"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Dominación y marginalidad: críticas de las novelas de (valiente) temática gay «Box Hill» y «La vida lenta»

Inexplicablemente, todavía son pocas las novelas extranjeras con protagonistas gais que se traducen al castellano, con lo que las dos a las que me dedico hoy, ambas brillantes, merecen toda nuestra atención. Box Hill y La vida lenta están narradas con valentía y honestidad desde las entrañas de dos autores que tienen todavía muchísimo que decir.

Nacido en Londres en 1954, Adam Mars-Jones es autor de las novelas The Waters of Thirst, Pilcrow y Cedilla; el ensayo Noriko Smiling y las memorias Kid Gloves, además de crítico cultural. Merecedor del Premio Fitzcarraldo de Novela, Box Hill (2020) es su primer trabajo traducido al español (bravo por Temas de Hoy y el traductor Julián Viñuales). En inglés, se publicó el año pasado, tras pasar dos décadas en un cajón. Y es que es una obra tan arriesgada que pocos habrían osado sacarla antes, sobre todo sin haberse ganado antes la fama de otro modo. Box Hill nos traslada a 1975, al domingo del decimoctavo cumpleaños de Colin, quien, paseando por el inquietante lugar que da nombre al libro, tropieza accidentalmente con Ray, un motociclista que duerme la siesta debajo de un árbol y lo invita, por así decirlo, a probar la fruta prohibida. De este modo brota una perturbadora relación de amor y dominación que, narrada con sumo lujo de detalles por la parte dominada, no dejará indiferente a nadie.

Entretanto, La vida lenta (La vie lente, 2019) nos lleva al París posterior a los atentados de 2015, cuando Munir, de origen marroquí, vive en situación de precariedad. Acaba de mudarse a un barrio burgués de la capital y su ruidosa vecina, de 80 años (justo el doble que él), no lo deja dormir. Los enfrentamientos se encadenan y la policía entra en juego, pero es en la honestidad con que Abdelá Taia desgrana el sentir de ambos, así como la habilidad con que va introduciendo otros personajes importantes en la vida del protagonista (incluyendo, claro está, sus amores imposibles), donde reside la fuerza de una bellísima novela sobre la marginalidad. El autor nació en Salé, al noroeste de Marruecos, en 1973 pero vive en París desde 1998 y es allí donde ha desarrollado su obra, siempre en francés, incluyendo un total de seis novelas más: Mi MarruecosLe Rouge du tarboucheEl Ejército de Salvación (adaptada al cine por él mismo), Una melancolía árabeEl día del rey e Infieles. La que nos ocupa vio la luz hace dos años en Francia y el pasado en España de la mano de la editorial Cabaret Voltaire, bajo excelente traducción de Lydia Vázquez Jiménez.

En momento de narrativas reiterantes y ediciones descuidadas, Box Hill y La vida lenta sobresalen por la elegancia tanto de su prosa como de su envoltorio, conformándose como dos piezas imprescindibles de toda biblioteca gay contemporánea que se preste.

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