"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Emigrante y homosexual

Contra naturaSólo los más audaces son capaces de abandonar su país, costumbres, modo de vida y raíces para buscar un futuro mejor en un país desconocido a miles de kilómetros del suyo. En la mayoría de los casos son motivos económicos los que impulsan esta valiente aventura, pero en los últimos años, al abrigo de las nuevas leyes promulgadas en España, son muchos los inmigrantes homosexuales que vienen a nuestro país buscando algo tan elemental como la libertad. No me puedo imaginar el doble exilio al que se han visto sometidas estas personas: por una parte, y en primer lugar, el exilio de la invisibilidad que tuvieron que padecer en sus países de origen como consecuencia de su orientación sexual; y por otra, en segundo término, el puro exilio laboral, político, la separación de su país de origen para buscar una tierra de promisión y empezar de cero una nueva vida.

Es muy difícil imaginar lo duro que debe ser para un inmigrante homosexual realizar un viaje de esta envergadura. Aunque más que un viaje podríamos llamarlo un proceso, un proceso que empezaría por el difícil trago de aceptar tu propia homosexualidad en un país profundamente homófobo – tener la inteligencia y el coraje de llegar a comprender que todo lo que siempre te han dicho sobre tu orientación sexual es falso, y hacerlo sin haber tenido referentes positivos-, luego tomar la dificilísima decisión de hacer un viaje a un país desconocido, muy lejos, en el que unas leyes avanzadas y la pura libertad te permitirán tener una vida afectiva y sexual plena. Engañar a tu familia y amigos diciéndoles que te vas lejos para buscar un futuro laboral mejor porque en tu país no hay trabajo (nunca entenderían tus verdaderas razones). Gastar una suma importantísima de dinero en un billete de avión rumbo a un país completamente desconocido, con unos pocos ahorros en el bolsillo ganados con un sueldo escaso y la perseverancia de meses o años. Llegar a una gigantesca ciudad desconocida, buscar una pensión barata o un piso compartido con otros apátridas como tú. Encontrar rápidamente un trabajo, – que será duro y mal pagado -, entre la selva de abusos y precariedad que es el mercado laboral de nuestro país, especialmente para los inmigrantes. Trabajar de sol a sol por un sueldo que al principio te parecerá grande pero que no lo es tanto en una ciudad inimaginablemente cara. Enfrentarte a la pesadilla de poner en regla tus papeles. Sentirte solo, dolorosamente solo, porque tus conciudadanos, con los que en principio podrías tener algún vínculo, son tan homófobos como los que dejaste al otro lado del océano. Dar el difícil paso de ir a alguna asociación homosexual, de la que has leído en la red que te acogerán con los brazos abiertos. Aparecer allí como desamparado, como desorientado, sin hacerte una idea por muy remota que sea de lo que te vas a encontrar. Tener que crear nuevos vínculos con personas que tienen otro modo de vida, otras costumbres, otro acento e incluso otra forma de hablar y de pensar. Adaptarte a una nueva vida que por mucho que hayas deseado te resultará demasiado nueva, demasiado extraña. Con suerte, conseguir crear vínculos: amigos, pareja… el sexo, por fin. Sin suerte: sobrevivir a la decepción, al abuso, a la extrañeza de un mundo que no es exactamente como imaginabas, pero del que ya no podrás ni querrás marcharte.

Pero hay inmigrantes que han huido de sus países en una situación todavía peor, los hay que al exilio laboral y al exilio al que les impele la homofobia habría que añadirle un tercer exilio: el de padecer el sida. Los hay, y no son pocos, que huyeron de su tierra para sobrevivir a una enfermedad que allá no recibe tratamiento: se fueron porque hay un fuerte instinto en la naturaleza humana que nos arrastra a la supervivencia. ¿Alguien se puede imaginar lo que es vivir una situación así? Nadie, excepto ellos.

Todo el cariño, toda la ayuda y toda la solidaridad que les pudiéramos prestar, a todos ellos, serían insuficientes.

rafael.rodriguez.dm@gmail.com

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Comentarios
  1. nosololopienso
  2. bruno
  3. elputojacktwist
  4. Miss Nancy

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