El proyecto de ley para abrir la reproducción asistida a las parejas de mujeres llega a la Asamblea francesa
El debate sobre la reforma de la legislación sobre reproducción asistida llega por fin a la Asamblea francesa. El proyecto de ley sobre bioética, aprobado por el Gobierno del primer ministro Édouard Philippe el pasado mes de julio, se someterá al escrutinio de los diputados a partir de la semana que viene. La comisión correspondiente ya ha dado su visto bueno a la norma, que incluye el fin de la prohibición del acceso a las técnicas de reproducción asistida para las parejas de mujeres y las mujeres sin pareja. La derecha política, organizaciones ultraconservadoras y la iglesia católica participarán en una manifestación contra la reforma.
En Francia, la reproducción asistida (PMA por sus siglas en francés) solo está permitida a las parejas de distinto sexo, casadas o no, que además deben acreditar la esterilidad de al menos uno de sus miembros. Se trata de una prohibición total, que afecta tanto a clínicas públicas como privadas, y que obliga a cualquier mujer francesa sin pareja masculina que desee ser madre a acudir a centros de países vecinos, como Bélgica o España.
Esta situación podría cambiar durante el transcurso de la actual legislatura. Ya en su campaña electoral de 2017, el presidente Emmanuel Macron defendió que se permita el acceso a las parejas de mujeres y a las mujeres solteras a las técnicas de reproducción asistida. Lo hizo, eso sí, «a título personal» y expresando su deseo de que en todo caso se aprobara como una decisión técnica, no como fruto de «un combate identitario».
Meses después, con Macron ya en la presidencia y un Gobierno a su medida, la secretaria de Estado de Igualdad Marlène Schiappa anunciaba una modificación de la ley sobre bioética para abrir la PMA a todas las mujeres. La medida contaba ya con el respaldo del Comité Consultivo Nacional de Ética, que se había pronunciado a petición del Gobierno del primer ministro Édouard Philippe. Schiappa calificó la futura propuesta como una «cuestión de justicia social» para acabar con la discriminación de las mujeres que no pueden permitirse viajar al extranjero para someterse a un proceso de reproducción asistida.
El pasado mes de julio, el Gobierno de Philippe aprobaba finalmente el anunciado proyecto de ley sobre bioética. Entre los muchos puntos que contempla, la norma incluye la apertura de la PMA a las parejas de mujeres y a las mujeres sin pareja. La ministra de Sanidad Agnès Buzyn anunció que los tratamientos estarán cubiertos por el sistema público de salud. La propuesta mantiene la prohibición de la gestación subrogada, contra la que se había pronunciado el propio Macron.
El proyecto se trasladó entonces al Parlamento, donde el comité correspondiente le dio su visto bueno el pasado fin de semana. La Asamblea debatirá a partir del próximo martes sobre la medida. La mayoría absoluta de la que disfruta el grupo de La República en Marcha, que sostiene al Gobierno, debería facilitar su aprobación. La derecha de Los Republicanos ya ha expresado su oposición y varios de sus cargos electos han anunciado que acudirán a la manifestación del próximo 6 de octubre contra la medida. Se trata de una movilización convocada por una veintena de asociaciones entre la que destaca la Manif pour Tous, el movimiento homófobo de infame recuerdo por su violenta campaña contra el matrimonio igualitario. Junto a políticos de la derecha y la extrema derecha, también ha llamado a la participación la conferencia episcopal francesa.
Una reforma aplazada por largo tiempo
La movilización homófoba fue la principal causa del fracaso del anterior intento de aprobar la apertura de la reproducción asistida. El fin de la prohibición del acceso para las parejas de mujeres y las mujeres sin pareja había sido durante años una de las banderas del Partido Socialista francés en materia de derechos LGTB, y de hecho la promesa formaba parte de su programa electoral para las elecciones de 2012. El propio expresidente François Hollande se posicionó, siendo aún candidato, a favor del cambio. Tras su elección, sin embargo, pasó a adoptar una posición ambigua, respondiendo cuando se le preguntaba una cosa u otra en función del auditorio que tuviera delante.
Pero no fue hasta 2014, tras la remodelación que convirtió a Manuel Valls en el nuevo primer ministro, cuando se anunció la renuncia a aprobar la modificación legal. Laurence Rossignol, que entró con Valls en el Gobierno francés como secretaria de Estado de Familia, recibió a los representantes de la Manif pour tous, ante los cuales adelantó la renuncia a modificar la reproducción asistida. Una posición que confirmó tras ser ascendida a ministra. Esperemos que, en esta ocasión, los homófobos no consigan doblegar la voluntad de los representantes políticos.
Es increíble que casi en los años 20 del siglo XXI existan aún prohibiciones así en democracias como Francia. En parte, dice mucho de lo poco que el activismo LGTB lucha por las familias LGTB en general. Y también de que parte de la población LGTB está, desgraciadamente, en contra de las familias LGTB y no tradicionales.