este miércoles, antes de conocerse la sentencia, se constituía de hecho un grupo de trabajo formado por senadores liberales, laboristas y verdes con el objeto de promover la aprobación por el Senado (donde ningún grupo político cuenta con mayoría absoluta) de una propuesta de ley federal de matrimonio. Eso sí, aún en el caso de conseguirse la aprobación por el Senado sería necesario el visto bueno de la Cámara de Representantes, donde los liberal-conservadores sí disponen de mayoría. Solo si Abbott les diera libertad de voto sería posible la aprobación. “Ahora disponemos de una hoja de ruta política y constitucional hacia el matrimonio igualitario. Hacemos un llamamiento al primer ministro a permitir a su partido libertad de voto sobre la reforma», ha expresado en un comunicado la organización Australian Marriage Equality, tras conocer la sentencia del Supremo.

Comentarios
  1. Gióniver Castillo Santana
  2. Oscar

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