Un joven gay con VIH, acusado de mantener encuentros sexuales sin protección con 31 personas que desconocían su condición

Michael L. Johnson, un estudiante gay de la Universidad de Lindenwood, ha sido acusado de exponer deliberadamente a más de 30 de sus parejas sexuales al VIH. Una investigación policial ha permitido descubrir un total de 32 vídeos en el ordenador de Johnson en los que se ve al joven manteniendo relaciones sin protección con al menos 31 personas, a las que conoció en la escuela o a través de Internet, durante un período de cuatro meses. La policía cree que ninguno de ellos era consciente de estar siendo filmado o de que Johnson, de 22 años, era seropositivo.

Los hechos se remontan a principios de 2013, cuando un hombre contactó con el Departamento de Policía del condado de Saint Charles (Misuri) para denunciar que había sido diagnosticado con VIH y gonorrea alrededor de un mes después de mantener relaciones sexuales con Johnson en el dormitorio de este. La Policía inició entonces una investigación que se prolongaría durante cinco meses y que culminó con la detención de Johnson en octubre de 2013, acusándole de haber transmitido deliberadamente el virus a otra persona. En noviembre del mismo año, otros cuatro conocidos del joven notificaron a la Policía que habían mantenido relaciones sexuales con Johnson, lo que propició que se presentaran cargos adicionales de delito grave contra él.

La semana pasada, los investigadores encontraron en un ordenador portátil perteneciente a Johnson lo que parecen ser una serie de grabaciones de carácter sexual que se remontan a los días como estudiante del joven. Johnson usaba el seudónimo de “Tiger Mandingo” en muchos de sus perfiles en Internet, a través de los cuales solía difundir fotografías de sí mismo exhibiendo sus músculos.

Según Tim Lohmar, fiscal del condado de Saint Charles, la mayor parte de los vídeos fueron realizados en el campus de la Universidad de Lindenwood, de cuyo equipo de lucha libre formaba parte el joven. “Es más que seguro que un buen número de los vídeos encontrados fueron grabados en su dormitorio. Sabemos esto porque reconocemos los muebles”, asegura Lohmar, quien también insta a cualquier “víctima potencial” de Johnson a dar a conocer su caso. “No es solo una cuestión de seguridad individual, sino también un asunto de seguridad pública«, señala. Según una portavoz de la fiscalía, Johnson habría sido diagnosticado con VIH el 7 de enero de 2013.

Johnson aseguró a los detectives que le interrogaron que en el último año había tenido de cinco a diez parejas sexuales. De los documentos hallados en el ordenador se desprende que Johnson no llevaba ningún preservativo ni les dijo a las personas con quienes mantuvo relaciones que era portador del VIH. De hecho, dos de ellas llegaron a preguntarle a Johnson si tenía alguna enfermedad, a lo que él dijo que no. Por estos motivos, Johnson se enfrentaría a cinco cargos de imprudencia temeraria: un delito mayor de clase A (castigado en Misuri con penas de hasta 10 años de prisión) por contagio intencional o imprudente del VIH, y cuatro delitos mayores de clase B (con penas de entre cinco y quince años de cárcel) por exponer a una persona al riesgo de infección.

Se trata, pues, de otro caso en el que entran en juego la ética y el sentido común. En un país, Estados Unidos, donde se estima que más de 1,1 millones de personas están infectadas por VIH, y casi uno de cada seis desconoce ser portador del virus, se hace vital incidir en la necesidad de una concienciación pública sobre el riesgo de contraer esta infección mediante relaciones sexuales no protegidas.