"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Las amenazas de la extrema derecha de Georgia obligan al activismo a desconvocar la manifestación por el día contra la LGTBfobia

El auge de los partidos políticos y agrupaciones xenófobas, nacionalistas y LGTBfóbicas de ultraderecha es una realidad preocupante en buena parte de Europa en los últimos años. En Georgia, sin ir más lejos, los activistas igualitarios no han podido salir a las calles de Tiflis (capital del país) para reivindicar el cese de la discriminación en el Día Internacional contra la LGTBfobia, por miedo a ser objeto de la violencia de los extremistas de la Georgian March, que habían anunciado que se manifestarían al mismo tiempo. Los ultranacionalistas de extrema derecha no han ocultado el hecho de que cancelaban su manifestación porque los activistas LGTB habían desconvocado la suya. Su líder, Sandro Bregadze, que fue viceministro hasta que dimitió en 2016 por negarse a apoyar ningún derecho LGTB, entre otras cosas, decía hace unas semanas que el 17 de mayo solo debería ser «el día de la pureza familiar». La iglesia ortodoxa georgiana, usando términos similares, sí ha convocado y protagonizado una gran manifestación, en la que se han exhibido simbología y pancartas LGTBfóbicas.

El próximo mes de octubre se celebrarán elecciones presidenciales en Georgia y uno de los candidatos confirmados, Sandro Bregadze, es un declarado LGTBfóbico, xenófobo e instigador de manifestaciones de ideología totalitaria y de cariz violento. El pasado mes de noviembre, sin ir más lejos, la Georgian March que lidera protagonizaba una concentración radical frente a la sede de Federación Georgiana de Fútbol para corear consignas discriminatorias y expresar su malestar por el apoyo al colectivo LGTB brindado por Guram Kashia, vicecapitán de la selección nacional, que juega en la liga neerlandesa con el club Vitesse Arnhem. Se saldó con al menos ocho detenidos.

Esos mismos sujetos habían organizado una contramanifestación para la convocatoria activista del Día Internacional contra la LGTBfobia, que se ha conmemorado este 17 de mayo. Una reivindicación que no solo no comparten, sino que rechazan de plano. Bregadze lo expresa muy claramente: esta fecha señalada solo debería ser «el día de la pureza familiar». Los antecedentes del proceder violento de la Georgian March han llevado finalmente a suspender la marcha igualitaria: «hemos decidido no utilizar nuestro derecho constitucional a la autoexpresión y no celebrar una reunión pacífica el 17 de mayo para evitar que los grupos que pretenden entrar en altercados realicen sus planes», expresan los activistas.

Tras este anuncio, los ultraderechistas, ya satisfechos, también se han desmovilizado. Aunque algunos radicales, en todo caso, se han sumado a la manifestación convocada por la iglesia ortodoxa georgiana, en la que se han podido ver consignas y pancartas LGTBfóbicas. En el siguiente vídeo se muestran algunos momentos de dicha manifestación:

El auge de la extrema derecha frena avances LGTB en Georgia

Cabe recordar que, en los últimos años, tanto la iglesia como los ultraderechistas han impedido la normal celebración de actos y reivindicaciones en el Día Internacional contra la LGTBfobia (en 2013, por ejemplo, dosmanzanas recogía que contramanifestantes homófobos provocaron varios heridos en Tiflis). Los activistas LGTB, por su parte, dicen que el fortalecimiento de los grupos de derecha en Georgia es atribuible a la pasividad de las autoridades hacia las cuestiones de política social y les han pedido que asuman la responsabilidad de lo que está sucediendo.

El colectivo, además, denuncia que organizaciones como la Georgian March «en lugar de trabajar para abordar los problemas más importantes de Georgia (el desempleo, la pobreza, la contaminación, un mal sistema educativo, etc.) simplemente permiten una división entre las diferentes capas de la sociedad para expandirse aún más».

El ya mencionado Sandro Bregadze, líder de Georgian March, renunció a su alto cargo en el gobierno en 2016, entre otras cosas, por no querer apoyar ningún reconocimiento de derechos al colectivo LGTB. En el informe anual sobre derechos LGTBI en Europa, que incluye la clasificación de los distintos países según el grado de adecuación de sus normativas jurídicas al reconocimiento y promoción de los derechos de las personas LGTBI, Georgia ocupa el puesto 33 de 40.

El Parlamento de Georgia aprobó en 2014 una ley contra la discriminación, que incluye la protección con respecto a la identidad de género y a la orientación sexual. Aunque se levantaron algunas voces críticas con la legislación, por quedarse corta, lo cierto es que suposo un avance, desafortunadamente más sobre el papel que en hechos, teniendo en cuenta la notable influencia social de la iglesia ortodoxa y apostólica georgiana, especialmente hostil a los derechos de la comunidad LGTB.

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