"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Australia: un diputado liberal revela la redacción de un proyecto de matrimonio igualitario y se topa con el rechazo frontal de sus compañeros de filas

Mientras la comunidad LGTB europea celebra la apertura del matrimonio en Alemania y Malta, al otro lado del globo se impone el inmovilismo. El Gobierno conservador de Malcolm Turnbull sigue postergando la medida en Australia. El partido Liberal del primer ministro se enroca en su propuesta de celebrar una consulta, que se realizaría por correo y de forma voluntaria y que ya fue tumbada por la oposición en el Senado. A la firme negativa de laboristas y verdes a que los derechos de una minoría se decidan en plebiscito se unen voces de la formación en el Gobierno, como la del diputado Dean Smith, que hace unos días avanzó sus planes para presentar un proyecto de ley con el apoyo de miembros de la oposición.

Continúa la situación de inmovilismo en el inacabable debate sobre la igualdad matrimonial en Australia. Tras la negativa de la oposición  a apoyar la convocatoria de un referéndum como quiere el primer ministro, siguió la rebelión de un grupo de sus propios diputados, harto de dilaciones, que no logró sin embargo ningún avance. La última propuesta de los conservadores del partido Liberal fue convertir el plebiscito en una consulta por correo, de carácter voluntario (el voto en Australia es obligatorio). Confían de esta manera en sortear el veto del Senado, donde carecen de mayoría. Esta forma de participación, aseguran, no necesitaría la aprobación de una ley para su puesta en marcha.

La oposición y los activistas LGTB rechazan de plano este plan, que por otra parte deja abiertos interrogantes como qué sectores se movilizarían en la votación postal o si el resultado sería vinculante también en el caso de que ganara el “no”. También el poder económico se ha puesto del lado de la igualdad. En marzo, veinte directivos de grandes empresas australianas pidieron en una carta la aprobación parlamentaria del matrimonio igualitario y unas semanas después, la compañía de alquiler vacacional de viviendas entre particulares Airbnb ponía en marcha una campaña de apoyo a la medida.

Nada de ello ha doblegado por ahora al Gobierno. El primer ministro Turnbull se reafirmó en su empeño de impedir una votación libre en el Parlamento sin que previamente se haya celebrado un plebiscito, en la forma que sea. Un compromiso con el sector más reaccionario de su partido que pretende mantener a pesar de las crecientes voces dentro de su propia formación que le piden que dé un paso adelante. Entre ellas, la del senador Dean Smith, que hace un par de semanas revelaba su intención de llegar a un acuerdo con la oposición para forzar un debate parlamentario con libertad de voto.

La propuesta de Smith contiene excepciones para organizaciones religiosas opuestas al matrimonio igualitario y su articulado solo requeriría una pequeña modificación en la ley, según el senador. Turnbull se apresuró a rechazarla, afirmando que su posición sobre el asunto no había cambiado y aferrándose por tanto al referéndum. Por el contrario el líder de la oposición, el laborista Bill Shorten, le mostró su apoyo, convencido de que sería la vía “más rápida, menos cara y menos dañina” para la aprobación de la medida. Smith ha calificado la propuesta de una consulta postal voluntaria, que ha vuelto a la primera línea de la mano del ministro de Inmigración Peter Dutton, como corrosiva.

En una situación de bloqueo como la actual, en la que la oposición rechaza el referéndum por innecesario y divisivo, los críticos como Smith reclaman que el partido Liberal deje de ser una barrera para la igualdad matrimonial. Pero los sectores más conservadores de la formación de Turnbull no piensan ceder fácilmente. Entre ellos es especialmente activo el ex primer ministro Tony Abbott. En febrero instaba a su sucesor a mantener su promesa de campaña y no cambiar la ley sin antes celebrar un referéndum y esta misma semana lo animaba a ceñirse a su “compromiso de honor con los votantes hasta el final de la legislatura si es necesario. Otros diputados de este sector inmovilista se sumaron a su petición de “no traicionar a los votantes” e intentar convencer a los laboristas de que la consulta es la mejor solución.

La oposición, sin embargo, insiste en reclamar una votación libre de disciplinas de partido en el Parlamento para aprobar por fin la medida, toda vez que existe una mayoría clara de diputados y senadores favorables a la misma. El laborista Shorten, también opina que “no hay razones para retrasar” la decisión que debe tomar Turnbull. El primer ministro llegó a amenazar en octubre del año pasado con dejar el asunto en vía muerta en lo que queda de legislatura.

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