"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

La justicia federal revoca dos normas contra las pseudoterapias de conversión en Florida

Preocupantes noticias desde Estados Unidos. La Corte de Apelaciones del 11º Circuito, con jurisdicción sobre los estados de Alabama, Florida y Georgia, ha declarado inconstitucionales dos leyes contra la práctica en menores de las pseudoterapias «reparadoras» de la homosexualidad. Se trata de dos normas de carácter local aprobadas por la ciudad de Boca Ratón y el condado de Palm Beach, al que esta pertenece. La sentencia, tomada por mayoría de dos juezas del panel frente a una, considera que la prohibición de ofrecer dichas dañinas prácticas vulnera el derecho a la libertad de expresión de los terapistas que las promocionan. Un fallo que limita seriamente la posibilidad de aprobar nuevas leyes del mismo tipo en dichos estados y entra en contradicción con sentencias previas de las Cortes de Apelaciones del Noveno y del Tercer Circuito.

En 2017, la ciudad de Boca Ratón y el condado de Palm Beach, en el que esta se encuentra, aprobaron sendas leyes para prohibir las mal llamadas «terapias» reparadoras o de conversión de la homosexualidad en menores. Se basaron para ello en el consenso científico, que desde hace ya varios años rechaza de plano estas prácticas por ineficaces y peligrosas para la salud mental. Dos terapistas afectados por la reforma, Robert Otto y Julie Hamilton, llevaron la norma a los tribunales. Alegaron que sus métodos no animan a los menores a cambiar su orientación sexual… a no ser que expresen su deseo de hacerlo.

En primera instancia, la justicia rechazó el recurso de Otto y Hamilton. Los demandantes recurrieron y el pasado viernes, un panel de tres juezas de la Corte de Apelaciones del 11º Circuito, con jurisdicción sobre Alabama, Florida y Georgia, acabó dándoles la razón. La opinión mayoritaria que se impuso fue la de las magistradas Britt Grant y Barbara Lagoa, ambas nombradas por el todavía presidente Donald Trump. La ponente Grant, aun reconociendo la inutilidad y el riesgo de las pseudoterapias «reparadoras», rechazó su prohibición por considerar que su práctica está protegida por el derecho a la libertad de expresión que ampara la Constitución estadounidense. Lagoa suscribió esta posición.

La tercera jueza del panel, Beverly Martin, rechazó la argumentación de sus compañeras. Martin, nombrada por el expresidente Barack Obama, aludió a una «montaña de pruebas rigurosas» sobre los peligros de las «terapias» de conversión en menores y defendió que su prohibición entra dentro del rango de limitaciones a la libertad de expresión que permite la ley. Una opinión que comparten las autoridades locales que propusieron los vetos a estas prácticas, que las consideraron sujetas a las regulaciones previstas para la práctica profesional de la terapia psicológica.

El fallo de la Corte de Apelaciones del 11º Circuito crea un peligroso precedente que dificultará la aprobación de normas similares en otros territorios de los tres estados sobre los que tiene jurisdicción (Alabama, Florida y Georgia). Además, entra en conflicto con dos sentencias de las Cortes de Apelaciones del Noveno y del Tercer Circuito que respaldaron las prohibiciones a las pseudoterapias «reparadoras», por lo que es posible que el asunto termine en un Tribunal Supremo de abrumadora mayoría conservadora (6 a 3). Veinte estados, además del Distrito de Columbia, Puerto Rico y numerosas autoridades locales han aprobado medidas para vetar estas prácticas.

«No» rotundo de los especialistas a estas peligrosas intervenciones

Desde dosmanzanas no nos cansaremos de insistir en la inutilidad y los riesgos de las «terapias» de conversión. Como recogimos en la página, en marzo de 2016 tenía lugar un histórico pronunciamiento de la Asociación Mundial de Psiquiatría en contra de este tipo de prácticas, que no solo se han mostrado ineficaces para cambiar la orientación sexual o la identidad de género de una persona, sino que resultan muy peligrosas (los riesgos incluyen depresión, ansiedad y comportamiento autodestructivo). De hecho, ya antes numerosas organizaciones profesionales se habían posicionado en contra.

Respecto al reto que suponen aquellas personas adultas que movidas por su fe religiosa conservadora acuden por voluntad propia a las consultas para cambiar su orientación sexual, ya desde hace años la Asociación Americana de Psicología recomienda ser «honestos» con ellos respecto a su eficacia, considerando que el objetivo en estos casos debe ser favorecer, sin imposiciones, la aceptación de la propia realidad. Posibles estrategias que sugería Judith Glasshold, la presidenta del comité que en 2009 revisó la evidencia disponible hasta esa fecha, eran insistir en determinados aspectos de la fe religiosa, como la esperanza y el perdón, frente a la condena de la homosexualidad, sugerir el acercamiento a confesiones religiosas que sí aceptan la realidad LGTB o, los casos más recalcitrantes, valorar la adopción del celibato como estilo de vida sin pretender cambiar la orientación.

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