"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Cuatro clásicos españoles LGTB para ver en FlixOlé: críticas de «Mi querida señorita», «El diputado», «Vestida de azul» y «Las cosas del querer»

El cine español es mucho más variopinto y plural de lo que creen muchos, y aun así bastante menos de lo que debería, incluso de lo que cree ser. Así, bien entrado el siglo XXI, la representación LGTBIQ sigue brillando por su ausencia, pudiendo cada año contarse con los dedos de una mano las películas que nos incluyen. Por supuesto, hay excepciones, y curiosamente algunas de las obras más interesantes no son recientes, sino hijas de un tiempo mucho más LGTBófobo. En honor a ello, FlixOlé, la plataforma más comprometida con el cine español, incluye la colección «Visibilización, inclusión y diversidad: el cine LGTBIQ+», que incluye cintas tan representativas como Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (Pedro Almodóvar, 1980), La muerte de Mikel (Imanol Uribe, 1983), Segunda piel (Gerardo Vera, 1999), Krámpack (Cesc Gay, 2000), Antes que anochezca (Julian Schnabel, 2000) o Habitación en Roma (Julio Medem, 2010), así como las cuatro a las que me dedico hoy, seleccionadas tanto por su interés histórico como por su calidad cinematográfica y presentadas en orden cronológico.

Hoy en día, pocos son conscientes de que una de las primeras veces que España logró estar presente en la categoría extranjera de los Oscars tuvo lugar con una película de temática trans. Así, Mi querida señorita (1972) cuenta la historia de Adela Castro, que sabe que no es normal pero no entiende por qué: se afeita todos los días y siente atracción por su criada. Tras acudir al médico, empieza a ver la vida de otro color, algo que el director Jaime de Armiñán y su coguionista José Luis Borau plasman con una mezcla de respeto, valentía y honestidad que resulta inusitada para la época, aún franquista. Que el papel protagonista estuviera en manos de un actor trans sería mucho pedir para la época, pero al menos recae en un hombre, José Luis López Vázquez, coincidiendo con el sentir de Adela (pronto, Juan), que ya es más de lo que puede decirse de muchas producciones posteriores. Además, Julieta Serrano, jovencísima, está estupenda como la verdadera señorita de la función, protagonizando junto al protagonista un final lleno de luz y esperanza, en la línea de Con faldas y a lo loco (Billy Wilder, 1959) pero con el aliciente de abordar un tema mucho más serio.

Seis años después de Mi querida señorita se estrenó El diputado (1978), una de las mejores películas de uno de los grandes (y pocos) nombres del cine español LGTBIQ del siglo pasado, Eloy de la Iglesia. El gran José Sacristán (quien ese mismo año protagonizó, travestido, Un hombre llamado Flor de Otoño, de Pedro Olea) encarna a un diputado de izquierdas gay que, en las primeras elecciones democráticas, y en previsión del escándalo que va a acontecer (en resumen: le han chantajeado por ser lo que es), repasa su vida antes de ser elegido secretario general del partido. La película recibió la clasificación S tanto por su temática como por el contenido erótico, lo que dificultó su distribución, siendo aun así relativamente exitosa. Con ella, el director dejaba claro que la homofobia también está presente en la izquierda, lo que, medio siglo más tarde, sigue siendo un tema de viva actualidad. Curiosamente, poco después del estreno de la cinta, el liberal británico Jeremy Thorpe fue juzgado por conspiración e incitación al asesinato a raíz de su relación con un antiguo modelo, acontecimiento plasmado por la notable miniserie A Very English Scandal (Stephen Frears, 2018), donde lo encarna nada más y nada menos que Hugh Grant.

Avanzamos un quinquenio hasta el importantísimo estreno de Vestida de azul (1983). La idea inicial del director, Antonio Giménez Rico, era realizar una película de ficción, siguiendo los pasos de la interesante Cambio de sexo (Vicente Aranda, 1977) y la espantosa El transexual (José Jara, 1977), pero, durante la exhaustiva labor de documentación, se percató de que sería más rompedor grabar a las propias mujeres trans que estaba entrevistando: Loren, Eva, Tamara, Nacha, Renée y Josette. Y así fue cómo la sensibilidad se impuso al morbo en un documental de culto que aborda la prostitución, el espectáculo, las relaciones familiares y las intervenciones quirúrgicas desde seis perspectivas diferentes, todas valiosas. Inevitablemente dramática pero también muy divertida (gracias, claro está, al desparpajo de las protagonistas), la cinta acogió a su paso por salas un total de 248.081 espectadores, todo un logro considerando su tipología, pero pronto pasó al ostracismo. Diez años después, el director se planteó realizar una continuación, en honor a las dificultades que las carismáticas protagonistas seguían atravesando, pero lamentablemente no fue posible. La popular Valeria Vegas ofrece un exhaustivo análisis de todo esto en Vestidas de azul. Análisis social y cinematográfico de la mujer transexual en los años de la Transición española (2019).

Por último, y dejando pasar seis años, voy a hablar de Las cosas del querer (1989), una de las pocas producciones españolas queer de interés de los 80 no dirigidas por Almodóvar. Así, Jaime Chávarri nos traslada al término de la Guerra Civil (1936-1939), cuando un cantante gay (Manuel Bandera), un pianista (Ángel de Andrés López) y la novia de este, toda una artista (Ángela Molina, claro), forman un grupo musical en un ambiente retrógrado y peligroso para cualquiera que se salga de la norma. Nominada a siete premios Goya, tristemente sin incluir el principal y sin ganar finalmente ninguno, la película ofrece un despliegue visual delicioso, números musicales inolvidables y un reparto envidiable que, además del perfecto trío protagonista, incluye a Mary Carmen Ramírez, Amparo Baró, Santiago Ramos y María Barranco como geniales secundarios. Entre el melodrama, el musical y el costumbrismo brota un filme hipnótico y sorprendentemente entretenido que incluso inspiró una cuestionable secuela en la que, y ojo, porque viene spoiler, se ironiza sobre los amoríos homosexuales de Mario, ahora exiliado en Argentina.

Para celebrar este estupendo ciclo, FlixOlé ha decidido sortear dos suscripciones anuales entre los lectores de dosmanzanas. Para participar, solo tenéis que contarme en Twitter cuál es en vuestra opinión la mejor película española LGTBIQ de la historia.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

XHTML: Puedes usar las siguientes etiquetas para enfatizar texto o enlazar páginas: <em>Para texto en cursiva</em>, <strong>para texto en negrita </strong>, <a href="http://www.google.es" title="Un buscador"> Google<a> para enlazar páginas web, <del>para mostrar texto tachado</del>, <blockquote> para citar textos largos de varios párrafos</blockquote> y <q>para citar textos cortos de un solo párrafo</q>

Dosmanzanas quiere darte las gracias por dejar tu comentario en esta entrada, pero debe recordarte que la educación es la base fundamental para poder participar. No admitiremos los comentarios fuera de tono, con insultos o incitación a la violencia, o cuya finalidad sea provocar y distorsionar intencionadamente los debates. Dosmanzanas se reserva el derecho de borrar inmediatamente el comentario sin necesidad de notificarlo a su autor.