"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Un estudio en mormones muestra que los matrimonios de hombres gais con mujeres tienen más probabilidades de acabar en divorcio

Estos días cobran especial fuerza los resultados de un estudio que refuerza la tesis de que la orientación sexual no es modificable, y menos aún mediante un matrimonio. En concreto, muestra que los matrimonios entre mormones de distinto sexo en los cuales el marido es gay tienen muchas más probabilidades de acabar en divorcio. Podrá parecer una perogrullada, pero la emisión en Estados Unidos de un reality protagonizado precisamente por mormones gais que se han casado con mujeres lo ha devuelto al primer plano de la actualidad.

La investigación, publicada en marzo de 2014 por Journal of Counseling Psychology, fue liderada por John Dehlin, estudiante de doctorado de la Universidad de Utah (el estado mormón por excelencia) y Bill Bradshaw, profesor retirado de la Brigham Young University, que de hecho pertenece a la iglesia mormona. Utilizó una amplia muestra de 1.612 mormones y ex mormones LGTB. El ámbito abarcado fue de 48 estados de Estados Unidos y 22 países; el 75 % eran hombres, el 91 % blancos. El 42 % eran solteros, el 35 % estaban en pareja homosexual mientras que el 16 % mantenían un matrimonio heterosexual.

Según el estudio, entre el 51 y el 69 % de los matrimonios “mixtos” (en cuanto a orientación sexual) acaban en divorcio, un porcentaje muy superior al del 25 % que se encuentra en la población mormona en general. Asimismo, más del 70 % de los mormones LGTB o atraídos por su mismo sexo terminan por abandonar de una forma u otra la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (nombre oficial de la iglesia mormona). Solo el 29 % seguían participando en la iglesia de una forma activa. El 36 % ya no lo hacían, el 25 % la habían abandonado formalmente mientras que un 7 % habían sido excomulgados. El 3 % restante de los encuestados habían sido apartados oficialmente de la iglesia, sin llegar a ser excomulgados. La mayoría de ellos, por cierto, habían intentado en algún momento de sus vidas modificar su orientación sexual sin éxito.

El método de obtención de la muestra consistió en buscar activamente las respuestas mediante convocatorias en diferentes páginas web. Dichas páginas incluyen desde sitios pro-mormones como North Star International hasta páginas críticas como la del propio Dehlin, Mormon Stories. Este método es conocido como “muestreo de bola de nieve” (snowballing) y aunque no sea el preferible desde el punto de vista científico sí que se considera aceptable para ciertos asuntos y poblaciones donde otros métodos, sobre todo el de muestra aleatoria, resultan más complicado por la dificultad para encontrar sujetos que investigar. Con todo, precisamente por el riesgo que comporta este método, el director de la investigación afirma haber hecho todos los esfuerzos para “evitar cualquier sesgo”.

Mi marido no es gay: homofobia en antena

Esta investigación cobra estos días especial interés con la emisión de My Husband’s Not Gay (Mi marido no es gay), un reality de la cadena TLC que muestra a cuatro hombres mormones de Utah, tres de ellos casados con mujeres, que aseguran sentirse atraídos por los hombres pero que, debido a sus convicciones morales y religiosas, han decidido resistir la “tentación”.

Este programa ha tenido ya algunas emisiones y ha dado ya lugar a escenas entre cómicas y grotescas. Es el caso de uno de los protagonistas que no tuvo otra ocurrencia que comparar el hecho de ser gay con comer donuts. “Me comería tres donuts al día pero por las mañanas quiero caber en mis pantalones. Así que podrías decir que estoy orientado hacia los donuts. Y si fuera honesto conmigo mismo, comería muchos más donuts de lo que hago ahora. ¿Me estoy negando a mí mismo porque no coma tantos donuts como me gustaría? No”, fueron literalmente sus palabras.

Más allá de la risa o pena que pueda provocar, el hecho es que estos programas pueden ser muy dañinos para personas vulnerables y dar alas a quienes siguen defendiendo las peligrosas “terapias» reparadoras. También se ha señalado lo preocupante del programa por lo que transmite de las mujeres que se casan con hombres gais, dando valor a una cultura en la que estas llegan a sacrificarse hasta el punto de casarse con quienes saben que no les satisfarán en el plano sexual.

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