"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Botsuana reconoce por primera vez la identidad de género de una persona trans

La oficina del Registro Civil de Botsuana anunció el pasado martes que facilitará un nuevo documento de identidad a un hombre trans en el que quede consignado el género con el que este se identifica. La decisión llega más de dos meses después de la sentencia del Alto Tribunal del país que ordenaba el cambio de “femenino” a “masculino” en la mención del sexo del demandante. La Administración ha revertido su decisión inicial de recurrir el fallo judicial. Se trata de la primera vez que se reconoce este derecho en el país africano y puede sentar un precedente para otros casos similares.

Buenas noticias desde Botsuana, uno de los pocos países africanos que tímidamente da algunos pasos hacia el reconocimiento de los derechos de la ciudadanía LGTB. El Registro Civil ha informado de que procederá a la modificación del género legal de un hombre trans que acudió a la Justicia para que le reconociera este derecho. La decisión administrativa, que se hará efectiva antes del próximo día 18 de diciembre, pone fin a un proceso que se ha alargado durante diez años.

N.D., el demandante del que solo se conocen sus iniciales, reclamó ante los tribunales el reconocimiento administrativo de su género. Tras una larga batalla legal, el Alto Tribunal de Botsuana le dio la razón el 29 de septiembre de este año. El juez Nthomiwa dictó entonces que “el reconocimiento de la identidad de género del demandante está en el centro de su derecho fundamental a la dignidad”. “La identidad de género”, proseguía la sentencia, “constituye el núcleo del propio sentido del ser y es una parte integral de la identidad de una persona”. Por tanto, “el reconocimiento legal de la identidad de género del demandante es parte del derecho a la dignidad y a la libertad de expresarse de la forma con la que se encuentre cómodo”.

La sentencia del Alto Tribunal no tuvo una traslación inmediata a la práctica, porque el representante del Registro Civil anunció que la recurriría ante la Corte de Apelaciones. El mandato quedó por tanto en el aire hasta que, el pasado martes, la Administración se desdijo y aseguró que no presentaría ningún recurso y que facilitaría a N.D. sus nuevos documentos antes del próximo 18 de diciembre. “Nunca fue tan dulce un final”, ha declarado el demandante, que espera que el fallo ayude a otros en su situación “a vivir su vida con dignidad”.

Es el caso de la activista trans Ricki Kgositau, que también recurrió a la Justicia en agosto para que le reconozca su identidad de género. La sentencia favorable a N.D. podría ser un precedente favorable en la resolución de su caso, cuya vista en el Alto Tribunal se celebrará el próximo martes 12 de diciembre. Así lo espera el Southern Africa Litigation Centre, una ONG pro derechos humanos que ha prestado asistencia jurídica a ambos.

Un código penal heredado de la época colonial

El código penal de Botsuana, heredado como otros muchos de la época colonial británica, castiga el “conocimiento carnal contra natura” con un máximo de siete años de prisión. En este país africano limítrofe con Namibia, Sudáfrica y Zimbabue y considerado uno de los más desarrollados y democráticos de la región, la homosexualidad sigue teniendo sin embargo una consideración social negativa y suele ser rechazada como “antiafricana”.

Por otra parte, las altísimas tasas de prevalencia del VIH, que alcanzan casi a uno de cada cuatro adultos en el país, han impulsado tímidas iniciativas para impedir su propagación entre los hombres que tienen sexo con hombres. Por ejemplo, en 2011 se presentó una propuesta ante la Asamblea Nacional para proveer de condones a los presos en las cárceles de hombres. Una iniciativa que, sin embargo, se topó con el rechazo frontal del vicepresidente de la cámara Pono Moatlhodi, que llegó a afirmar que si de él dependiera, haría matar” a los homosexuales.

En sentido contrario, el expresidente Festus Mogae criticó la estigmatización de las personas LGTB que según él impedía luchar eficazmente contra la pandemia. Mogae afirmó haber instruido a la policía para no actuar contra gais y lesbianas, pero justificó el mantenimiento del código penal homófobo en la opinión mayoritaria de la población, contraria a la despenalización. El activista Youngman, por su parte, ya llevó esta provisión ante la justicia en 2011, sin que de momento haya tenido éxito en su empeño.

El año pasado se conseguía una pequeña victoria con el fallo a favor del reconocimiento legal de la asociación de defensa de los derechos LGTB LEGABIBO. El registro ya había sido convalidado por el Alto Tribunal en noviembre de 2014, pero el Gobierno botsuano recurrió entonces la sentencia. La Corte de Apelaciones dio la razón a LEGABIBO y estimó que promover los derechos humanos y defender la derogación de las leyes que penalizan la homosexualidad no es ilegal, y que ser homosexual tampoco lo es.

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