"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Los Premios Óscar 2017 en clave LGTB: «Moonlight» se convierte en la primera película LGTB oscarizada

En lo que supone el mayor shock de la historia de los Premios Óscar, la 89ª edición se zanjó con el triunfo de Moonlight [crítica] sobre la indiscutible favorita, La La Land. Un triunfo que, para colmo, tuvo lugar en las condiciones más espantosas posibles: con Warren Beatty y Faye Dunaway (reunidos 50 años después del estreno de la maravillosa Bonnie & Clyde, 1967) recibiendo el sobre equivocado y dando primero el triunfo al musical de Damien Chazelle de forma que tuviera que ser uno de los productores de este quien, habiendo ya agradecido el entorchado que creía haber ganado, informara a medio planeta de que el verdadero ganador era el pequeño drama de Barry Jenkins. Que conste en acta: La La Land es una de las películas más maravillosas de la historia del celuloide, pero el triunfo de Moonlight lo es aún más, ya que no sólo nos hallamos ante la primera película protagonizada íntegramente por intérpretes de color que recibe tan codiciado galardón, sino también ante la primera de temática LGTBQ+ que lo logra. No dejemos que el error anecdótico de la empresa PricewaterhouseCoopers enturbie eso.

La victoria de Moonlight es un verdadero tortazo a la “great America” de Donald Trump, así como una perfecta muestra de apoyo por parte de Hollywood a dos comunidades harto maltratadas. Hace once años, el magnífico Brokeback Mountain (2005) de Ang Lee se quedó sin el Óscar a mejor película pese a recoger los referentes a mejor director, guion adaptado y música original; y lo hizo precisamente frente a un drama antirracista (el Crash de Paul Haggis). Afortunadamente, a lo largo de esta década la percepción de la realidad LGTBQ+ ha progresado enormemente, lo que explica que un filme centrado plenamente en la aceptación de la homosexualidad de un joven afroamericano que crece en el conflictivo Miami de los años 80 y 90 haya podido vencer nada más y nada menos que a la película más popular y amada del año.

Además de recoger el galardón principal, Moonlight se hizo con el relativo a mejor guion adaptado, recogido por Barry Jenkins, artífice del libreto, y Tarell Alvin McCraney, guionista homosexual a quien pertenece la idea original, confeccionada en su día como una obra teatral. Dada la sutileza con que el guion aborda el descubrimiento de la homosexualidad por parte del protagonista, este galardón no podría ser más merecido. «A toda esa gente ahí fuera que siente que no hay espejo para ella… no os olvidaremos», expresó emotivamente Jenkins al aceptar el galardón. La pequeña colecta del filme se completó con el Óscar a mejor actor secundario para Mahershala Ali, una de las estrellas de la serie House of Cards. Este último, que había sido padre tan sólo cuatro días antes de la ceremonia, afirmó durante su discurso que cualquiera de sus compañeros de reparto podría haber sido el receptor del Óscar… Y ciertamente su triunfo es un reconocimiento al perfecto casting del filme. Por cierto, se trata del primer intérprete musulmán receptor de la estatuilla dorada.

Las cinco nominaciones de Moonlight que no fructificaron son las relativas a mejor director (Barry Jenkins no pudo vencer al favorito, Damien Chazelle, principal responsable del éxito de La La Land), actriz de reparto (la hipnótica Naomie Harris no pudo imponerse a la poderosa Viola Davis de Fences, quien, eso sí, partía con ventaja al tener su papel poco de secundario), fotografía (el elegante James Laxton perdió frente a Linus Sandgren, artífice de la magnificencia visual de La La Land), montaje (el delicado trabajo de Joi McMillon y Nat Sanders no pudo con el impactante montaje de John Gilbert para Hasta el último hombre) y música original (Nicholas Britell perdió irremediablemente frente a la pegadiza partitura de Justin Hurwitz para La La Land). Curiosamente La La Land y Moonlight se vieron las caras en cinco categorías y, con excepción del montaje (donde Hasta el último hombre se impuso a ambas), La La Land venció en todas hasta que llegó la hora decisiva.

De todos modos, pese al triunfo de Moonlight, este año los Premios Óscar han tenido poca presencia LGTB, especialmente comparados con los del año pasado [ver comentario]. Así, con excepción de la pareja lesbiana que enfoca la cámara durante un breve instante del romance bélico Aliados, del mítico Robert Zemeckis (que se coló en las nominaciones tan sólo gracias al bello vestuario de Joanna Johnston), el único personaje LGTB es el interpretado por Poyan Karimi en la comedia sueca Un hombre llamado Ove, de Hannes Holm, nominada en las categorías de mejor filme en lengua no inglesa y mejor maquillaje y peluquería (Eva Von Barh y Love Larson). En esta agradable cinta, un hombre al que una dura vida ha puesto contra todo el mundo redescubre las delicias de la vida a través de una serie de personajes entre los que se encuentra este joven rechazado por su familia a raíz de su homosexualidad. El tema apenas ocupa unos minutos de narración, pero está bastante bien tratado. Mención especial también para la oscarizada cinta animada Zootrópolis, de Byron Howard, Rich Moore y Jared Bush, que, sin ser LGTB, incluye un bello mensaje de apoyo al diferente que puede perfectamente aplicarse a nuestra comunidad.

Por lo demás, es una verdadera pena que el thriller surcoreano La doncella, del aclamado Park Chan-wook, no sólo no fuera enviado a luchar por el Óscar foráneo (al que sí optó sin éxito el contenido drama gay venezolano Desde allá, por el que Lorenzo Vigas se hizo hace dos años con el León de Oro en Venecia) por parte de Corea del Sur (que optó por El imperio de las sombras, de Kim Jee-woon), sino que tampoco fuera nominado en apartados como fotografía (Chung-hoon Chung), diseño de producción (Seong-hie Ryu) o vestuario (Sang-gyeong Jo), pues cualquier de estos trabajos era digno incluso de hacerse con la estatuilla. De hecho, nos hallamos ante una de las obras más premiadas de la Oscar Race. (Recordemos que, en los Premios Apolo de cine LGTB de este espacio, se alzó con las menciones a mejor diseño de producción, actriz revelación y canción). Ya que la cina gay Moonlight se alzó como mejor película, habría sido maravilloso que un thriller lésbico fuera designado como mejor película extranjera, pero parece que todavía habrá que esperar un tiempo para disfrutar de un palmarés así. Dicho esto, ¡vivan los Premios Óscar y viva Moonlight! [Para más información sobre los Premios Óscar 2017, al margen de la temática LGTB, os invito a visitar mi crónica completa en La estación del fotograma perdido.]

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