El Gobierno alemán amplía la lista de víctimas del homófobo artículo 175 que podrán solicitar una reparación
El ministerio de Justicia alemán, encabezado por la socialdemócrata Katarina Barley, ha aprobado una directiva para ampliar la lista de potenciales beneficiarios de la ley de rehabilitación de las víctimas del artículo 175. A partir de ahora, no solo tendrán derecho a la reparación los condenados en firme por la infame norma que durante décadas criminalizó las relaciones entre hombres. También podrán solicitarla todos los que hayan sido objeto de un proceso o puestos en prisión provisional en aplicación de la legislación homófoba.
En junio de 2017, el Bundestag o cámara baja del Parlamento de Alemania aprobaba por unanimidad un proyecto de ley para indemnizar a los condenados por el infame artículo 175 del Código Penal, que durante décadas criminalizó las relaciones consentidas y en privado entre hombres. El Gobierno de gran coalición le había dado su respaldo unos meses antes, tras el anuncio del entonces ministro de Justicia Heiko Maas (SPD). El texto establece que cada condenado recibirá 3.000 euros por sentencia y 1.500 euros más por cada año que haya comenzado en prisión o en reclusión forzosa en establecimientos psiquiátricos. El procedimiento prevé que los afectados o sus familiares puedan presentar una solicitud de rehabilitación ante la fiscalía y la eliminación de sus antecedentes en el registro penal.
Con la reforma introducida el pasado miércoles por la ministra de Justicia Katarina Barley (del SPD como su antecesor), la categoría de víctima se amplía. Si hasta ahora solo se consideraban a los condenados por sentencias en firme, la nueva directiva contempla que los imputados o recluidos en prisión provisional por el artículo 175 también puedan beneficiarse de las medidas contempladas en la ley, aunque hubieran sido finalmente absueltos. La enmienda prevé una indemnización de 500 euros por cada proceso iniciado y de 1.500 euros por año comenzado en prisión provisional. Del mismo modo, pueden solicitar una reparación de hasta 1.500 euros los que se hayan visto afectados en su salud, trabajo o economía a causa de la apertura de una investigación por homosexualidad.
La directiva evitará casos como el del activista Wolfgang Lauinger, perseguido durante el régimen nazi y de nuevo bajo la República Federal en los años cincuenta. Lauinger solicitó una reparación que le fue denegada porque, aunque pasó meses en prisión provisional, no llegó a ser condenado en firme. Por desgracia, falleció en diciembre de 2017 antes de poder beneficiarse de la reforma aprobada ahora. Una medida que, por otra parte, no aborda la cláusula que los democristianos de la CDU/CSU impusieron a última hora a la ley original para elevar la edad de referencia a 16 años, dos más que la de consentimiento para las relaciones entre personas de diferente sexo. Una modificación que deja sin resarcimiento, por ejemplo, a personas que fueron denunciadas por sus padres cuando eran adolescentes. A pesar de ello, la reforma de la ministra Barley ya ha recibido el apoyo de Los Verdes y los liberales del FPD.
Artículo 175: más de cien años de infamia
La criminalización de las relaciones sexuales consentidas entre hombres llegó a Alemania en 1871, año en que se ilegalizaron «los actos contra natura entre personas del sexo masculino o entre personas y animales». La pena alcanzaba entonces los seis meses de prisión. La situación empeoró considerablemente bajo el régimen nazi, cuando toda forma de afecto entre hombres fue castigada con cinco años de prisión; miles de homosexuales o sospechosos de serlo fueron enviados a los campos de concentración, donde la mayoría de ellos murieron a causa de los malos tratos y los trabajos forzados.
Pero mientras que las demás víctimas del Holocausto fueron debidamente compensadas y reconocidas tras la Segunda Guerra Mundial, y las leyes contra ellas derogadas, el artículo 175 mantuvo su vigencia y las personas LGTB siguieron siendo perseguidas; a veces, incluso, con pruebas recogidas durante los años del nazismo. La evolución fue diferente en la República Federal de Alemania (RFA) y la República Democrática Alemana (RDA): el Gobierno comunista de la RDA dejó de perseguir a homosexuales a partir de finales de los años 50, reformó la legislación para permitir las relaciones consentidas entre varones adultos en 1968 y equiparó la edad de consentimiento con la del sexo heterosexual en 1988. Sin embargo, la RFA castigó las relaciones entre varones hasta 1973 y no eliminó por completo el vergonzante artículo 175 hasta 1994, ya después de la reunificación. No fue hasta junio del año pasado que un jefe del Estado, el presidente federal Frank-Walter Steinmeier, pedía oficialmente perdón por la persecución de las personas LGTBI.
Con posterioridad a la derogación, los colectivos LGTB se centraron en conseguir la anulación de las sentencias por homosexualidad y la reparación de sus víctimas. Por sorprendente que parezca, hasta 2002 no se consiguió la nulidad de las condenas dictadas durante el régimen nazi, y ello todavía contra el criterio de los democristianos de la CDU/CSU y de los liberales del FDP. Las sentencias posteriores a 1945, a pesar de basarse en la versión agravada del artículo 175 aprobada por los nazis, seguían siendo consideradas como válidas hasta la reforma de 2017. Según opinaba la CDU con anterioridad, «las decisiones de un Estado de derecho y sus tribunales no pueden ser consideradas de manera global como injustas». Una posición que condenaba a cientos de homosexuales a vivir con el estigma de tener antecedentes penales por el mero hecho de serlo.
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