Retirado el proyecto de ley para prohibir, por fraude al consumidor, las «terapias» de conversión en California
El proyecto de ley para prohibir las peligrosas «terapias» reparadoras de la homosexualidad en California por fraude al consumidor entra en vía muerta. Evan Low, el representante demócrata promotor de la medida, ha decidido retirarla después de que ambas cámaras legislativas la aprobaran y antes de remitirla al gobernador del estado para que la firmara. Low tomó la decisión de paralizar el proyecto tras reunirse con representantes de grupos religiosos, que lo animaron a «encontrar una posición común». Asegura que en el próximo periodo de sesiones introducirá una propuesta modificada para conseguir el máximo consenso.
Jarro de agua fría: el estado de California da marcha atrás en su propuesta de prohibir, con carácter general, las peligrosas e inútiles «terapias» de conversión. La iniciativa suponía una novedad respecto a leyes similares en otros estados, cuyo objetivo es la protección de los menores, pero que dejan campo libre a la aplicación de este tipo de intervenciones en mayores de edad a los que se les reconoce la capacidad de consentir libremente sobre ellas. En el proyecto de Low, el foco se ponía sobre el hecho de que este tipo de intervenciones supone un fraude, ya que se han mostrado ineficaces para cambiar la orientación sexual o la identidad de género de una persona, y por tanto no podrían anunciarse ni ofrecerse como parte de ninguna cartera de servicios con la promesa de conseguir «revertir» la homosexualidad o la transexualidad. Se trata, en este sentido, de proteger los derechos de los ciudadanos como consumidores.
El proyecto de ley fue aprobado el pasado 19 de abril por la Asamblea de California por 50 votos a favor (la mayoría demócratas) y 18 en contra (todos ellos republicanos). Se registraron además 10 abstenciones/ausencias. En el Senado estatal, recibió 25 apoyos frente a 11 votos en contra el pasado 16 de agosto. Era previsible, por tanto, que se convirtiera en ley (habría contado con el respaldo del gobernador demócrata Jerry Brown), y más teniendo en cuenta que goza del respaldo de organizaciones profesionales como la Academia Americana de Pediatría o la Asociación de Psicólogos de California.
Pero las buenas expectativas se vinieron abajo este martes, cuando Evan Low anunciaba que no enviaría al gobernador el proyecto aprobado por las cámaras. El representante se acababa de reunir con líderes religiosos, los cuales, a pesar de reconocer la «peligrosidad» de estas prácticas, lo habrían convencido para que pospusiera su tramitación en aras de «encontrar una posición común». En un comunicado, Low basó su decisión en la necesidad de un diálogo reposado para que la medida recabe el mayor apoyo posible sin la presión temporal que supone la próxima disolución del parlamento (en noviembre se celebrarán elecciones legislativas). Asegura que introducirá una versión modificada de su iniciativa durante la próxima legislatura que pretende que se convierta en modelo para otros estados. Sea como fuere, los representantes religiosos contrarios al proyecto ya han celebrado su retirada como una victoria.
Haciendo un poco de historia, conviene precisar que California ya fue el primer estado de Estados Unidos en prohibir el uso de las «terapias» reparadoras o de conversión en menores de edad en 2012, no sin controversia. La siguieron el también estado de Nueva Jersey (varios meses después), Washington D.C. (cuyo Consejo legislativo aprobó la norma por unanimidad en 2014) y los estados de Oregón, Illinois, Vermont, Nuevo México, Rhode Island, Nevada, Connecticut, Washington, Hawái, Maryland y Delaware. Además, el pasado 8 de junio, el gobernador republicano de New Hampshire, Chris Sununu, firmaba una ley similar a la de Delaware y que entrará en vigor el 1 de enero de 2019. Hay además varias ciudades que haciendo uso de sus competencias locales han promulgado normas similares.
En Europa, Malta fue pionera
En Europa la pionera ha sido Malta, que aprobó una ley en este sentido en diciembre de 2016. Hace unos meses informábamos de cómo Irlanda y el Reino Unido también están dando pasos en la misma dirección. A principios de este mes, el Gobierno británico anunció un Plan de Acción LGTB que contempla la prohibición total de las «terapias» reparadoras, que califica de «prácticas aberrantes». En España, mientras tanto, la prohibición de este tipo de intervenciones ha sido ya contemplada en varias normas autonómicas y es una de las disposiciones que prevé la futura ley en favor de la igualdad y no discriminación de las personas LGTBI, actualmente en discusión en el Congreso de los Diputados (aunque el PP intentó «colar» una proposición alternativa, en forma de enmienda a la totalidad, que no contemplaba este aspecto).
En cualquier caso, merece la pena recordar que el Consejo General de la Psicología, órgano coordinador y representativo de los Colegios Oficiales de Psicólogos de todo el país, emitía hace un año y medio un comunicado en el que recordaba que las intervenciones que prometen «curar» la homosexualidad carecen de fundamento. No es ninguna novedad, pero en estos momentos en los que la promoción de este tipo de intervenciones parece reverdecer en nuestro país (casos recientes como el de la «terapeuta» Elena Lorenzo, las charlas de Jokin de Irala o de Richard Cohen así parecen indicarlo) toda aclaración es bienvenida.
«No» rotundo de los especialistas a las «terapias» reparadoras
A nivel internacional, ya en marzo de 2016 tenía lugar un histórico pronunciamiento de la Asociación Mundial de Psiquiatría en contra de las terribles «terapias» reparadoras, intervenciones que no solo se han mostrado ineficaces para cambiar la orientación sexual de una persona, sino que resultan muy peligrosas (los riesgos incluyen depresión, ansiedad y comportamiento autodestructivo). Prácticas contra las que ya antes se habían pronunciado numerosas organizaciones profesionales.
Respecto al reto que suponen aquellas personas adultas que movidas por su fe religiosa conservadora acuden por voluntad propia a las consultas para cambiar su orientación sexual, ya desde hace años la Asociación Americana de Psicología recomienda ser «honestos» con ellos respecto a su eficacia, considerando que el objetivo en estos casos debe ser favorecer, sin imposiciones, la aceptación de la propia realidad. Posibles estrategias que sugería Judith Glasshold, la presidenta del comité que en 2009 revisó la evidencia disponible hasta esa fecha, eran insistir en determinados aspectos de la fe religiosa, como la esperanza y el perdón, frente a la condena de la homosexualidad, sugerir el acercamiento a confesiones religiosas que sí aceptan la realidad LGTB o, los casos más recalcitrantes, valorar la adopción del celibato como estilo de vida sin pretender cambiar la orientación.