Fallece a los 88 años Edie Windsor, cuya incansable lucha fue fundamental para la legalización del matrimonio igualitario en los Estados Unidos
El pasado 12 de septiembre ha fallecido, a los 88 años de edad, Edie Windsor, activista cuya lucha en defensa de las personas LGTB en los Estados Unidos ha sido fundamental para el reconocimiento de derechos como el matrimonio igualitario. Su empeño y determinación la llevaron a plantar cara a la administración federal y llevarla ante el Tribunal Supremo del país, que en 2013 concluyó dictaminando a su favor y declaró inconstitucional la sección 3 de la DOMA (Ley de Defensa del Matrimonio, en sus siglas en inglés), que impedía el reconocimiento federal de los matrimonios entre personas del mismo sexo celebrados en los estados donde eran legales. Por ello ha pasado a la historia de la lucha por los derechos LGTB en su país, y por ello, como no puede ser menos, le rendimos desde dosmanzanas nuestro más sentido homenaje.
Edith Windsor, conocida familiarmente como “Edie”, nació el 20 de junio de 1929 en Filadelfia, Pensilvania, en el seno de la familia Schlain, un modesto matrimonio de inmigrantes rusos. Licenciada en Matemáticas, inició su carrera profesional en IBM, donde desarrolló una exitosa labor en los departamentos de Arquitectura de Sistemas y Lenguajes de Programación. Alcanzó el más alto nivel en la compañía como analista de sistemas, aunque en años posteriores redujo su labor profesional para dedicarse en profundidad al activismo LGTB.
Tras un breve matrimonio con Saul Windsor, a quien conoció en la universidad y de quien tomó el apellido, Edie asumió definitivamente su condición de lesbiana y abandonó su ciudad de nacimiento para trasladarse a Nueva York. Allí conoció a Thea Spyer, una psicóloga holandesa, con quien comenzó una relación en 1965. Ambas empezaron a convivir y consolidaron un amor que perduró largamente. En 1993, cuando se legalizaron las uniones civiles para las parejas del mismo sexo en el estado de Nueva York, las dos se inscribieron el primer día, dando constancia de su deseo de formalizar su relación hasta donde las leyes lo permitieran.
Thea, que fue diagnosticada de esclerosis múltiple en 1977, padeció una grave afección cardiaca en 2002, siendo diagnostica de estenosis aórtica en 2007, fecha en que sus médicos le informaron que no sobreviviría a su enfermedad demasiado tiempo. Fue entonces cuando Thea y Edie decidieron que deberían contraer matrimonio. Como el estado de Nueva York no permitía el matrimonio igualitario por aquel entonces, acordaron casarse en Canadá, que sí lo hacía desde 2005. La ventaja estribaba en que Nueva York sí reconocía los matrimonios entre personas del mismo sexo celebrados en lugares donde estaba legalizado. Así, el 22 de mayo de 2007, Edie Windsor y Thea Spyer fueron declaradas legalmente esposas.
Lamentablemente, Thea falleció en 2009, momento en que también comenzó la lucha de Edie por sus derechos civiles como viuda LGTB. La administración federal le reclamó en concepto de impuesto de sucesiones la cantidad de 363.053 dólares (unos 305.500 euros), ya que había sido declarada heredera única de Thea. El motivo es que su matrimonio no era reconocido por la autoridad federal en aplicación de la sección 3 de la DOMA (Ley de Defensa del Matrimonio, aprobada por el Congreso estadounidense en 1996, durante el mandato presidencial de Bill Clinton), por estar formado por dos personas del mismo sexo. De no existir esta normativa, no hubiera tenido que pagar ningún impuesto, al estar exento de ello el cónyuge superviviente.
La lucha por los derechos civiles de las parejas LGTB
En 2010, Edie interpuso una demanda contra la administración federal ante el Tribunal del Distrito Sur de Nueva York, denunciando que había sido objeto de “un trato diferenciado sin justificación, en comparación con otras parejas en situación similar”. En 2012, la juez Barbara S. Jones dictaminó a su favor, declarando inconstitucional la sección 3 de la DOMA y condenando a la administración federal a la devolución del dinero recaudado, más impuestos. Tras la interposición de un recurso por parte del Estado, la Corte de Apelaciones del 2º Circuito confirmó la sentencia de la juez Jones a finales de ese mismo año.
La autoridad federal, sin embargo, decidió llevar el caso ante el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, que en junio de 2013 emitió una resolución histórica para los derechos LGTB en los Estados Unidos, declarando definitivamente la inconstitucionalidad de la sección 3 de la DOMA. El dictamen no solo afectaba a Edie Windsor, sino que obligaba a la administración federal a reconocer todos los matrimonios entre personas del mismo sexo celebrados en los estados o demarcaciones donde estaban permitidos, con la consiguiente repercusión en ámbitos como el fiscal, el migratorio o las pensiones. También suponía el acceso a los beneficios sociales para los empleados federales.
En aquellos momentos, una Edie Windsor emocionada, hacía unas declaraciones que concluía con un recuerdo a su fallecida esposa: “Si tenía que sobrevivir a Thea… ¡Qué forma tan gloriosa de hacerlo! ¡Ella estaría tan contenta!”. Por algo ambas habían trabajado por los derechos LGTB conjuntamente, alentadas por los sucesos de Stonewall, desde 1969, formando parte de distintas asociaciones desde entonces. El riesgo que corrió al demandar a la administración federal, pues de haberse resuelto en su contra se tendría que haber hecho cargo de una abultada cantidad en concepto de honorarios legales, fue el colofón de una vida dedicada al activismo.
La sentencia del “caso Windsor” fue, además, el preámbulo de la resolución del “caso Obergefell”, que legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo en todo el ámbito de los Estados Unidos. En ambos casos, los jueces del Tribunal Supremo que votaron a favor de los derechos LGTB fueron los mismos: Stephen Breyer, Elena Kagan, Ruth Ginsburg, Sonia Sotomayor y el ponente Anthony Kennedy. También fueron idénticos los opositores: Samuel Alito, Antonin Scalia, Clarence Thomas y el presidente del Supremo, John Roberts. Los argumentos del juez Kennedy (que, a pesar de su cariz conservador, ha sido el ponente de las más importantes sentencias favorables a los derechos LGTB en los Estados Unidos) fueron parecidos en ambas sentencias, de tal manera que “Obergefell” se puede considerar indudablemente como la consecuencia inevitable de “Windsor”.
Tal es la relevancia de la lucha de Edie Windsor, y así es como, en ocasiones, el empeño y determinación de una persona concienciada puede cambiar las vidas de miles. Por ello, desde dosmanzanas rendimos homenaje a la memoria de la gran activista que fue Edie Windsor, y damos nuestro más sentido pésame a su viuda, Judith Kasen, con quien contrajo matrimonio el pasado 2016.
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Calibán
...así que despierto y lloro por seguir soñando.